El escultor toledano, Julio Pinillos, expondrá '“15 botijos más o menos sostenibles” en su ciudad. El ceramista ha querido rendir su particular homenaje a este símbolo popular y a Toledo , aunando tradición y modernidad.
La exposición estará disponible a partir del 15 de agosto, coincidiendo con el día de la Virgen del Sagrario, patrona de Toledo. Como cada año, según marca la tradición con origen en el siglo XVII, los toledanos acuden al claustro de la catedral a beber agua en botijo procedente del aljibe del templo.
Y es que el botijo es uno de los elementos más representativos de la idiosincrasia española, y de la historiografía de la cerámica, imprescindible para el mantenimiento del agua fresca en épocas
estivales.
En su obra se puede contemplar una variedad de nuevas versiones en formas y tamaños de este objeto que guarda una especial relación con las fiestas toledanas. Muchas de las piezas parecerán, a priori, insostenibles o poco prácticas. Y es que, como en muchas otras piezas de Pinillos, lo artístico prevalece sobre lo utilitario, reivindicando así la cerámica como técnica artística por derecho propio.
El homenaje a la ciudad lo encontramos también en los títulos de las propias obras: “Agua de la Cava”, “Agua de Tabordo”, “Agua del Diamantista” o “Agua de Azucaica”, hacen referencia a
distintos enclaves del Tajo a su paso por Toledo, y no están exentos de reivindicación, ya que el artista invoca con ellos un futuro utópico en el que el río recuperara su salud y esplendor pasado y su agua pudiera, incluso, ser potable.
“Más o menos sostenible” es también el proceso productivo de las piezas, realizadas de forma artesanal. El ceramista sigue las técnicas cerámicas tradicionales de modelado, moldeado, talla y esmaltado, a las que se unen el uso de las nuevas tecnologías como el diseño o impresión 3D.
Desde el 15 al 31 de agosto, “15 botijos más o menos sostenibles” estará expuesta en el escaparate de Alhaja Cerámica en C/ Sixto Ramón Parro, 9 y podrán verse desde el exterior del local.
La exposición se completa con algunos ejemplares en una segunda “galería clandestina” en la calle de la Granada, un espacio expositivo a pie de calle para contemplar desde el exterior,
cuya coordinación artística corre a cargo de Maarten van Ham y María Camisón.