Hace pocas semanas tuve la ocasión de compartir mesa y escuchar a Nicolás Sartorius, preso político durante el franquismo por defender la democracia y el sindicalismo libre.
Nicolás tiene de sobra demostrada una trayectoria ejemplar dentro de la izquierda democrática de este país. La jornada se centró en la posición del sindicalismo confederal y los retos del presente y del futuro desde la perspectiva de la izquierda. He de decir que, en lo personal, escuchar su intervención me sirvió para reforzar mi convicción del valor del papel del sindicalismo de clase y sociopolítico, frente a las opciones corporativas. Y desde el punto de vista político, para reafirmarme en la necesidad de un cambio de rumbo de las actuales políticas gubernamentales. Solo con gobiernos que representen a la mayoría trabajadora se podrá aspirar a vivir en una sociedad con más oportunidades, más justa e igualitaria.
Nicolás nos habló de las contradicciones de la izquierda en Cataluña y de los problemas que se están generando en la salida del conflicto dejando de lado el contrato social y olvidando a las personas más desfavorecidas. De la apuesta por un modelo de estado federal cooperativo y solidario. De la globalización imparable y de lo que va a suponer la revolución digital en el futuro.
De la reivindicación de un modelo en el que las personas estén por delante de los intereses económicos; de la necesidad de apostar por la ciencia, el conocimiento y la tecnología para no perder el tren futuro; de la necesidad de preservar el medio ambiente apostando por un modelo energético sostenible medioambiental, social y económicamente.
De los problemas que generan las desigualdades en las personas más vulnerables.
De la lucha contra el machismo, que ataca el respeto y fomenta la desigualdad de las mujeres.
De la importancia de la fiscalidad y los impuestos para la sostenibilidad de unos servicios públicos esenciales como la sanidad, la educación, la dependencia.
Del derecho de huelga como mecanismo de defensa de la clase trabajadora; de la defensa desde el sindicalismo de clase de un sistema público de pensiones que garantice su viabilidad para el futuro.
De la necesidad de combatir el populismo y el nacionalismo, puesto que los sindicatos de clase siempre hemos sido y deberemos seguir siéndolo internacionalistas y realistas.
De cómo entender y atender las nuevas realidades de trabajo y ver cómo el sindicalismo organiza a estos trabajadores. De la necesidad de promover como sindicato el espíritu de clase y de solidaridad...
En definitiva, Nicolás ha sido y seguirá siéndolo un referente político sindical ejemplar.
Bajo mi punto de vista, en la actualidad los partidos de la izquierda están divididos y desorientados; y mientras no busquen espacios de confluencia para avanzar en lo que he relatado anteriormente, las opciones de corte liberal seguirán jugando en los terrenos de la Champions, mientras que los de izquierdas tendrán que seguir jugando en el solar del barrio. De no conseguir convencer a los partidos políticos y la sociedad en general de ello, las consecuencias serán catastróficas para los intereses de los más desfavorecidos.
Por todo ello, este Primero de Mayo los sindicatos de clase una vez más tenemos la oportunidad de reivindicar en todas las calles de nuestro país la necesidad de poner el foco en el contrato social y en la gente; y de reafirmar que solo con políticas de izquierdas podremos conseguir unas condiciones laborales y sociales dignas. Estos son los verdaderos intereses de la clase trabajadora.
¡Viva el 1º de Mayo!
Ángel León Muñoz, secretario general de CCOO-Industria en Castilla-La Mancha