La Consejería de Bienestar Social está estos días tratando de enrolar personal de refuerzo para dos de sus residencias de mayores de la provincia de Toledo. Busca incorporar once personas a la ‘Quijote y Sancho’ de Torrijos y catorce a la ‘Virgen del Prado’ de Talavera. Se les harán contratos de solo dos meses; como si la pandemia se fuera a acabar en mayo.
El pasado viernes, 19 de marzo, incluso la pandemia se había acabado ya, a juicio de la Consejería de Bienestar Social. A final de este mes finalizan los contratos de refuerzo por ‘acumulo de tareas´ que se habían realizado seis meses antes; y la Administración decidió por su cuenta y riesgo que no hacía falta cubrir los huecos que se iban a generar.
Después de llevarnos las manos a la cabeza y de advertir a la Consejería del desatino que iba a cometer, accedieron a rectificar y anunciaron que volverán a contratar refuerzos, aunque solo por dos meses. Y el personal a contratar será menos del necesario, especialmente en Torrijos.
Esta residencia soporta desde 2012 una reducción de cuatro plazas en su plantilla previa. Antes y más aún durante muchas semanas de la pandemia, que afectó duramente a nuestro centro, las trabajadoras y trabajadores no dábamos abasto para cubrir todas las necesidades básicas y complementarias de los usuarios y del centro.
Hubo una etapa en la que los/as residentes desayunaban a las once u once y media de la mañana, con la escasez de plantilla no había tiempo material de terminar antes de levantar, asear y vestir a todos/as los/as mayores. Como cenan a las ocho de la tarde, se pasaban demasiadas horas sin comer nada; y luego el desayuno casi se les juntaba con la comida, que se sirve a la una y media. Añádase a este horario descabellado toda la mezcla de medicación que necesitan.
En la ‘Quijote y Sancho’ se llegaron a realizar hasta 17 contratos de refuerzo por acúmulo de tareas, la modalidad de contratación que está utilizando Bienestar Social durante la crisis sanitaria y que, además de precaria, es chapucera y especialmente injusta para las/los trabajadoras.
Con este tipo de contrato solo se puede trabajar seis meses en un año, de forma que después de trabajar un semestre en plena pandemia, en primera línea, con pocos medios y muchos riesgos; y al 200%, estas/os compañeras/os se iban yendo a la calle. En vez de gratificarles con un puesto de trabajo, o al menos con su renovación, se les penaliza sin poder trabajar. En vez de aprovechar su experiencia, hay que buscar nuevo personal.
En esas estamos ahora. Buscando once personas de refuerzo para sustituir a las doce que se marchan de la residencia de Torrijos -y que antes fueron 17. En Talavera hay que sustituir a catorce. Pero a las y los que vengan sólo se les contratará por dos meses; después, la pandemia se habrá acabado en los centros dependientes de Bienestar Social y las residencias volverán a la ‘antigua normalidad’.
La pandemia continúa en todo el mundo, incluyendo las residencias de mayores de titularidad pública de CLM. Pese a las vacunas, las trabajadoras y los trabajadores siguen y seguirán enfundados en sus EPIs. Ha aumentado el número de residentes debido a nuevos ingresos registrados desde hace meses. También se ha incrementado el número y la dificultad de las tareas diarias, muchas de las cuales requieren ahora el doble de tiempo que en la ‘antigua normalidad’. (En el caso de Torrijos, nos preguntamos si la ‘antigua normalidad’ a la que pretenden devolvernos en mayo se remontará más allá de 2012, cuando la plantilla se redujo de 38 a 34 personas, y se recuperarán al fin las cuatro plazas suprimidas entonces)
Pedimos a la Consejería de Bienestar social que, antes de certificar el fin del coronavirus en sus residencias de mayores, visite los centros para conocer las necesidades que tienen. Comprobarán así que sigue siendo imprescindible contar con personal de refuerzo las distintas categorías para poder dar un servicio público seguro y de calidad y preservar los derechos tanto de las trabajadoras y trabajadores como de las/os usuarias/os.
Pedimos que las nuevas contrataciones que tiene que realizar ahora no sean de dos meses sino al menos de seis. Y que se busque la forma de no penalizar a las trabajadoras y trabajadores temporales, sino de renovar a las y los que hay. Como está haciendo el Sescam, que algo más sabrá de pandemias que Bienestar Social.
Soraya García, trabajadora de la residencia de mayores ‘Quijote y Sancho’ de Torrijos y delegada sindical de CCOO