El profesor y arquitecto José María Ezquiaga, encargado de realizar el informe previo sobre el que se asentarán las bases del futuro Plan de Ordenación Municipal (POM) de Toledo -‘El análisis de la situación de la ciudad de Toledo y las bases para la formulación del Plan de Ordenación Municipal’-, ha concedido una entrevista a eldiario.es en la que deja diversas reflexiones sobre el futuro de las ciudades tras la pandemia de la COVID-19 que vivimos actualmente.
Aunque buena parte de la misma se centra en su papel como representante del grupo de expertos que asesora actualmente al Ayuntamiento de Madrid en las políticas de desescalada a nivel local y en la transición hacia otro modelo de ciudad, Ezquiaga apunta diversas ideas sobre la futura presencia de los automóviles en las ciudades: "Veo una maduración de los gestores municipales respecto a las medidas sobre el coche"
Cuestionado por las situaciones que se están viviendo en Madrid en las que los peatones, ante la falta de espacio, tomaron la calzada espontáneamente durante los primeros paseos que se han permitido hacer en la fase 0 de la desescalada, Ezquiaga espera que esto sea una primera muestra de lo que está por venir en el futuro de la movilidad.
"Todos somos peatones pero también eventualmente conductores. Todos somos ciudadanos de a pie ahora más que nunca. Y para todos el automóvil resulta en esta circunstancia un elemento agresivo y hostil. Hay que tomar la expresión de este deseo público para convertirlo en una política global de privilegio del peatón ahora que se pasea más en la vida cotidiana. Ya no es solo un problema de confort sino de hábitos saludables", apunta.
¿Qué hacemos con los coches?, le planteaban también en esta entrevista en la que el arquitecto asevera que es "prioritario sacar ordenadamente el automóvil del espacio urbano". "Con esta crisis hemos visto que el barrio es muy importante y muy resiliente. Todo está a distancia peatonal: la farmacia, el mercado municipal, el centro de salud… frente a otras cartografías que obligan a coger el coche para ir a por el pan porque no tienen comercio de proximidad", apunta también citando ejemplos de Madrid que pueden trasladarse a la situación que viven otras ciudades como la capital castellanomanchega.
¿La COVID-19 puede dejar, como único legado positivo, ciudades más amables? "Serán más amables en la medida de que seamos más sensibles. Y ahora lo estamos siendo. La epidemia ha visibilizado que todo espacio potencialmente público es valioso. Hay que recuperar solares cerrados, rincones, y acondicionarlos. Es necesario que en cada célula de la ciudad se puedan encontrar microespacios que puedan tener el papel de zonas comunes y verdes. Ahora no necesitamos solo grandes parques sino un lugar donde puedas sencillamente sentarte. Ojalá esto nos sensibilice sobre que la ciudad es para todos y sobre que cada segmento de población tiene necesidades. Y que no nos preguntemos por qué van a poner bancos aquí si yo no los uso. Espero que la sensibilidad que hay ahora no se pierda", agrega también Ezquiaga en esta entrevista.