Es uno de los abogados más conocidos de Toledo aunque buena parte de su proyección mediática procede de las dos legislaturas no consecutivas en las que fue alcalde de la capital castellanomanchega en las listas del PSOE: entre 1983 y 1987 y, casi una década después, entre 1991 y 1995. Después fue diputado tanto en las Cortes de Castilla-La Mancha por la candidatura encabezada por el expresidente José Bono, como en el Congreso tras las elecciones generales del año 2000. Después de continuar con su trabajo como jurista, en julio de 2016 fue nombrado para el Consejo Consultivo de la comunidad autónoma, y su presidente pocos meses después.
Desde el pasado 1 de febrero es también presidente del Comité de Castilla-La Mancha de UNICEF, la organización internacional de Naciones Unidas que trabaja por los derechos de la infancia. Precisamente, como diputado, formó parte de la Comisión de Seguimiento del Pacto regional por la Infancia. Ahora dice afrontar este nuevo cargo con la "ilusión de devolver a la sociedad todo lo que me ha dado".
¿Cómo fue el proceso para su selección?
Fue bastante sorprendente para mí. Me llamó Gustavo Suárez Pertierra, presidente del comité español de UNICEF y me dijo que quería tener una reunión conmigo. Nos encontramos a los pocos días y me hizo la propuesta. Me quedé tan sorprendido como agradecido, porque realmente es un honor que entidad de esta naturaleza me eligiera. A continuación hubo un proceso electoral el que salí elegida y ahora mi única es trabajar por los derechos de la infancia y devolver a la sociedad todo lo que me ha dado a mí.
En este poco tiempo, ¿qué retos estima como los más importantes de UNICEF?
Hay una serie de retos que son francamente importantes, no solo para el comité internacional sino porque también son el deseo de cualquiera, que son luchar contra la pobreza infantil, por la integración de los niños, contra los abusos, por su educación y por que tengan una vivienda y una familia. Todos ellos, a través de distintos programas, no solo forman parte del trabajo de UNICEF sino que conforman la la ilusión de toda la sociedad.
La labor de UNICEF a nivel territorial
En el caso de Castilla-La Mancha todos estos objetivos están implantados a través de diferentes programas, ¿Cómo funcionan a nivel territorial?
Somos una organización supranacional donde fundamentalmente se atiende a la infancia y a la adolescencia, y donde existen una serie de programas importantes, muchos de ellos procedentes de las relaciones con las administraciones públicas. Por ejemplo, existen el proyecto con las Ciudades Amigas o con los colegios para la sensibilización de la gente de cara a la consecución de donativos. Ante todo, existe una organización territorial muy buena, donde realiza esta labor gente impresionante, voluntarios maravillosos que te da un ejemplo tan grande que yo no sé si voy a poder estar a la altura de todos ellos.
Hace una semana, un relator de la ONU criticó duramente a las administraciones españolas por los altos niveles de pobreza en España, que afectan en la misma proporción a los niños y niñas. ¿Por qué cree que seguimos arrastrando tanta pobreza infantil si supuestamente somos un país desarrollado?
Precisamente, esa fue una de las cosas que pregunté cuando llegué a UNICEF, donde manejan también esas ratios tan altas. Somos el cuarto país más desarrollado económicamente de Europa y sin embargo tenemos unas ratios de pobreza altísimas, en todas las regiones. Lo que llama la atención es que en un país tan desarrollado como el nuestro, nuestros gobiernos no hagan todo lo posible por erradicar la pobreza infantil. Hay que incidir en ello y tratar de que todas las administraciones, a todos los niveles, se impliquen cada vez más en eliminar esta lacra tan grande.
Se une a todo ello la denominada ‘pobreza heredada’, es decir, el hecho de que una familia no tenga medios para salir de su situación de exclusión y sus hijos e hijas hereden esa situación. ¿Hablamos entonces ya de un problema estructural?
Ahí las medidas fundamentales deben encaminarse a conseguir que salgan de la situación mediante ayudas sociales, pero también mediante el acceso a la vivienda y el empleo. La verdad es que parece mentira que vivamos en un país como el nuestro y que tengamos una situación así, donde la pobreza se transmite de padres a hijos y no pueden salir de ese túnel. No cabe duda de que los gobiernos tienen que hacer algo.
Hay que tener en cuenta que todo lo que consigue UNICEF va en un doble sentido: por un lado, sensibilizar a la población para que se implique con los derechos de la infancia y, por otro, conseguir financiación para programas en el extranjero. Yo pregunté por esta cuestión, que por qué no se destinaba parte de esa financiación a España. Pero es que, claro, España es un país desarrollado y son las administraciones los que tienen que solucionarlo porque tienen medios suficientes para hacerlo. Ahora que dicen que el bienestar social va a ser una de las prioridades del nuevo gobierno, que se note en la lucha contra la pobreza.
¿Cree que es importante para ello establecer una renta mínima estatal o autonómica?
Sí, pero la cuestión va más allá. Aquí está primando la economía y tenemos que darnos cuenta de que sí, que la economía es importante, pero que habrá que planificar o hacer menos inversiones en infraestructuras o en defensa, y emplearlas más en los seres humanos. El dinero no se reproduce fácilmente pero hay que darse cuenta de que hay inversiones que no son prioritarias como sí lo es salvar a las personas y a los niños de la miseria. En eso tenemos que estar en el futuro. No podemos permitir ver la pobreza infantil en un país tan desarrollado, no cabe en cabeza humana, no puede ocurrir.
Tanto a nivel estatal como en Castilla-La Mancha, se están elaborando sendas legislaciones de protección de la infancia. En el caso autonómico, ¿cómo está siendo la participación y aportaciones de UNICEF?
Se creó hace poco el Consejo Regional de la Infancia donde estamos incluidos, al igual que en la Comisión Permanente. Todavía estoy poniéndome al corriente, pero una de las cuestiones más importantes es el impacto normativo, es decir, que en todos los anteproyectos sea tenida en cuenta la infancia. Para eso la sociedad tiene que implicarse cada vez más y hacer que los niños participen y escuchar sus opiniones. Desde UNICEF se defiende que el niño no es un objeto de protección sino un sujeto de derecho y como tal tiene que ser considerado.
Precisamente, hay una petición reiterada desde el gobierno de Castilla-La Mancha que es la reforma legislativa para impedir las visitas a sus hijos de los hombres condenados por violencia de género. Es un ejemplo de considerarlos sujetos de derecho…
Desde luego, y sería fundamental. Es una reforma muy extensa porque entran en juego muchos instrumentos legales que afectan al propio Código Penal y al Código Penal, o a través de una ley específica. Es un tema difícil pero como se trata de la protección, de los derechos y de la vida de los niños, tenemos la esperanza de que todos los grupos parlamentario alcancen para ello un consenso generalizado.
Por último, en un tema esencial como es el de la salud y la alimentación de la infancia, ¿cómo trabaja UNICEF?
Es curioso, porque una de las sorpresas que yo me he llevado de UNICEF es sobre quién podría ser donante. Ahí es muy importante tener en cuenta el ámbito de la salud y el futuro de la infancia. No pueden ser donantes todas las empresas, porque, aunque quieran participar, hay un control muy rígido. Por ejemplo, no pueden serlo empresas que vendan alcohol, o que tenga en sus productos mucho azúcar, o que contaminen el medio ambiente. Para todo ello se hace un análisis muy exhaustivo en Ginebra (sede Naciones Unidas) y tiene todo el sentido si el objetivo es luchar por la alimentación saludable. En este caso, en lo que debemos seguir trabajando es en la sensibilización de las familias.