El año 2018 ha sido sin duda el del feminismo. Una ola que ha recorrido el mundo entero y que se ha dejado sentir también en Castilla-La Mancha. El año que está a punto de finalizar ha sido el de la lucha por la igualdad entre los hombres y las mujeres, del golpe al patriarcado, de la unión entre colectivos para decir ‘basta’ y de una huelga, en el caso del 8 de marzo, que sirvió para demostrar que “si nosotras paramos se para el mundo”.
Una explosión que los colectivos feministas de Castilla-La Mancha achacan a las cifras de mujeres y niños muertos a causa de la violencia machista, sentencias incomprensibles (como en el caso de ‘la manada’) y la necesidad de reivindicar el papel de la mujer en una sociedad que hoy, en pleno siglo XXI, sigue dejándola en una situación de desventaja frente a los hombres. Este caldo de cultivo comenzó su proceso de ebullición con la pretendida reforma de la Ley del Aborto que inició fallidamente el ex ministro Alberto Ruiz Gallardón y que ha irrumpido en España con más fuerza gracias a movimientos internacionales como el #MeToo.
“Esto ha ido in crescendo”, dice Marian Sora, de la Plataforma Feminista de Guadalajara. Pero cuáles son las causas que han llevado a esta situación es algo en lo que los diferentes colectivos no se ponen de acuerdo, debido a su diversidad. Desde Gualadajara lo achacan más a que el feminismo finalmente ha traspasado la barrera de la política para calar en la calle. Un crecimiento que creen que tiene su germen en el 15M y las crisis económica, mediante un trabajo previo que, según Alicia López, miembro de Feminismos Ciudad Real, ha persistido “en el tiempo y la capacidad organizativa” y que ha terminado dando sus frutos. O también puede que esta eclosión popular feminista se haya dado “porque no se puede permitir en pleno siglo XXI sigan dándose las desigualdades entre hombres y mujeres”, sentencia la presidenta de la Red Feminista de Albacete, Verónica García.
Se reivindica desde la calle
Esta corriente, a la que algunas plataformas y colectivos ya están catalogando como “la cuarta ola feminista’, ha dejado en Castilla-La Mancha varios hitos importantes. El primero fue el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y jornada histórica en la que miles de personas se echaron a la calle dejando cifras sin precedentes. “Fue impresionante”. Verónica García recuerda con emoción lo que vivió ese día en las calles de Albacete. “Fue el resultado de la participación y de la unidad de las organizaciones feministas”, Ese día también la manifestación en la ciudad de Cuenca se cifró en unas 5.000 personas , “la mayor manifestación de la historia de la ciudad”, asegura Sonia López, de Comando Violeta Cuenca.
Fue una llamada al “paro real” bajo el lema “Si nosotras paramos, se para todo”. Y es que, además de llamar a la participación para sumarse a los paros laborales de dos horas o de la jornada completa convocados por los distintos sindicatos, en este día también se pedían campañas en los centros trabajo explicando los motivos y debatiendo las condiciones laborales de las mujeres en cada sector. El 8M estaba llamado a ser una huelga doméstica y de cuidados para que estas labores no recaigan exclusivamente en las mujeres. En cuanto a la huelga de consumo, el objetivo era paralizar los mercados y especialmente aquellos comercios donde las trabajadoras se encuentran en malas situaciones laborales y vitales. Se llamó también a la huelga estudiantil en colegios, institutos y universidades por ser “lugares de socialización esenciales que están muy lejos de ser espacios donde se promueva la igualdad y la equidad”.
Las calles volverían pronto a clamar contra el machismo, esta vez de manera espontánea . El 26 de abril, conocida la sentencia del caso de ‘la manada’, las organizaciones feministas, estudiantiles, y ciudadanos en particular mostraron su repulsa hacia una decisión judicial que tildaban de machista y contra lo que han denominado “justicia patriarcal”. Para Mar Molina, de la plataforma 8M Toledo, “ese día salimos a la calle con decisión, (…) cada uno desde su singularidad y todas desde la transversalidad del movimiento” y con el objetivo de clamar contra la “injusticia y con toda sensación de impunidad legal con la que estos criminales intentan cercenar a las mujeres”.
… y se combate legislando
Si estas dos fechas (8 de marzo y 26 de abril) quedarán marcadas en el calendario por ser muestra de la contestación social castellano manchega contra el machismo, no menos importante es la del 4 de octubre. Ese día las Cortes de Castilla-La Mancha aprobaron por unanimidad la Ley para una Sociedad Libre de Violencia de Género. La novedad más llamativa es que reconoce la orfandad absoluta a los menores hijos e hijas de mujeres asesinadas por violencia machista aunque viva el progenitor que cometió el crimen. Con ello el Gobierno no solo recoge la doctrina del Tribunal Supremo, sino que también permite a estos menores acceder a las ayudas contempladas en caso de orfandad. Por otra parte, se garantiza a las mujeres víctimas información verbal y por escrito sobre los recursos disponibles, participación en la elección del servicio más idóneo a sus necesidades, así como confidencialidad y privacidad, y asistencia en los juicios con supuestos no amparados por el derecho de la justicia gratuita.
