Cuando una gran parte de España se adentra en la fase 1 de desescalada y algunas zonas ya en la fase 2, los expertos consideran fundamental canalizar cómo ha sido la relación con el hogar y cómo han variado nuestros hábitos durante el confinamiento. Con este objetivo se ha realizado el estudio “La salud de tu hogar en tiempos de confinamiento”, del Grupo Mutua de Propietarios y el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE).
Según detalla, un 67% de los castellanomanchegos asegura haberse adaptado bastante bien o muy bien a vivir confinado, aunque esta percepción varía de forma considerable en función de la edad, los habitantes de una casa y sus metros cuadrados. De hecho, aunque en general se ha asumido la nueva situación, el informe desvela que "se han cometido algunos errores" que pueden influir de forma negativa en nuestra salud, especialmente en los hogares con personas de más de 70 años.
“Este periodo de confinamiento nos ha permitido conocer cómo se encuentran nuestras casas y edificios, y nos ayudará a tomar decisiones que nos permitirán mejorar su habitabilidad en caso de que debamos volver a permanecer en el hogar”, afirma el director general del Grupo Mutua de Propietarios, Christopher Bunzl.
De acuerdo con el informe, aunque el número de veces que se ventila ha sido prácticamente el mismo antes y durante el periodo de confinamiento, sí se ha incrementado en 17 minutos la duración. Sin embargo, las personas mayores son las que menos han variado sus hábitos de ventilación respecto a antes del confinamiento: 23% frente al 62% de los hogares con miembros que tienen entre 18 y 35 años.
Calidad del aire y salud
“La calidad del aire interior de las viviendas puede afectar directamente a la salud de las personas que las habitan, especialmente a las más vulnerables, por lo que ventilar adecuadamente tu casa de forma diaria, preferiblemente varias veces al día en periodos cortos de 10-15 minutos que no incidan muy negativamente sobre la inercia térmica de la casa, es esencial”, explica por su prte Alfredo Sanz, presidente del CGATE.
En relación al grado de adaptación al estado de confinamiento, el informe destaca que, en general, las personas mayores (76%), las viviendas con mayor número de personas (81% si viven más de 6) y los que viven en casas unifamiliares o con más metros cuadrados (95% si es superior a 150 metros cuadrados), son las que en mayor proporción se han adaptado mejor a vivir en esta situación.
Aunque el informe recoge un alto grado de adaptación, no todas las viviendas gozan de una adecuada salubridad. Según Alfredo Sanz, en esta ocasión la pandemia nos ha sorprendido en primavera, “que es la estación más benigna del año”. “Pero si vuelve a suceder en invierno o en pleno verano la percepción sería muy diferente, ya que nuestro parque edificado no está preparado para ser habitado en condiciones extremas”.
De hecho, el número de viviendas construidas en España está cerca de los 26 millones, y de ellas más 8 millones son "absolutamente ineficientes energéticamente", debido a que se construyeron bajo unas normativas y estándares anteriores a la primera normativa que regulo el aislamiento y eficiencia energética de los edificios, la NBE-CT-97.
Para adaptarse al estado de confinamiento, un 16% de los castellanomanchegos ha realizado modificaciones o adaptaciones en sus viviendas para poder cubrir las nuevas necesidades. Los dormitorios (50%) y los comedores (45%) son los espacios más polivalentes para acoger nuevas funciones, entre las que destaca el teletrabajo (65%), seguido de los estudios (36%) y la práctica de deporte (31%).
En este sentido, Sanz asegura que es necesario que empecemos a plantearnos ciertas “soluciones modulares” que den respuesta a nuevos problemas y permitan adaptar la vivienda a otras prestaciones como el teletrabajo. Se refiere con ello a tabiques móviles que permitan crear espacios diferenciados lo largo de la jornada en función de las necesidades de los habitantes de las viviendas, por ejemplo, “compartimentado las zonas de estar para conseguir mayor independencia, y abriéndolas cuando de lo que se trate sea de disfrutar de tiempo en familia”.
Cambio de hábitos
De acuerdo con el informe, los castellanomanchegos reconocen haber intensificado algunos hábitos durante este periodo, entre los que destacan los relacionados con la prevención de la COVID-19: lavarse las manos (un 88% asegura hacerlo con más frecuencia); limpiar más (60%); ventilar las habitaciones (52%); los hábitos saludables como hacer ejercicio en casa (un 40% hace más ejercicio) y aquellos consecuencia del confinamiento como pasar más tiempo en la cocina (50%).
Asimismo, el tiempo de sueño también ha variado, incrementándose en una media de 23 minutos, hasta alcanzar las 7 horas y 45 minutos. Aunqueun 29% de los castellanomanchegos admite dormir bastante más, son las personas jóvenes las que aseguran dormir mucho más en este periodo de confinamiento (42% frente al 15% de los mayores de 70 años). Asimismo, el tiempo que se pasa en el dormitorio sin dormir también crece hasta las 2 horas y 22 minutos.