Desde la estructura y puesta en marcha de la mesa de Vivienda del Polígono en noviembre del año pasado, distintas asociaciones y fundaciones han puesto en común con los vecinos de este barrio toledano las actuaciones y programas de convivencia que llevan a cabo ahora a través de una programación comunitaria.
Con la intención de converger los retos y evaluar las experiencias que se llevan a cabo en las comunidades en las que se gestionan estos proyectos, se organizó una Jornada técnica de Vivienda del barrio del Polígono que contó con la intervención de varios profesionales, en una mesa moderada por Luz Jaime, coordinadora de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Toledo, en la que explicaron el modelo de trabajo y las iniciativas que llevan a cabo en este barrio.
Así, este evento, celebrado en el Centro Social del Polígono y organizado principalmente por la Empresa Municipal de Suelo y Vivienda de Toledo (EMSTV), tuvo entre sus ponentes a Paloma Ripiero, trabajadora de la Fundación Sociosanitaria en la región, quien desgranó el programa de atención y rehabilitación psicosocial de personas con problemas de salud mental que llevan a cabo en la vivienda social situada en el Polígono -gestionan otras dos en Toledo-.
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“Se trata de personas que requieren una atención que trasciende a lo puramente sanitario, con necesidades muy concretas para su integración en la comunidad. Requieren de apoyo a la familia, laboral, necesidades de alojamiento y atención en su propia comunidad, además de apoyo económico y de la defensa de sus derechos”, explicó Ripiero sobre las personas que atienden.
En dicha vivienda residen seis personas, de las que el 80 por ciento lleva más de 10 años habitando en ella. “Para ellos supone otra forma de vida, les reporta un bienestar que no habían encontrado en otros lugares. Siempre se han sentido bien acogidos en la comunidad y siempre han contado con ellos en situaciones cotidianas como, por ejemplo, cuando salen a tomar el fresco en verano o a andar por el barrio”, dijo la representante de la Fundación Sociosanitaria regional.
De otro lado, Sol Lahera relató las acciones que llevan a cabo con las personas que acogen en tres viviendas del Polígono por medio del Programa de Atención Humanitaria a Personas Inmigrantes y del Programa de Acogida Temporal y Atención Integral a Personas Solicitantes y Beneficiarios de Protección Internacional. En el primero de ellos, “se trabaja de forma muy temporal, solo tres meses en los que se pretende mejorar su inclusión social, si es que podemos decir que una persona recién llegada a España, de color negro, habla francófona, se puede integrar en una sociedad en este tiempo”, apuntó Lahera.
Les ayudan a hacer vida en el barrio, a participar en actividades deportivas o culturales o a conocer el acceso del que pueden disponer al servicio sanitario en los centros de salud o del de educación para mayores. “Es un paso importante para su toma de contacto en el país”, destacó la profesional.
“El Polígono es una miniciudad”
Y sobre el segundo programa, el de asilo, Lahera recordó que comenzó en octubre de 2017 y que disponen de siete viviendas de las que resalta el “factor de facilidad” que ofrecen los propietarios para su alquiler. En ellas, las personas refugiadas que llegan a Toledo se establecen, en principio, durante seis meses, aunque luego se puedan quedar en ellas. “El Polígono es una miniciudad con todo lo que cada uno puede necesitar”, manifestó Lahera sobre este barrio que también considera “más empático que el Casco” ya que en él residen más extranjeros.
También participó en esta conferencia Vanesa López, de la Asociación IntermediAcción, que describió el proyecto sociocomunitario que hacen en la comunidad de las 109 -viviendas- del Polígono. En estas viviendas, construidas hace 15 años, residen 257 vecinos, con una amplía población muy joven -el 45% tiene menos de 18 años-. “Es una comunidad con una alta diversidad social y cultural. No hay vecinos problemáticos, pero sí hay personas con problemas, con necesidades y con soluciones”, describió Vanesa.
La trabajadora de IntermediAcción valoró también la labor de la Asociación de Vecinos El Tajo -”un referente en el barrio”- con esta comunidad vecinal desde el año 2013 debido a “la degradación social y comunitaria” que se produjo en ella y que generó cierta preocupación en sectores sociales. Por ello, realizaron un diagnóstico “compartido, con miradas y percepciones de todos los protagonistas” durante cuatro meses.
