Con una Estrategia de la Biomasa Forestal que todavía está desarrollándose en su primera fase y a la espera de la aprobación de la nueva Ley regional de Economía Circular, Castilla-La Mancha está experimentando un importante repunte en la utilización de esta herramienta, formada por productos obtenidos por fotosíntesis y que son transformados en combustible útil. Según los datos desagregados por autonomías del Informe Anual del Observatorio de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), casi 24.000 estufas y calderas de biomasa de alta eficiencia funcionaban en Castilla-La Mancha a finales de 2018, el 21,8% más que el año anterior, uno de los porcentajes de crecimiento más altos de España.
Los datos del estudio reflejan también una amplia expansión económica en el sector. Así, este incremento de las instalaciones de biomasa tecnológicamente avanzadas, que supone la incorporación de más de 4.300 hogares y edificios de uso colectivo, sitúa el volumen de negocio del sector en 71 millones de euros.
Igualmente, la fabricación y comercialización de los nuevos equipos, así como las tareas de mantenimiento y venta de biocombustibles sólidos, entre otras, generaron una actividad que emplea a 794 personas en la comunidad autónoma. Y en cuanto a la energía consumida por los equipos de biomasa en Castilla-La Mancha, ascendió a 116,6 KTEP (1.000 toneladas equivalentes a petróleo), lo que ha permitido el ahorro de casi 136 millones de litros de gasóleo.
En el informe, los expertos también destacan la relevancia de la contribución del sector a la estrategia de reducción de gases de efecto invernadero, ya que los 23.982 equipos de biomasa instalados en la comunidad autónoma evitaron la emisión de 360.528 toneladas de CO2, similar a la contaminación que producen durante un año 240.352 turismos, el 15,9% de todo parque móvil regional.
Con respecto a los datos a nivel nacional, el informe del Observatorio de la Biomasa de Avebiom, el sector generó un negocio en toda España de 870 millones en 2018 (el 1,7% más), lo que permitió crear 950 nuevos puesto de trabajo (el 11% más), hasta alcanzar la cifra de 9.600 personas empleadas. Al cierre del ejercicio había 298.400 instalaciones de calefacción alimentadas con biomasa en funcionamiento, 53.480 más que el año anterior.
En opinión del presidente de este colectivo, Javier Díaz, las labores que se derivan de la producción y comercialización de pellets, astilla, leña, huesos de aceituna y otros combustibles, “se asientan sobre todo en el mundo rural”, por lo que “podemos afirmar que nuestro sector se erige claramente como eficaz antídoto contra la despoblación y el abandono de esas zonas en declive”.
De hecho, las casi 300.000 instalaciones de calefacción operativas a finales del ejercicio evitaron la emisión de 4,1 millones de toneladas de CO2 en 2018, lo que significa que la biomasa de calefacción “se ha consolidado como un instrumento indispensable en la estrategia nacional para la reducción de gases de efecto invernadero, al igual que lo es también en Europa”.
Con motivo de los diez años de actividad del Observatorio de la Biomasa en España, Avebiom presentará un informe sobre la evolución del sector y su contribución a la lucha contra la emisión de gases de efecto invernadero procedentes del uso de combustibles fósiles, como el gasóleo o el gas natural, que afectan negativamente al cambio climático. La presentación realizará en el marco de Expobiomasa 2019, cuya duodécima edición tendrá lugar del 24 al 26 de septiembre próximo en el recinto ferial de Valladolid.
La estrategia castellanomanchega
Hace justo un año que el Diario Oficial de Castilla-La Mancha publicó la aprobación definitiva de la Estrategia Regional de la Biomasa Forestal en esta comunidad autónoma. Se trata de una iniciativa pionera en el país en la que el Gobierno ha trabajado durante tres años con el objetivo de contribuir a la diversificación de la producción de energía a través de la biomasa forestal. Con ello, pretende disminuir la actual dependencia respecto a productores externos procedentes de otras fuentes, principalmente de los combustibles fósiles importados.
Pero, ¿en qué consiste? Es una planificación que se irá implantando en los próximos tres años (ya lleva uno de desarrollo) y que prevé la creación de unos 2.000 empleos y la reducción de hasta 14.000 toneladas de emisiones de CO2 a corto plazo. Busca con ello un cambio de modelo energético menos dependiente de los combustibles fósiles aprovechando recursos disponibles en la región como la biomasa forestal
Por tanto, en la región hay una fuerte apuesta por este modelo energético, que aglutina varias fases y una compleja implantación. De momento, ya se ha elaborado un mapa con siete zonas de interés en las cinco provincias para futuros centros logísticos de tratamiento. Contempla asimismo agrupaciones de montes y nuevas certificaciones forestales que den rentabilidad a los proyectos.