“Es una de las leyes más participadas, por no decir la que más, de las que ha tenido el Gobierno de Castilla-La Mancha”, dice Verónica García, quien señala que la norma es también la más avanzada de las que hasta ahora se habían creado porque “reconoce la declaración de víctimas de violencia de género a los menores, algo que hasta ahora no estaba reconocido y va a suponer cambios en el Código Penal”. Aunque en el conjunto general de las organizaciones feministas de la región alaban la nueva norma, existe división de opiniones al respecto. Desde Ciudad Real, por ejemplo, se fijan en que la Ley “no compromete dotación presupuestaria” para luchar contra la violencia machista y la desigualdad, algo que, según Alicia López, es indispensable.
A la nueva ley se le unirá, en breve, el Estatuto de las Mujeres Rurales con el que se busca la promoción de un desarrollo rural sostenible que incorpore la perspectiva de género. El Estatuto de las Mujeres Rurales, que tendrá rango de Ley, incluye un compendio de medidas que se adoptan en ese plano y que impactan de manera positiva sobre las mujeres y los hombres de la región. Precisamente llegar al mundo rural es uno de los obstáculos con los que se está encontrando el feminismo en Castilla-La Mancha. Hasta ahora, “podemos usar las redes de comunicación tejidas y el boca-oreja”, cuenta Mar Molina, miembro de la plataforma 8M Toledo, consciente de que “esta lucha no es de un día, esta lucha es de un tiempo. (…) Vamos a intentar conectar con las mujeres rurales hablando con ellas y de forma organizada”.
Unidas para ser más fuertes
¿Lo que estamos viviendo es esa “cuarta ola feminista”?, preguntamos. “No hemos reflexionado mucho en concreto -asegura Marian Soria, de la Plataforma Feminista de Guadalajara- pero sí hemos participado en charlas en las que se habla de que esto sí es así. Un cuarto movimiento de mujeres masivo que marca un punto de inflexión. Si se entiende por ahí, yo lo entiendo así, sí marca ese antes y después”.
Un sí rotundo es el que llega desde la Red Feminista de Albacete. Sus años de andadura, manifestándose contra la frustrada reforma de la Ley del Aborto impulsada por Gallardón, y sus concentraciones mensuales contra la violencia machista, les han servido para pulsar el sentir general. Según su presidenta, esta ola trascenderá más allá de este año. “En 2019 seguirá este movimiento, seguiremos las mujeres reivindicando en la calle”, anticipa.
Lo que sí parece claro es que ha habido un cambio estructural. Si antes los colectivos feministas apenas tenían contacto entre ellos, hoy en día las diferentes plataformas y asociaciones de la región se están coordinando para llevar a cabo actuaciones conjuntas. Existen “nuevos espacios de coordinación” que hacen que estén en contacto unas con otras: “Estamos todas las coordinadoras de la región unidas, y creemos que con la suma de fuerzas vamos a conseguir mucho”, sentencia Sonia López, miembro de Comando Violeta Cuenca.
El futuro que viene
Esa unión se hace más necesaria ahora que nunca, según Verónica García, por lo que “tristemente nos viene”. Se refiere a la entrada de Vox, partido de ultraderecha, en el Parlamento andaluz. “Es la derecha más extrema, y que es machista”, insiste la albaceteña, y señala que el partido liderado por Santiago Abascal lleva entre “sus medidas estrella” la derogación de la Ley de Violencia de Género. “Es una vuelta de tuerca del patriarcado”, advierte.
“Nos esperan momentos complicados -describe desde Toledo Mar Molina- porque el patriarcado no quiere perder sus beneficios y privilegios. Ellos van a luchar para que el movimiento feminista no sea, pero somos un movimiento de paz, integración, de futuro y de igualdad y contra eso, las armas que carga el patriarcado son de violencia”. Esta acción-reacción que se está viviendo también este año y se opone frontalmente al feminismo, “es un revulsivo” para continuar en la calle, con la labor reivindicativa. Así lo ven desde la Asamblea Feminismos de Ciudad Real y así lo explica Alicia López. “El ascenso de la extrema derecha va a renovar de alguna manera las fuerzas del feminismo”.
Ante esta realidad “no nos queda otra que seguir en los foros que estamos y hacer ver que esto es una forma de odio contra las mujeres por el simple hecho de que pedimos nuestros derechos”, dice Verónica García, que advierte de la imagen “distorsionada” que quiere darse de la lucha feminista: “El feminismo no es la lucha de las mujeres contra los hombres, el feminismo es la persecución de la igualdad”.