J.R.G.S., acusado de matar a su mujer, C.M.T.C. en Mora (Toledo) en el año 2017, se ha declarado culpable de los hechos y ha reconocido que apuñaló a su esposa, pero se ha limitado a responder a las preguntas de su abogado defensor.
El acusado declara por segunda vez en el juicio que se celebra este lunes en la Audiencia Provincial de Toledo con jurado popular, después de que la sentencia dictada en el primer juicio de esta causa, y que lo condenaba a prisión permanente revisable, fuera declarada nula por la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (TSJCM).
A las preguntas del juez de si se declaraba culpable, el acusado ha contestado de forma afirmativa, pero ha indicado no entender lo que significaba la expresión "de manera alevosa". Asimismo, ha mostrado su disconformidad por las cuantías que se le piden en concepto de indemnizaciones a la familia de la víctima, añadiendo que no dispone de ese dinero.
El acusado ha hecho esta declaración a preguntas del juez, y cuando ha comenzado el interrogatorios del Ministerio Fiscal, ha manifestado que sólo iba a responder a preguntas de su abogado.
En la declaración de la primera sesión del juicio del pasado 8 de abril de 2019, el acusado reconoció los hechos, pero no se consideró culpable de ellos y defendió que tanto el entorno familiar de la víctima como los doctores que la trataban le ocultaron que ella, a causa de la medicación, "tenía episodios de violencia extrema", un detalle que no ha mencionado en la sesión de este lunes, y que tampoco se ha mencionado en las preguntas de su abogado.
"Ojalá pudiera dar marcha atrás"
De este modo, a preguntas de su letrado, ha reconocido que el día de los hechos tuvieron una discusión, aunque no recuerda el motivo, admitiendo en anteriores ocasiones algún episodio de discusión --alguna "tontería"-- pero no tan violenta como se había descrito --"no de ese calibre", ha afirmado--.
Ha recordado, que tras apuñalar a su mujer, "estuvo loco perdido, deambulando de aquí para allá", volvió a la habitación y cuando llegó la Guardia Civil, "reconoció ser el autor de los hechos". Asimismo, se ha arrepentido de los mismos expresando que "ojalá pudiera dar marcha atrás".
En el momento de la agresión, según J.R.G.S, la víctima fue al baño "andando" --"porque caminaba dentro del límite de sus posibilidades--, la madre de la víctima intentó defenderla, pero él no empujó a su suegra.
Además, ha señalado que le diagnosticaron "depresión aguda", con dos ingresos hospitalarios, y también ha apuntado a tres episodios, uno con una cuerda, otro en el que se tomó una caja de Valium y un tercero en el que se inyectó una caja de morfina, aunque ha afirmado desconocer si eran intentos de suicidio.
Tras preguntarle su letrado por la causas de esta depresión, el acusado ha descrito que se ocupó de la empresa de su suegro --que le "obligaba" a dar créditos--, y que por ese motivo se le fue "haciendo una bola" y juntándose "una cosa con otra".
"No le echo la culpa a mi suegro, igual hice algo mal. No recuerdo dejar facturas de ese calibre, lo único que hacía era trabajar llegar a casa y le daba todo el dinero, no sabía ni lo que había", ha aseverado.
Asimismo, ha indicado que se casó con su esposa porque la quería, que decidieron tener un hijo primero por medio de la adopción y finalmente a través de un vientre de alquiler.
Peticiones de las partes
El Ministerio Fiscal ha detallado los hechos reiterando que tanto la víctima como la familia no tenía "ningún temor" a que pasara lo que pasó puesto que el día de los hechos dejaron al acusado con ella, con su madre y con un bebé de la hermana de la víctima.
"Quería matarla y --la víctima-- no se esperaba el ataque", ha afirmado el fiscal, por lo que ha solicitado que se le condene a asesinato con agravante de alevosía convivencial y de parentesco por razones de género.
Debido a la vulnerabilidad de la víctima por la enfermedad de Ménière ha solicitado prisión permanente revisable, al tratarse de una muerte por asesinato, alevosía y con estas circunstancias de vulnerabilidad. A esta petición de pena, se han sumado las dos acusaciones particulares --letrados del padre de la víctima y de su hermana-- y la acusación popular de parte el Gobierno regional.
De su lado, el abogado defensor ha pedido que el delito se califique como homicidio agravado por vulnerabilidad, negando que hubiera alevosía convivencial, pues la familia no dejaba "nunca" sola al acusado con la víctima tenían "miedo" y el ataque no fue "sorpresivo".
El Ministerio Fiscal, las acusaciones particulares y el abogado defensor han hecho especial hincapié en que el jurado fundamente suficientemente su decisión, utilizando el sentido común, sin intentar discernir la culpabilidad del acusado en base a términos jurídicos ni dejándose llevar por los sentimientos.