Benito Pérez Galdós (Las Palmas, 1843-Madrid, 1920) murió en un 4 de enero de hace cien años. En este día arranca el año galdosiano y muchos no saben la intensa huella que Toledo dejó en su vida y en su obra.
El escritor empezó a venir muy joven a Toledo, la ciudad donde pasaba algunas temporadas aprovechando sus estudios en Madrid a la que se había trasladado a estudiar Derecho con 19 años.
¿Por qué a Galdós le gustaba tanto Toledo? “Se ha especulado mucho con este tema”, comenta el periodista Quique Sánchez Lubián que cuenta como, de niño, en Las Palmas de Gran Canaria se apasionaba por la arquitectura y construyó una maqueta a base de cristales, trozos de cartón, madera… “Representaba a una ciudad bordeada por un río y coronada por una catedral. Es curioso. No se sabe si había visto alguna ilustración de Toledo, pero el caso es que cuando vino por primera vez se dio cuenta de que era la ciudad imaginaria que había construido de pequeño”.
Cuando llegó a la hoy capital castellanomanchega trabajaba como periodista. La revista ‘España’ le encargó un reportaje literario sobre la ciudad que titula ‘Toledo, su historia y su leyenda’ (1870). Desde entonces, su afición por la ciudad se agudizaría y no solo viajaba a la ciudad, sino que le dedicó numerosas páginas en sus obras.
“Toledo fue una de sus ciudades preferidas. Aquí pasó muchas temporadas y dedicó a nuestra ciudad numerosos textos”, destaca el concejal de Cultura, Educación y Patrimonio Histórico, Teo García. ‘El audaz’ (1871), ‘Los Apostólicos’ (1879) o ‘Ángel Guerra’ (1891) son algunas de ellas. Y es que algunos autores sostienen que la ciudad fue “su refugio espiritual”.
“Se dice que en fue en la calle Santa Isabel donde empezó a escribir ‘Ángel Guerra’, su gran novela sobre Toledo”, explicaba la profesora de Literatura Carmen Vaquero en una conferencia hace ahora dos años. Allí se alojó con las hermanas Figueras, después de pasar por el hoy desaparecido hotel Lino, en la calle de la Plata. En ambos lugares hoy hay una placa conmemorativa.
Su última obra, ‘Memorias de un desmemoriado’, “es una especie de biografía con bastantes páginas dedicadas a Toledo”, recuerda Sánchez Lubián, quien apunta que a lo largo de toda su obra “hay personajes secundarios que los estudiosos han cuantificado en 75 relacionados con la ciudad o la provincia” y por eso el periodista cree que “su Centenario no debe pasar desapercibido”.
Ciertos autores sitúan a Pérez Galdós a la altura literaria de Cervantes. Sánchez Lubián destaca su “impresionante labor literaria de carácter social. Fue un gran contador de historias que no reflejaba historias de reyes sino las de las clases populares, de la gente que lo pasaba mal, las mujeres abandonadas, a las que el marido engañaba... Esa etapa de España difícilmente se puede entender sin leer su obra”.
Se sabe que Galdós, un goloso que se pirraba por el mazapán, no era un asiduo de la vida social de la ciudad, pero hizo grandes amigos como el fotógrafo Casiano Alguacil, cuyas fotografías podrían protagonizar una exposición sobre el Toledo de la época a lo largo de este 2020, según explica el concejal de Cultura.
Otro de sus amigos fue el conocido pintor Ricardo Arredondo o el campanero de la catedral, Mariano Portales, el archivero Francisco Navarro Ledesma y el canónigo Wenceslao Sangüesa que se convertiría en obispo de Cuenca. “Gracias a él conoció la vida de la catedral, de la gente que vivía en ella, paseando por sus zonas superiores donde se encontraban los talleres de vidrio. Era una parte oculta que conocía perfectamente”.
También frecuentó la casa del ingeniero Sergio Novales, propietario de la Finca La Alberquilla, ubicada muy cerca de la actual estación del AVE, desde la que se desplazaba a la ciudad en una tartana conducida por ‘El Melejo’, bisabuelo del poeta toledano Manuel Palencia.
“Galdós venía a Toledo acompañado de su sobrino José Hurtado de Mendoza, también ingeniero agrónomo. La finca era modélica en cuanto a su explotación agraria, ganadera, selección de semillas…Amaba la naturaleza”, cuenta Sánchez Lubián.
