Este domingo celebramos el Día Internacional de la Mujer. En esta jornada, millones de personas de todo el mundo nos movilizamos para que nuestros derechos no sufran ninguna vulneración más, para que el camino hacia la igualdad se despeje de cuantos obstáculos aún lastran este anhelo y para que la violencia hacia las mujeres sea erradicada totalmente de nuestra sociedad.
El consenso mundial que en torno a estas reivindicaciones crece día a día aún no es lo suficientemente amplio para que dejemos de salir a la calle recordando a toda la sociedad que en tanto en cuanto una de nosotras sea marginada, discriminada, ignorada, vejada, agredida o relegada por cuestión de género, la injusticia estará marcando nuestras vidas, y eso es de todo punto intolerable.
Cara a las celebraciones de este 2020, la ONU ha considerado como lema genérico: “Soy de la Generación Igualdad. Por los derechos de las mujeres”. Se cumplen 25 años de la celebración en Beijing de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, cuya declaración está considerada como una de las hojas de ruta fundamentales para impulsar las reivindicaciones feministas en estas últimas décadas. En ese tiempo, como dice el eslogan elegido para el citado organismo internacional, nuestro movimiento se ha revitalizado con la incorporación de muchos jóvenes. Es esperanzador verlos, a ellos y a ellas, enarbolar nuestras banderas aportando nuevas energías a una lucha, larga ya en el tiempo, que actualmente es la que mayor poder de transformación tiene en nuestro mundo actual.
Las mujeres nunca lo hemos tenido fácil en la vida. Nuestras madres y nuestras abuelas pueden certificarlo. Como también podemos comprobarlo al conocer la trayectoria que durante siglos tuvieron todas aquellas mujeres a quienes hemos concedido el título de pioneras y que consiguieron derechos tan elementales para todas nosotras como el voto, la igualdad jurídica, la educación no discriminativa, el acceso a cualquier profesión o la capacidad legal para decidir sobre nuestro patrimonio o nuestros hijos. Es obligado, por tanto, reivindicarlas a ellas y reivindicarnos nosotras.
Ese anhelo por poner en valor nuestras múltiples facetas es la base sobre la que asientan las múltiples actividades que se celebran en estos días en todos los pueblos y ciudades de España, actos todos ellos dirigidos de una manera trasversal a promover la unidad de nuestra sociedad ante la lacra que aún amenaza nuestra libertad, nuestros derechos y nuestra integridad. Actos a los que animo a participar para mostrar el rostro sereno, firme y convencido de todos los que estamos del lado de la igualdad plena, real y efectiva.
Desde 2018, el Gobierno de España ha conferido un impulso a las políticas en materia de igualdad con medidas para acabar con situaciones que siguen marginando a las mujeres por el mero hecho de serlo en el ámbito laboral, social y también privado. Pero es necesario seguir trabajando desde la unidad porque más de la mitad de la población sufre discriminación, y esa es una mácula que una sociedad moderna no debe seguir permitiendo por más tiempo.
Desde el Ayuntamiento de Toledo vamos a seguir apostando por impulsar las políticas de igualdad como instrumento para mejorar no solo las vidas de las mujeres sino de toda la ciudadanía.
¡Viva el 8 de marzo!
¡Viva el Día de la Mujer!