La Torre del Hierro es uno de esos monumentos a la orilla del río Tajo que ha parecido prácticamente olvidado para la población toledana. Se trata de una edificación que defendía la puerta de Adabaquín, construida en el siglo XII. Era parte de todo el recinto defensivo que flanqueaba la ciudad al sur junto a su río. Fue restaurada en los años 70', debido a su pérdida de altura y una vez más en 2018, gracias a un convenio entre el Consorcio de Toledo y la Asociación de Vecinos La Cornisa.
Tras esta recuperación del patrimonio, la asociación de vecinos La Cornisa ha querido continuar la labor, para hacer uso de símbolo en las orillas del Tajo. Y así, han puesto en marcha la primera biblioteca vecinal del Casco Histórico de Toledo. José María Redondo, presidente de la Asociación de Vecinos, explica que la idea nació durante los meses de la pandemia y que, finalmente, no ha sido "cuestión de mucho". "Nos planteamos que queríamos hacer una biblioteca para el barrio y como teníamos la Torre recién recuperada decidimos aprovecharlo".
"Creemos que es lo mejor que hay para que los vecinos vengan y puedan coger un poco de cultura aquí mismo en el barrio. Y es la primera vez que va a ocurrir algo así en nuestro Casco", afirma. El proyecto está apoyado por el Ayuntamiento, dentro de los presupuestos que la asociación recibe. "Todo va funcionando de manera paulatina, primero comprando las estanterías, el ordenador y los libros necesarios", asegura Redondo. Además, la biblioteca todavía debe buscar personas voluntarias que puedan estar ahí para catalogar y realizar los préstamos.
Entre los ejemplares que ha adquirido la asociación y las donaciones recibidas por la ciudadanía del casco, calculan que cuentan ya con 400 libros. "La gente se ha ido enterando y ha ido colaborando muy bien con nosotros. La participación ha sido formidable, les damos un diez", afirma y agradece Redondo. Ante ello, advierte: "Ahora debemos saber si estaremos a la altura para ver cómo funcionará nuestra biblioteca". El espacio se encuentra todavía en proceso de montado, porque todavía deben decidir a través de qué sistema crearán la red de socios. "No llevamos prisa", afirma.
Francisco Rueda, concejal de Promoción Económica, Innovación, Empleo y Turismo y Artesanía, explica que todavía no se puede utilizar la sala de lectura porque el espacio es muy pequeño y la pandemia no lo permite todavía. "Es un proyecto que ya en sus inicios nos parece muy interesante, no porque en Toledo haya necesidad de bibliotecas, sino porque es una movilización cultural de la propia ciudadanía", afirma.
De este modo, son los propios vecinos los que adoptan un papel "más activo" y convierte a la asociación vecinal en un agente cultural. "Nos parece una iniciativa estupenda y merecedora. De momento, el proyecto corre a cargo de la asociación, pero nos han pedido ayuda y me he comprometido a estudiar la posibilidad de dotar el espacio con algún tipo de apoyo, probablemente a través de un programa de empleo o capacitación. Nos gustaría darle un empujón a este proyecto de dinamización cultural del barrio.