La extensión del Renacimiento que se produjo en Europa durante el siglo XVI y que marcó la transición entre la Edad Media y la Edad Moderna supuso una gran transformación en la sociedad occidental que se vio plasmada también en la arquitectura propia de los edificios que se construyeron en esta época, como es el caso del hospital de Tavera, el primer edificio clásico puro de este movimiento cultural en Castilla que fue precedente al monasterio de El Escorial, uno de los más importantes de este período.
Este monumental edificio toledano, declarado como Bien de Interés Cultural (BIC) el pasado mes de octubre, comenzó a construirse por orden del cardenal Juan Pardo de Tavera en el año 1541. Iniciada su construcción como hospital general, el edificio no solo representaba una obra fundacional sino también un panteón para mostrar "el poder que tenía -el cardenal- no solo a su generación", explica José Martínez, vinculado a la investigación y difusión de la arquitectura española y el periodo artístico del Renacimiento, y también autor del blog cultural El Hombre de Palo.
Tavera representa "un hito arquitectónico en la ciudad" en el que se refleja un movimiento renacentista que se había forjado en Italia rescatando "valores de la Roma imperial y la antigua Grecia, que se vuelven a consolidar en el Renacimiento gracias al interés hacia el humanismo, las nuevas ciencias y la aparición de la imprenta", apunta Martínez, quien divulgó bajo una charla titulada 'Entre la Geometría y el Arte: el hospital de Tavera' -enmarcada en la programación del ciclo '12 horas con Toledo. La historia desde los ojos de los jóvenes'- cómo se plasma en un edificio como este dicha revolución cultural.
"Esta revolución llega a España de una manera muy peculiar, gracias a los tratados de arquitectura divulgados por la Escuela de Traductores y al interés de Toledo de atraer la cultura, así como por la llegada de la Corte de Carlos V, que trajo el interés de que Toledo sea una nueva Roma y Carlos V un nuevo César", señala Martínez respecto al contexto que se daba en España en esta época y que provocó "una serie de sucesos que van a despertar en los habitantes de Toledo el deseo de que el Renacimiento sustituya de manera definitiva el estilo gótico, que era el estilo propio de la Iglesia durante toda la Edad Media".
En esta expansión jugó un papel fundamental el arquitecto Alonso de Covarrubias -natural de Torrijos (Toledo)-, de quien estos días puede conocerse su obra y la de La Colegiata de Torrijos en una exposición en la Catedral de Toledo-. Covarrubias fue el autor inicial de Tavera -aunque no el único- tras haber trabajado también en obras como el Museo de Santa Cruz o haber sido Maestro Mayor de la Catedral. También en ciudades como Guadalajara comenzaba a existir "un cambio de mentalidad que trajo estos nuevos elementos en la arquitectura", indica Martínez, que actualmente es estudiante de Arquitectura en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM).
Estructura palaciega
"Tavera es una de las pocas fundaciones que no es de proporciones real sino privada, se realiza con la propia fortuna del Cardenal Tavera", subraya el investigador sobre este edificio propiedad de La Casa de Medinaceli que arrancó sus obras un año después de que Covarrubias preparara los planos de la misma.
"Tiene referencias del Alcázar de Madrid, la planta que más se ajusta a este cambio. Ya no es una estructura en cruz sino una estructura en torno a patios, más palaciega. En este sentido, la geometría juega un papel fundamental, toda la planta de Tavera está ejecutada por promociones armónicas, la raíz de dos genera todo el edificio, los patios, la sacristía, la iglesia o la cripta, la parte más simbólica y representativa de todo el conjunto, donde la forma esférica supone un valor que representa la infinidad del universo, la creación", describe Martínez.
Otro de los elementos más destacables de Tavera es su cúpula, con una cubierta negra y cuatro obeliscos orientados a los puntos cardinales que representan, "como quería el cardenal, algo fundacional que manifieste su legado" y que denota "un concepto importante que refleja la idea de perpetuar su salvación divina".
Covarrubias diseñó la fachada principal y la estructura de los patios, que aunque en principio iban a estar separados, "un deseo propio de trasgredir" del arquitecto desbocó en una galería abierta con la que se comunican ambos patios, en los que se "generan perspectivas y puntos de vista que adelanta el período barroco en su interés espacial", incide Martínez, que precisa que Nicolás de Vergara fue quien realizó la iglesia, en la que se preveía un templo de planta central como el Panteón de Roma. "Finalmente se hizo en una sola nave, con bóveda de cañón, y con una cúpula que se alza en el cielo de Toledo".
Un patio florentino en mitad de Castilla
"Me maravilló el patio, un patio florentino en mitad de Castilla, la luz y serenidad y la monumentalidad de los espacios clásicos. Me emocionó", resalta Martínez sobre sus sensaciones al conocer el Hospital de Tavera, del que destaca también la "perfecta geometría" de la cripta, un espacio cerrado al público y en el que se producen fenómenos acústicos "muy especiales", que recorren la curvatura del techo. Por ejemplo, destaca la facilidad para comunicarse entre dos personas en un tono de conversación normal situadas a una distancia de "15 metros".
El conjunto de la obra completa "se demoró bastante" y sería el arquitecto Bartolomé Bustamente quien concluyera este primer edificio de aire renacentista en la ciudad y que también ha requerido de diversas rehabilitaciones con el paso del tiempo aunque, no obstante, actualmente "goza de buen estado".
"A nivel estructural tiene mucha más resistencia que cualquier construcción moderna", señala Martínez, que resalta también la labor del arquitecto José Ramón de la Cal en la reparación de los tejados de la capilla mayor de la iglesia, una actuación en la que se revelaron "incógnitas que explican su fundación, que fueron difuminadas del paisaje urbano por la entropia del tiempo e intervenciones de restauración en el último tercio del siglo XX, poco afortunadas", según apunta el propio de la Cal en este artículo.
Por su parte, la participación que ha tenido Martínez en Tavera fue a raíz de una asignatura de Arquitectura en la que tuvieron que medir y documentar la cripta, un espacio "muy evocador e interesante por su acústica" y del que no se había llevado a cabo un trabajo así. "Las crónicas decían que es una de las fábricas mejor ejecutadas y correspondientes a los cánones de la arquitectura renacentista. Quizás por estar fuera del Casco no haya gozado del debido reconocimiento", apunta el investigador en referencia también a la demora de catalogar Tavera como BIC, un edificio que también alberga el Archivo Histórico de la Nobleza.