“Le gustaba una oveja negra y para evitar que los pastores la sacrificaran se la llevó a Madrid, a la casa de su sobrino, en Hilarión Eslava, hasta que creció y la devolvieron a la finca. Cada año le enviaban un vellón de la oveja” que, por cierto, recibió el nombre de Mariucha
Se conoce también su notoria relación con el escultor Victorio Macho que realizó el monumento al escritor que podemos ver en el Retiro de Madrid. “Pese a ser republicano, una de sus grandes preocupaciones fue la de saber si el rey Alfonso XIII asistiría a la inauguración. Al final no fue”, explica Lubián. También se relacionó con Gregorio Marañón. “Galdós fue quien trajo al niño Marañón a Toledo y le inculcó el amor por nuestra ciudad”, sostiene el concejal de Cultura.
Toledo recupera a Galdós para el callejero, eliminado tras la guerra civil
El novelista será uno de los grandes protagonistas de la vida cultural de Toledo durante este 2020. La primera cita está en la Biblioteca de Castilla-La Mancha que ha incluido en el ciclo de cine biográfico ‘Valores de una vida’ organizado por la plataforma del mismo nombre en colaboración con el Ateneo Científico y Literario, la proyección de la película ‘Tormento’, basada en la novela de Benito Pérez Galdós, el día 15 de enero a las 18 horas. Posteriormente, el 22 de enero el profesor de la UCLM, Francisco Martínez Gil, ofrece la conferencia ‘Galdós en el cine’, a las 19 horas.
Será un día antes del Día de la Ciudad de Toledo en el que se entregan los Honores y Distinciones para el año 2020, coincidiendo con la festividad de San Ildefonso, patrón de Toledo. Entre estas distinciones el Ayuntamiento aprobó por unanimidad dedicar una placa-homenaje a Benito Pérez Galdós en la plaza del Cerro Virgen de Gracia -todavía sin fecha- coincidiendo con el centenario de su fallecimiento y “en reconocimiento a la pasión que siempre demostró por la ciudad de Toledo, contribuyendo con sus novelas a divulgar nuestra historia y sus leyendas”.
Pero que una calle de la ciudad se dedique al escritor no es algo nuevo. El Consistorio toledano ya lo hizo en el año 1932. Entonces se denominó Paseo de Pérez Galdós a lo que hasta entonces era conocido como Paseo de la Virgen de Gracia, pero tras la guerra civil, como otras denominaciones de calles tomadas durante la etapa republicana, su nombre fue borrado del callejero local. Ahora volverá a cambiarse.
En lo político, Pérez Galdós fue republicano declarado “pero también un gran liberal y muy amigo de conservadores como Menéndez Pelayo o Pereda. No tuvo problemas en relacionarse con gente de toda ideología”, relata Sánchez Lubián.
Fue diputado en varias ocasiones y llegó a presidir la Conjunción Republicano-Socialista (1909) constituida junto al socialista Pablo Iglesias. “Fue la primera vez en la que Iglesias resultó elegido diputado. La condición de Galdós como socialista provocó que durante el cortejo de su entierro una muchedumbre formada por gente de Juventudes Socialistas y de la Casa del Pueblo se interpusiera entre el féretro y la comitiva fúnebre que encabezaba el gobierno, a su paso por la calle Alcalá de Madrid. Querían testimoniar el homenaje de las clases populares al escritor”.
“Queremos restablecer parte de nuestro patrimonio cultural y ponerlo en su sitio. Para nosotros es un hecho simbólico pero importante que formará parte del propio Centenario”, señala Teo García, quien avanza que el homenaje al escritor se extenderá durante todo el año y pasará por “vincular distintas actividades de perfil cultural y educativo al escritor. Nos parece importante que se incorporen a la agenda cultural de la ciudad”.
Lo harán, por ejemplo, a través de la proyección de películas como ‘Fortunata y Jacinta’, ‘Tristana’ o ‘Nazarín’ en el Cine Club de la ciudad. Conferencias o rutas por los lugares que frecuentó el escritor son otras de las actividades que se ofrecerán a toledanos y visitantes aunque la agenda está todavía por definir “en colaboración con los agentes sociales de la ciudad”.
Este sábado 4 de enero, una ruta guiada
Precisamente este sábado 4 de enero la empresa Pasearte Toledo ofrece una ruta homenaje al escritor para todos los públicos, de 90 minutos de duración, que saldrá a las 18 horas de la plaza de Zocodover.
Por cierto, a finales de enero se inicia el rodaje de una película sobre el escritor dirigida por Gustavo Socorro. ¿Será Toledo una de las localizaciones elegidas para el rodaje?