La Sección de Neurología del Hospital General Universitario 'Nuestra Señora del Prado' de Talavera de la Reina ha incorporado dos nuevas técnicas diagnósticas: la estimulación magnética transcraneal y la video-electroencefalografía (video-EEG).
Se trata de pruebas de la sección de Neurología que mejorarán el diagnóstico de la epilepsia, en el caso de la video-EEG, y de patologías como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la esclerosis múltiple y otros trastornos neurodegenerativos, en el caso de la estimulación magnética transcraneal.
Tal y como explica el doctor Octavio Sánchez del Valle, jefe de la Sección de Neurología del Hospital, "la variada sintomatología de la epilepsia hace difícil su diagnóstico, pero también la propia naturaleza ocasional de las crisis epilépticas dificulta que un sanitario pueda visualizarlas directamente si no es a través de una unidad de video-EEG prolongada".
El video-EEG prolongado consiste en la grabación de la actividad electroencefalográfica del paciente para analizar la actividad EEG que se produce entre dos crisis y establecer la correlación eléctrica y clínica que ocurre durante las crisis epilépticas.
"Esta es la prueba más concluyente que tenemos para diagnosticar la epilepsia y para caracterizar y clasificar las crisis", detalla Sánchez del Valle, lo que puede ayudar, además, a facilitar el abordaje y tratamiento de los pacientes.
Además, esta técnica es útil en pacientes que, por sus características, son potenciales candidatos para ser incluidos en un programa de cirugía de la epilepsia.
Para incorporar a la cartera de servicios del Hospital de Talavera esta nueva técnica, que se realiza gracias a la colaboración entre Neurofisiología y la consulta monográfica de Epilepsia, ha sido necesaria la adquisición de un dispositivo específico y la adaptación de una habitación en el área de hospitalización de Neurología.
Por su parte la estimulación magnética transcraneal consiste en la activación de las neuronas motoras y el haz corticoespinal induciendo un campo magnético perpendicular, que, a la vez, induce un campo eléctrico en el córtex cerebral.
Así, con unos electrodos de registro colocados en un músculo de la mano o del pie esta prueba permite calcular la velocidad de conducción motoral central.
La aplicación clínica de esta prueba, añade Sánchez del Valle, se centra en las patologías con sospecha de alteración de la vía motora central, como mielopatías cervico-artrósicas, la esclerosis lateral amiotrófica, esclerosis múltiple o trastornos neurodegenerativos carenciales o infecciosos que afecten al haz corticoespinal.