La Coordinadora de ONG de Desarrollo de Castilla-La Mancha tiene una dilatada trayectoria en esta comunidad autónoma y un asentamiento de organizaciones que trabajan para que la cooperación internacional al desarrollo y la ayuda humanitaria, en aquellos países que más lo necesitan, siga siendo una realidad. Tras el confinamiento y la desescalada tomó las riendas de la Coordinadora el responsable de la delegación de Movimiento por la Paz (MPDL) en Ciudad Real, Manuel Lorenzo, reemplazando a Braulio Freyre. Repasamos con el presidente cuál es la situación actual de estas ONG, sus principales retos durante la pandemia y las relaciones con la sociedad y las administraciones.
¿Cuál la situación actual de la Coordinadora de ONGD en Castilla-La Mancha tras el confinamiento y la posterior desescalada?
La verdad es que la situación de la ONG de desarrollo en la región no ha empeorado, pero tampoco había mejorado. El sistema de cooperación, tal y como está instaurado actualmente, no se encuentra ahora en una situación nueva. Esto quiere decir que seguimos arrastrando la misma situación de recortes que se llevó a cabo durante la crisis económica anterior, cuando se llegó a suprimir toda la política de cooperación. Después hubo una recuperación muy lenta y todavía son muchos los temas pendientes y desafíos a los que nos enfrentamos.
¿Ahora mismo temen estas ONG que pueda haber nuevos recortes?
Actualmente no ha habido ningún recorte en las convocatorias de cooperación que estaban previstas para este año y, de hecho, la semana pasada se publicó la convocatoria de proyectos de ayuda humanitaria en Castilla-La Mancha. Estamos pendientes de la de proyectos de cooperación al desarrollo y de educación para el desarrollo prevista para el año 2020. Por todo ello, esperamos al menos que esos compromisos se mantengan.
¿Y qué papel juega Castilla-La Mancha en el escenario estatal de ayuda humanitaria?
Es verdad que a nivel global, Castilla-La Mancha sigue en el vagón de cola de las comunidades autónomas en cuanto a aportación presupuestaria. Actualmente el porcentaje de los presupuestos que se dedica a cooperación es un 0,03%, lejísimos del 0,7%, que es la meta histórica que desde 1970 está prevista que se alcance a nivel mundial. Ese índice es muy bajo. Estamos muy lejos de otras comunidades como País Vasco, Navarra o Catalunya, que rondan el 0,4%. Queda mucho camino por recorrer en este ámbito y esperamos que no sea la cooperación nuevamente la que sufra los recortes que sufrió en el pasado.
En vuestra interlocución con la Junta de Castilla-La Mancha, ¿hay un compromiso firme de que ese porcentaje vaya a aumentar?
Sí, existe el compromiso de ir aumentando paulatinamente los fondos, y cada año se va haciendo, pero en porcentajes muy bajos. Si a nivel de gobierno estatal existe un compromiso de alcanzar en esta legislatura el 0,5%, estamos muy lejos de que Castilla-La Mancha pueda seguir esa senda marcada por las políticas de cooperación a nivel de Estado.
¿Qué cambios ha apreciado la Coordinadora desde que se aprobó recientemente la Ley del Tercer Sector de Castilla-La Mancha?
Ha habido unos primeros pasos, entre ellos la puesta en marcha de la Comisión para el Diálogo Civil con la Mesa del Tercer Sector de Castilla-La Mancha, de la cual formamos parte como coordinadora. Evidentemente creemos que este es un marco para trabajar no solo los temas que afectan a las entidades del tercer sector a nivel social, como son la pobreza, las discapacidades o la infancia, sino también la cuestión de la cooperación al desarrollo, que debe abordarse y plantearse ahí.
¿Cuáles son las principales acciones de desarrollo en las que ahora están poniendo el foco las ONG de la Coordinadora?
Es evidente que, debido a la pandemia, la pobreza, el hambre y las desigualdades van a aumentar en el mundo, por lo que debemos centrarnos en evitar que las consecuencias de la pandemia afecten a las personas más vulnerables, algo que ya estamos viendo cada día. Si en sociedades como las nuestras, las consecuencias están siendo duras, en otros países donde no cuentan con los recursos sanitarios y económicos que tenemos nosotros, los efectos pueden ser devastadores.
¿Y esa prioridad de ayuda a la cooperación internacional se ha marcado así desde las administraciones?
Desde la Junta de Castilla-La Mancha las zonas prioritarias que se marcan en cooperación internacional son las mismas que establece la Agencia Española de Cooperación, algo acertado para que haya coherencia de políticas. Ahora mismo estamos viendo cómo zonas de África, Centroamérica y Asia ya están sufriendo consecuencias indirectas: es probable que a muchas personas no las mate el virus pero sí el hambre y la pobreza que provoca, derivadas de la pandemia, y eso también deriva en una mayor inestabilidad social, económica y política de muchos países. Desde Naciones Unidas y la FAO están alertando sobre estas consecuencias de falta de recursos alimenticios.
¿Necesitamos que haya mayor sensibilización de la sociedad española con los problemas que hay más allá de sus fronteras?
La verdad es que opino que la gente está muy sensibilizada y así lo vemos a través de iniciativas como la X Solidaria de la Declaración de la Renta que va aumentando cada vez más. Creemos que a nivel de sociedad y a pesar de la situación actual que está viviendo la ciudadanía, la población es consciente de la necesidad de luchar contra el hambre y la pobreza en el mundo. En situaciones complejas, es lógico que miremos hacia nuestros problemas más cercanos pero también tenemos que ser conscientes de que vivimos en un mundo global y que situaciones que vemos muy lejanas acaban afectándonos.
Con todas estas circunstancias, ¿cómo resumiría los principales retos de la Coordinadora?
Para nosotros el principal reto es que la cooperación al desarrollo se asuma en todos los niveles como una política estable, que sea dotada de unos recursos técnicos y económicos suficientes, y se garantice una acción solidaria a medio y largo plazo, sin constantes cambios. Una política coherente y correcta no puede estar sometida a vaivenes porque cuesta mucho poner en marcha todo esto y si se suprime todo de un plumazo, puede suponer un gran problema. También consideramos que es necesario un reconocimiento al valor que aporta la cooperación descentralizada y por supuesto es necesario un aumento significativo del presupuesto de cooperación, y que en el caso de Castilla-La Mancha salga del vagón de cola de las comunidades autónomas en este ámbito. Igualmente creemos que es necesaria la elaboración de un Plan Estratégico de Cooperación en esta región para los próximos años. Son cuestiones sobre las que va a seguir trabajando la nueva Junta Directiva.