La capacidad vecinal
“Aplicamos un punto de vista con el que centrar sus necesidades no solo en la disponibilidad de recursos sino en sus propias capacidades”, dice Vanesa, que avanzó una iniciativa “muy bonita” que los vecinos van a realizar para pintar la fachada exterior de las viviendas, con la colaboración del Ayuntamiento a través de los planes de empleo o de la empresa pública de vivienda de la región, Gicaman.
En definitiva, el proyecto que están llevando a cabo “no va a solucionar los problemas que hay en dos días, es un proceso a largo plazo” en el que acontecen iniciativas comunitarias como la que se generó por medio de un manifiesto que los niños de este bloque de viviendas escribieron porque querían “hacer una piscina por el calor que hace en verano” y por el que se hizo un mercadillo solidario en el Polígono.
De su lado, Beatriz Cantalejo expuso el programa de vivienda que gestiona Cáritas Toledo, un programa “muy amplío” en el que facilitan 11 viviendas -cedidas por la Junta- a personas sin hogar. “Damos preferencia a familias con menores, con unos ingresos de menos 1,5 veces el IPREM, a víctimas de violencia de género... No solo en el acceso a viviendas sino también en el acompañamiento social y espiritual”, señala Cantalejo.
El principal objetivo que persigue esta organización católica es “fomentar la autonomía y la gestión del hogar, que las personas sean autónomas por medio de un proceso en el que puedan hacerse cargos del alquiler y los gastos”, por lo que refuerzan “el trabajo del ahorro dentro de sus medidas e ingresos”. “Está siendo un éxito”, recalcó la trabajadora de Cáritas.
Las 148
También intervino como ponente Fernando de Pablo Hermida, director del Área de Patrimonio y Vivienda de Gicaman, quien ofreció algunos datos de “los resultados del Diagnóstico de las 148 Viviendas de Protección Pública (VPP)” del Polígono, una comunidad de la que algunos de sus vecinos han denunciado “el deterioro” del edificio y las condiciones que achacan a la empresa pública.
Hermida distinguió las acciones que lleva a cabo Gicaman en estas viviendas y destacó que esta empresa “no va a consentir que se desaloje, de desahucie o se produzca un levantamiento sobre ninguno de sus vecinos, moleste a quien moleste”, en una comunidad en la que, exceptuando a colectivos prioritarios en situaciones de exclusión social, “se exigen requisitos económicos y una garantía de que pueden pagar las viviendas” las personas que habitan allí, y con las que plantean “propuestas de actuación para desarrollar estrategias contra la pobreza” a través del Plan de Garantías Ciudadanas del Gobierno regional o del Plan Local de Empleo del Ayuntamiento de Toledo.
De su lado, Emiliano García, de la Asociación de Vecinos El Tajo, defendió, bajo una ponencia titulada 'Presentación del modelo de las patas', la idea de gestión que publica que plantea esta organización vecinal para las viviendas sociales del barrio. Un modelo en el que habría una administración única para todas las viviendas, que permitiría gestionar de una manera más adecuada la convivencia vecinal en estas comunidades en términos sociales y económicos.
Así, las otras dos 'patas' de esta iniciativas, comprenden también un mantenimiento único y un equipo de seguimiento social permanente para todos los vecinos. Unas competencias que tendrían que gestionarse desde la Junta de Comunidades y coordinadas por los servicios sociales y entidades que participan en proyectos vecinales como los expuestos en esta jornada.
Down Toledo
Asimismo, Ana Fernández dio cuenta del Programa de Vida Adulta que lleva a cabo la Asociación Down Toledo en viviendas tuteladas del Polígono. Viviendas que suponen una alternativa de vida autónoma e independiente para personas con discapacidad intelectual, que por motivos formativos o laborales, o simplemente por decisión propia, desean vivir fuera de vivienda familiar y contar con el apoyo de un profesional para apoyarlos en el día a día.
Down Toledo activó también en 2014 un programa para varios pisos independientes en los que residen con los apoyos puntuales necesarios. Sus objetivos son colaborar en acciones cotidianas que mejoren la gestión sanitaria, económica o social que realizan estas personas por sí mismas, o garantizar su participación y el acceso a los recursos comunitarios con la premisa de procurar “la máxima calidad de vida”.