Entre las muchas crisis provocadas por el coronavirus cabe destacar la crisis en la igualdad de género. Las obligaciones laborales han encontrado en el teletrabajo la solución a la cuarentena olvidando que muchas trabajadoras tienen menores a su cargo que les esperaban en casa tras el cierre de los centros educativos.
Teletrabajar, cuidar de los menores y cumplir con las tareas domésticas bajo un contexto de crisis sanitaria pandémica. Este podría ser el resumen del día a día de muchas mujeres durante los últimos meses. Algunas habrán tenido que optar por las excedencias, otras por la reducción de jornada pero, independientemente de la solución, ambas comparten una realidad: los hombres siguen sin tener este problema porque los trabajos de cuidados siguen recayendo en ellas. Repasamos el contexto de la igualdad de género y el feminismo durante el confinamiento de mano de Ana Miranda, portavoz de la Plataforma feminista 8M de Toledo.
“La filosofía del feminismo es poner la vida en el centro y como nuestra sociedad no se rige por esta regla aparecen los problemas”, explica Miranda quien considera que los cuidados son los verdaderos héroes de esta crisis. “Nos están sacando de la pandemia ya que son el eje de residencias y hospitales”.
Los cuidados se han convertido en uno de los ejes principales de la lucha feminista de la cuarta ola. Durante las últimas huelgas feministas convocadas durante el Día de la Mujer, el movimiento feminista ha reivindicado el parón en las tareas de cuidados para visibilizar su importancia en la sociedad. “Si nosotras paramos, se para el mundo”, reza una de las principales consignas de dichas huelgas. “El discurso político hace referencia a que esto es una guerra pero en realidad es un problema de salud que se va a resolver desde los cuidados”, asegura Miranda.
Sin embargo, esta realidad supone una nueva carga para las mujeres quienes “una vez más, estamos sobreexplotadas. El trabajo que antes hacíamos fuera de casa ahora lo hacemos desde casa donde también nos tenemos que ocupar de las tareas domésticas y tenemos que seguir cuidando”.
Ante la continuidad del cierre de los centros educativos durante este curso, la solución institucional ante esta carga que sufre la mitad de la población brilla por su ausencia. “Hay que tener en cuenta que vivimos en una sociedad patriarcal. No podemos pretender que de esta crisis resurja una sociedad feminista pero entendemos que la pandemia es una oportunidad para ver las cosas de otra manera, para pensar en las mujeres y que reivindiquemos que es el momento de que los hombres tomen la corresponsabilidad como un papel esencial”. En España, según datos de la OCDE, las mujeres dedican de media un 56% de su tiempo a tareas no remuneradas, mientras que los hombres solo un 30%.
La cuarentena y la desescalada han dejado numerosas imágenes de hombres en supermercados o paseando a menores. Sin embargo, tal y como recoge el estudio de las economistas Lídia Farré y Libertad González, se trata de comportamientos adquiridos durante en tiempos de pandemia ya que estas tareas se han identificado con el privilegio de salir a la calle. Ellos salen, mientras ellas se quedan en casa, recuperando así antiguos roles de género.
Más allá de la crisis de cuidados y de corresponsabilidad, Miranda recuerda otros campos de batalla de la lucha feminista como “el repunte de las violencias machistas”. “Es fácil que pasara pero en este sentido nos parecen muy acertadas las medidas tomadas. Es muy importante que las mujeres pueden tanto llamar como escribir por whatssap para pedir ayuda”. Entre los aspectos positivos de esta pandemia, “me gustaría destacar la labor de los vecinos que están tomando parte en las denuncias. La solución a la violencia machista tiene que ir por aquí”.
Según la portavoz de la Plataforma 8M, además de la violencia física, es muy posible que la cuarentena haya conllevado un auge del “maltrato económico” y sobre los menores quienes “son los que lo están pasando peor”. Miranda reconoce que los pequeños apenas pueden recibir ayudas. “Ellos no tienen tantas herramientas, no tienen la posibilidad de llamar a ningún teléfono”.
Los ‘Martes Violetas’, de la plaza a las redes
“Esta iniciativa nace con la creación de la Plataforma para hacernos presentes y visibilizarnos. El objetivo es compartir recomendaciones feministas como un libro, una película o un documental, o simplemente hacerse una foto con algo violeta o con alguna reivindicación feminista.
Miranda reconoce que, antes del estado de alarma, esta iniciativa se había quedado aparcada ante otras urgencias como la protesta en la calle. “Organizamos muchas concentraciones y manifestaciones en contra de cascos como el de ‘la manada’, el de Laura Luelmo, el de Cristina en Toledo o los de las temporeras de Huelva”. Aunque el confinamiento ya ha reflejado un repunte de la violencia de género, la obligada cuarentena ha impedido las reivindicaciones en el espacio público. “Retomar los ‘Martes Violetas’ ha sido una forma de visibilizar que seguimos vivas”.
Del presente nos vamos al pasado para recuperar la historia de esta iniciativa. “Elegimos el martes porque es el día en el que se empezaron a realizar las primeras manifestaciones feministas en Toledo hechas por la Asociación de Mujeres María de Padilla. Se fijaron los martes para aprovechar la afluencia de público del mercadillo de La Vega”. En la actualidad, este sigue siendo el espacio y el día elegidos por el Consejo Local de la Mujer para la concentración semanal con la que denuncian “los crímenes machistas”.
“Para la Plataforma el confinamiento ha tenido una ventaja: hemos mejorado y aumentado nuestra presencia en las redes sociales. Intentamos difundir diariamente contenido feminista, desde las recomendaciones de los ‘Martes Violeta’, hasta los textos reivindicativos que publicamos cada viernes”, añade Miranda.
“No tenemos prisa por salir a la calle”
La cuarta ola feminista que vive nuestro país se ha caracterizado, desde su auge en 2018, por el activismo en redes sociales. Una característica que coloca al movimiento en una posición privilegiada ante la cuarentena ya que sus integrantes ya estaban acostumbradas a luchar desde el espectro virtual. “Nos reunimos virtualmente y en cuanto tengamos oportunidad saldremos a la calle pero de momento nos lo estamos tomando con tranquilidad. No tenemos prisa ni hemos planificado nada ya que la situación actual nos está enseñando que hay que vivir un poco al día”.
Sin embargo, tal y como cuenta Miranda, el movimiento ya intenta dibujar un plan de actuación de cara a una de las fechas más señaladas del calendario feminista: el 25 de noviembre, Día contra las Violencias de Género. “No sabemos qué va a pasar en noviembre y no merece la pena adelantar. Vamos a ir disfrutando sacando jugo a este momento que tenemos ahora e ir utilizando estas situaciones nuevas para reflexionar y ver que podemos cambiar en esta nueva normalidad para hacer del mundo un mundo más feminista”.
De cara a la ya conocida como “nueva normalidad”, la Plataforma 8M adelanta que seguirá de cerca la evolución de ciertas medidas como las salidas autorizadas. “Falta perspectiva de género y habrá que analizar cómo se han sentido las mujeres al salir durante los primeros tramos del día y últimos de la noche. Salir solas sigue siendo un tema pendiente de nuestra sociedad y esto no se ha contemplado”.