Aunque la política nacional a veces todo lo eclipsa, la elección de un alcalde es la opción democrática de proximidad que más afecta a la ciudadanía en España. En la actualidad son multitud las competencias de las que disponen los ayuntamientos y que gestionan, con mayor o menor acierto, afectando directamente a nuestra vida cotidiana. A ello debemos añadir un escenario de futuro que las administraciones locales no pueden obviar y que viene marcado por los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
El objetivo número 11 busca lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. Y en las manos de los alcaldes que saldrán de las urnas tras el 26 de mayo se encuentra la llave principal para eliminar los obstáculos de ese camino.
En el documento que Naciones Unidas elaboró en 2015 para la enumeración de los ODS se establece que las ciudades son hervideros de ideas, comercio, cultura, ciencia, productividad y desarrollo local. Son los núcleos que han permitido a las personas progresar social y económicamente, y por eso se ha experimentado un crecimiento urbano “sin precedentes”. Se prevé que en 2030 haya 5.000millones de personas viviendo en ciudades y por ello es necesario “mejorar la planificación y la gestión urbanas para que estos espacios sean más sostenibles”.
Actualmente, los problemas comunes de las ciudades son la congestión, la falta de fondos para prestar servicios básicos, la carencia de apropiadas en materia de tierras y vivienda y el deterioro de las infraestructuras. De hecho, la ONU apunta especialmente a la mejora en la recogida y gestión segura de los desechos sólidos, aprovechando mejor los recursos y reduciendo la contaminación y la pobreza.
También apunta que desde 2016, el 90% de los habitantes de las ciudades respira aire que no cumple las normas de seguridad establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que ha provocado un total de 4,2 millones de muertes debido a la contaminación atmosférica. En total, más de la mitad de la población urbana mundial “estuvo expuesta a niveles de contaminación del aire al menos 2,5 veces más altos que el estándar de seguridad”.
A principios de abril, Toledo acogió una nueva edición de Conama Local donde se abordó la Agenda Local de las ciudades de cara a estos objetivos, y uno de los temas más repetidos fue su papel en los ODS. Allí, el experto en desarrollo local Alain Jordá, que ha asesorado a varias ciudades en la consecución de los mejores objetivos para el bienestar ciudadanom, dejó claras algunas pautas que ahora hemos querido profundizar.
La pregunta fundamental, a la hora de elegir nuestra papeleta electoral, podría ser ¿cuál es el mejor alcalde para mi ciudad? En primer lugar, comenta el experto, es importante tener en cuenta un entorno global “profundamente cambiante” donde se fusionan el cambio climático, el aumento de las desigualdades, la transición digital y las transformaciones sociales. “El mundo está en crisis, y a la espera de que se vayan asentando nuevos consensos globales, a las ciudades no les queda más remedio que seguir avanzando aunque sea sin pautas claras de cómo abordar los distintos retos a los que se enfrentan”.
Es decir, hay un escenario de incertidumbre como punto de partida, pero ello no impide una gestión municipal eficiente. Con esa perspectiva por delante, el buen alcalde o alcaldesa será aquel que “a la vez que mantiene a la ciudad en funcionamiento, sea capaz de ir transformando su realidad en línea con los nuevos retos que se van presentando”. Para ello, añade Jordá, es esencial que adopte un liderazgo “de tipo colaborativo para con los actores locales”.
Ciudades ancladas en el pasado
Y es que los antiguos métodos ya no funcionan. Si un alcalde o alcaldesa pretende seguir aplicando a la nueva realidad las recetas que funcionaban 20 o tan solo 10 años atrás, “fracasará con seguridad” y “su ciudad va a quedar anclada en un mundo que ya es de ayer y va a ir perdiendo atractivo frente a aquellas otras que sí estén adoptando nuevas políticas y objetivos”. La conclusión es que las ciudades requieren hoy en día alcaldes “lideren colaborativamente” y que estén “abiertos a dar nuevas respuestas para atender a realidades cambiantes”.
Alain Jordá es experto en el Programa URBACT de la Comisión Europea en varios ámbitos, entre ellos el de desarrollo local, y también miembro de la Red de Expertos en Desarrollo Territorial de América Latina y el Caribe. Muchas de sus propuestas se encuentran en el libro ‘Estrategias de desarrollo para ciudades intermedias’, donde apunta a una serie de orientaciones para aquellas poblaciones que no son grandes ciudades ni pequeños núcleos de población.
Para estas ciudades en concreto, considera que no basta con atender a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y sobre todo insiste es que se trata de escenarios a largo plazo que requieren “periodos más largos de tiempo manteniendo un mismo rumbo de mejora”. “Ese relanzamiento solo puede producirse si la ciudad cree en sí misma y si ciudadanía y actores locales comparten la ilusión en un proyecto de futuro propio y singular de su ciudad”.
“Para que todo eso sea posible, la ciudad debe contar con un liderazgo municipal colaborativo. Es decir que la municipalidad debe adoptar el doble rol de liderazgo, para convocar a sus conciudadanos a definir y construir ese nuevo futuro, y, a renglón seguido, actuar como un actor local más sentándose a la mesa de deliberación haciendo sus aportaciones a la definición de ese futuro de ilusión compartido por el conjunto de la ciudad”, concluye.