El estado de alarma decretado en el país desde hace ya más de tres semanas, y que se extenderá como mínimo hasta el próximo 26 de abril, ha obligado a parar a todas las actividades que se consideran no esenciales por la pandemia del coronavirus, aunque volverán a abrir desde el próximo 10 de abril. Entre ellas se encuentran la de los comercios minoristas, que tienen su excepción en los establecimientos de alimentación quienes sí continúan abasteciendo a la población como es el caso de Alimentación Aranda, en el Casco Histórico de Toledo, y Frutería y Verduras Paseo de la Rosa, en Santa Bárbara.
"La gente que antes estaba yendo a los supermercados grandes viene ahora a la tienda pequeña a comprar, por cercanía. Se dan cuenta que tenemos de todo", nos cuenta Fernando Aranda, gerente del mencionado establecimiento del barrio antiguo de la capital regional sobre su experiencia durante esta cuarentena, en la que también sigue trabajando en la otra tienda de alimentación que gestiona en la calle San Cipriano desde hace dos décadas. Largas jornadas laborales que compensa el aplauso que le brinda su hijo de 7 años cuando vuelve a casa cada día.
En ambas tiendas de barrio, al igual que en la del Paseo de la Rosa -regentada por un matrimonio que prefiere no hacer públicos sus nombres en este artículo-, se palpa la incertidumbre y la preocupación de la ciudadanía por la situación de confinamiento que vivimos y que está cambiando nuestros hábitos y comportamientos sociales cuando, por justificada necesidad, salimos de casa. La prevención sanitaria con el uso de guantes y mascarillas o la distancia de seguridad, así como una gratitud más enérgica por parte de la clientela a los trabajadores de estas tiendas de barrio son ejemplos de esta particular 'metamorfosis'.
Alimentación Aranda, que se sitúa en una sala de unos 80 metros cuadrados y dispone también de una pequeña carnicería, está teniendo "muchísimo trabajo estos días", sobre todo por el aumento de pedidos a domicilio, un servicio que ya ofrecía anteriormente y que les está suponiendo un sobresfuerzo debido a algunos pedidos "supervoluminosos". "No vamos a dejar tirada a la gente mayor", asevera no obstante Fernando sobre la ausencia de habituales clientes de mayor edad o personas de riesgo que han dejado de ir a la tienda para prevenir posibles contagios de COVID-19.
La lejía, el papel higiénico... ¿hay problemas de desabastecimiento?
Respecto a la demanda de productos, el gerente de este establecimiento del Casco apunta que está empezando a haber "problemas con la lejía". "No me extrañaría que en un tiempo no haya. Yo voy a un hipermercado grande y llevan sin tener lejía 15 días. Me surto de otros mayoristas aquí en Toledo y están teniendo problemas. En algunos supermercados ya solo dejan llevarse una unidad a cada cliente", cuenta el comerciante que dice también que aunque los estantes de papel higiénico "se vacían enseguida", tienen suficientes existencias de este producto.
Una de las recomendaciones que se hizo llegar a la población para hacer compras de primera necesidad fue priorizar el uso de la tarjeta de crédito en lugar del dinero en efectivo para pagar. Una alternativa que llevan a cabo muchos más clientes que antes, a pesar de que la Oganización Mundial de la Salud (OMS) indicó que el dinero en metálico no es un foco de contagio del coronavirus.
En este sentido, destaca que se protegen en base a la información divulgada por las autoridades sanitarias y los materiales que ellos mismos han podido conseguir ya que "ningún estamento se ha dirigido para establecer un protocolo" con el que atender al público en sus comercios, así como tampoco les han proporcionado guantes o mascarillas. "No hay en ningún sitio y estamos despachando al público", lamenta el comerciante, que subraya no obstante que ningún trabajador en sus tiendas ha presentado síntomas de la enfermedad.
También dice encontrarse bien de salud el matrimonio que desde hace diez años abrió la tienda Frutas y Verduras Paseo de la Rosa, en Santa Bárbara. Ambos, de origen marroquí, decidieron emprender este negocio ante la escasa oferta laboral de los peores años de la crisis económica. Desde entonces, llevan ganándose el cariño del barrio, que se ve acrecentado en estos días en los que continúan prestando un servicio esencial a sus vecinos y vecinas.
Clientela responsable
En su tienda, cuentan, la lejía, la harina, la levadura el pape higiénico, el pan de molde o, sobre todo, las barras de pan son algunos de los productos que más se están comprando en la cuarentena. Ambos valoran la responsabilidad de la clientela para mantener la distancia de seguridad, tanto dentro como fuera de la tienda -en la que como máximo están dos personas comprando a la vez-, así como el uso de guantes y las cada vez más habituales mascarillas.
En las últimas semanas están conociendo nuevos clientes, personas que "trabajaban fuera o solían hacer sus compras en el supermercado", y también están notando la ausencia de personas mayores que acude habitualmente a comprar esta tienda y a quienes ahora les hacen los recados "sus hijos o nietos", preocupados por su salud al igual que también están los familiares del matrimonio en Marruecos. "Allí, no hay tantos contagiados -menos de 900 hasta este fin de semana-, pero a las seis de la tarde está todo cerrado y no se sale a ningún sitio".
Ambos difieren en "el miedo" que pueden sentir ante esta pandemia, aunque comparten la preocupación por la posibilidad de contagiarse. "Si hay que cerrar se cierra, no hay problema, lo pasaríamos como todo el mundo. Si pasamos hambre, pasamos hambre juntos. No tenemos miedo de eso, pero sí del coronavirus".