Creer que el hombre es por naturaleza superior a la mujer es una lacra denominada machismo que se refleja en la sociedad actual por medio de diversas actitudes, creencias y comportamientos que afectan en muchos aspectos de la vida familiar, cultural o política, entre otros ámbitos. El machismo puede ser también un compañero de viaje que no entiende de fronteras ni de nacionalidades, una manera de pensar que se adapta incluso al entorno en el que vives.
Muchos de los problemas y atrocidades asociadas al machismo que vivimos en la sociedad española conviven también con otras manifestaciones agravantes contra mujeres de otras nacionalidades y arraigadas a otro tipo de cultura que, quizá, dificultan aún más su visibilización y denuncia.
Koman Koita, secretario del Consejo de Juventud de Mali en España, lleva viviendo en la localidad toledana de Recas desde el año 2003, un municipio en el que casi un tercio de su población es extranjera. Ha trabajado como mediador cultural por medio de diversos proyectos de la Fundación Simetrías en Castilla-La Mancha, en especial con el empoderamiento de las mujeres y el rechazo contra la mutilación genital femenina de niñas migrantes en Europa, y también en la lucha por la igualdad y la integración de familias y comunidades africanas en España.
Con su experiencia y el trabajo que realiza en este ámbito, Koita comparte su reflexión acerca de las distintas formas de machismo que se dan también en países africanos como el suyo o también en algunas de las familias que han venido a vivir a municipios como el de Recas, donde afirma que también "existen personas -hombres-" que, por ejemplo "no permiten a las mujeres ir a estudiar, aprender castellano o a trabajar".
Se trata, a su juicio, de "una mentalidad antigua" que, aunque "va cambiando poquito a poquito", todavía está presente. Un "sistema machista que existe todavía" y que depende también del ambiente en el que creces y en el que vives, dice el maliense, que considera que los comportamientos machistas puede verse agravada en entornos rurales.
"De pequeño iba al colegio con niños de Líbano, que son un poco diferentes, más abiertos. En el instituto compartía clase con personas de otros países. Personalmente, yo no he tenido esa autoridad sobre mi mujer que sí veo en otras personas. Ella -su mujer- tiene libertad, ha estudiado, ha aprendido muy bien el castellano, ahora va a trabajar. Tiene su libertad para desarrollar su vida", destaca Koita.
En cambio, afirma que sí conoce hombres que mantienen una autoridad patriarcal sobre sus mujeres que cohíbe su propia libertad personal y que dificulta su integración en una sociedad como la española, que también considera que es "un poquito machista".
Relaciones entre jóvenes
Respecto a las situaciones de machismo que se puedan reflejar en la población migrante más joven, Koita manifiesta que aunque sí cree que pueden darse este tipo de situaciones y actitudes en el colegio o en el instituto, por lo general cree que "no hay problemas". "Los chicos jóvenes se llevan muy bien. Nunca he visto un sistema de machismo en estas relaciones, pero depende de cada persona", agrega.
Cuestionado sobre una de las formas de violencia de género que más predomina entre la juventud en España, la 'violación en cita', y el tipo de relaciones que puedan darse entre jóvenes en este sentido en su país de origen, Koita señala que en Mali también se dan casos en los que el chico fuerza a la chica para mantener relaciones sexuales.
Incluso, aunque una chica mantenga relaciones sexuales libremente, indica que esto puede suponer un "grave problema" para la relación que mantenga con su familia, ya que puede llegar a ser rechazada por mantener sexo sin haberse casado. No obstante, explica que "la gente entiende que la cosa tiene que cambiar y que cada uno tiene que hacer su vida". "Antes no podías tocar a una chica hasta que se casa, aunque esto pasaba hace 20 años, la vida está cambiando", detalla Koita sobre una situación que en España también era familiar no hace tantos años.
El secretario del Consejo de Juventud de Mali en España sostiene que hablar de sexualidad tiene que ser algo normal en la sociedad. "En algunas casas no son capaces -los padres- de explicar nada sobre este tema, por vergüenza, porque ven la sexualidad como un tema tabú. Hay que explicar a tus hijos para que puedan ver lo que hay detrás. Europa es más abierta, en África no se te ocurra llevar a un novio a tu casa" cuando eres una adolescente, dice Koita, que cree también que uno de los germenes de las actitudes machistas está en la pornografía. "Con 13 o 14 años piensan en hacer lo mismo que ven", señala el maliense.
La reflexión alcanza también la temática de los proyectos en los que está inmerso: la mutilación genial femenina, un problema que "no entra en la cabeza" de las comunidades de países como Guinea, Mali, Senegal o Costa de Marfil, entre otros, en las que las jóvenes están en riesgo de sufrir esta situación. "Es una mentalidad que todavía tienen algunos hombres africanos, creen que las mujeres europeas mandan sobre los hombres porque no están mutiladas", dice Koita, que mantiene su esperanza en las generaciones venideras para que esta lacra y las actitudes machistas contra las que lucha puedan erradicarse por completo.