¿Para qué sirve el sexo? ¿El ser humano es monógamo o polígamo? ¿Qué animal tiene el pene más grande en relación a su tamaño corporal? Estas y otras muchas cuestiones fueron a las que Juan José Sanz Cid, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, y Marta Ibáñez, sexóloga, intentaron dar respuesta en la charla denominada 'Sexo Animal' que dio comienzo a una nueva temporada de Ciencia a la Carta.
Con la puesta de sol como telón de fondo en la Terraza de Recaredo, en Toledo, y también con motivo de la celebración del Día Internacional del Sexo -el 6 del 9 (septiembre)- este par de expertos despertaron la curiosidad de un participativo público que, cuanto más avanzaba la charla, más preguntas se hacía en torno a las relaciones sexuales que se dan en el mundo animal o, por ejemplo, a la influencia que ejerce la cultura en las que tenemos los propios seres humanos.
"En principio, la principal función del sexo es reproducirse", comenzaba Sanz la charla haciendo referencia a su condición de biólogo, al mismo tiempo que preguntaba a Ana, la intérprete de lengua de signos que hace más accesibles las ponencias de Ciencia a la Carta, cómo se dice 'sexo' mediante señas.
"Nadie sabe cómo surgió el sexo. Lo que sí se sabe es que hay dos tipos de reproducción: la asexual y la sexual", remarcaba el investigador del CSIC, que explicó las características de los dos tipos de reproducción resaltando que la primera de ellas permite a un individuo reproducirse por sí mismo, mientras que en la segunda se necesita la unión de una pareja, o al menos de sus gametos, para alcanzar el mismo fin.
En este sentido, el experto dio a conocer también que los estudios que se han hecho sobre los organismos -bacterias- que componen la levadura de la cerveza, que realizan los dos tipos de reproducciones sexuales a lo largo de toda su vida, se sabe que la reproducción sexual favorece copias más completas del génoma, es decir, mejora la evolución de una especie en mayor medida que la reproducción asexual.
Aparte de recordar diversos principios de la reproducción sexual o destacar el número de espermatozoides que producen los hombres por segundo (1.000) -"al cabo del día hay muchas células que necesitan tener salida", bromeaba empíricamente y siempre con un lenguaje técnico-, Sanz dio a conocer también términos como el 'Efecto Coolidge', un fenómeno estudiado con ratones que muestra cómo los machos disminuyen el tiempo entre eyaculación y eyaculación -copulando varias veces seguidas- al hacerlo con hembras diferentes, mientras que siendo la misma el intervalo es mayor.
De su lado, Marta Ibáñez mostró más las nociones relativas al comportamiento sexual y sus diferentes manifestaciones desde el punto de vista psicológico. "El objetivo de otras especies es la reproducción pero el de los seres humanos también es el placer, entre otras cosas. La reproducción no es el único objetivo", recalcó.
"¿Para qué sirve un coito?", cuestionó la experta al público, una pregunta que recibió respuestas tales como "para socializar", "intimar", "liberar la tensión sexual" o "arreglar conflictos", una opción esta última que Ibáñez sí cree que es de utilidad en las terapias de pareja que lleva a cabo -"aunque evidentemente hay que hacer más cosas para solucionarlos que coitar", remarcó- y que Sanz apuntó que se utiliza entre primates para resolver incluso problemas familiares.
¿Monogamia o poligamia?
Otra de las cuestiones que se abordaron en la charla fue la manera de emparejarse de los animales para mantener sexo. Entre la monogamia -modelo de relaciones afectivo-sexuales basado en un ideal de exclusividad sexual por un periodo de tiempo indefinido entre dos personas- y la poligamia -el mismo tipo de relaciones pero entre más de dos personas-, es un hecho que la primera de ellas es la más común entre seres humanos.
Estos dos conceptos motivaron un debate entre el público al final de la charla sobre por qué, de manera generalizada, "el ser humano mantiene relaciones monógamas y, a su vez, tiene deseos sexuales con otras personas que no son su pareja". Asimismo, se abordó la influencia que tiene la cultura en la evolución y transmisión de estos vínculos, con la que se evidencia que, por ejemplo, las personas que viven en Occidente y practican la monogamia no se corresponde con la poligamia que practican distintas tribus africanas.
Características sexuales del mundo animal
"Cuando uno mira a los testículos resulta que las especies que son polígamas, que practican mucho sexo, como es el macaco, el papio o el chimpancé, tienen los testículos más grandes de lo que les corresponde por su tamaño corporal. Los humanos estamos ahí, en el límite de la línea. Tenemos una característica curiosa y es que los testículos están en el exterior del cuerpo, cosa que no sucede en los primates", relataba Sanz enlazando la charla con características sexuales y curiosidades de distintos animales en sus relaciones sexuales.
Entre estos, destacaron varios caracteres sexuales secundarios, como los del pavo real. El precioso abanico de las machos, incómodo para su supervivencia ante depredadores, define la elección de la hembra para elegir con quién procrear. El canto de las aves, el color de los reptiles o el uso de feromonas son otros de estos caracteres, así como el olor corporal, el cual está "comprobado" que funciona en los seres humanos como un aliciente para mantener relaciones sexuales.
Aparte de mencionar diversas noticias sobre delfines -cuyo órgano mide unos 35 centímetros- que han acosado sexualmente a mujeres en el agua -proyectando como ejemplo uno de los vídeos que se pueden encontrar en la red sobre esta situación-, en 'Sexo animal' también se divulgó acerca de la anatomía y de las dispares copulaciones que mantienen los animales.
De los tres segundos del chimpancé a las 12 horas de las serpientes
Las ratas pueden estar diez horas copulando y lo hacen hasta 400 veces. Los hámsters dorados pueden llegar a copular hasta 65-75 veces en cada encuentro sexual. La cópula del chimpancé dura tres segundos, frente a los 30 segundos de las ballenas o elefantes, los treinta minutos del rinoceronte negro -récord de los mamíferos- o entre las seis y doce horas que puede durar la de la serpiente, que poseen dos penes -los machos-.
A cada uno de los dos testículos de las serpientes llega uno de los penes, con los que son capaces de mantener dos relaciones al mismo tiempo o empezar una nueva si ya están inmersas en otra. De su lado, los marsupiales -canguros-, tienen vaginas dobles y dos úteros, que hacen que los machos tengan que contar con "penes bífidos", continuó detallando Sanz.
Respecto al tamaño del pene en distintos animales, el experto destacó los dos metros que mide el de la ballena -que equivaldría a los 11 centímetros en humanos-, o el del percebe, el pene "más grande que existe". Este último, tiene un pene 20 veces mayor que su propio tamaño corporal -34 metros sería su equivalente en este caso en humanos-, el cual "lanzan" a las hembras para poder mantener relaciones. "Puedes llamar al telefonillo y decir: vete preparando", se bromeaba mientras se daban a conocer estos curiosos datos.
No obstante, es la malvasía -un tipo de pato australiano- el que posee el mayor pene respecto a su tamaño corporal. 44 centímetros de órgano que cada vez que lo introduce en los órganos reproductores de la hembra está expulsando el esperma de otros machos que han copulado antes para introducir el suyo. "Las hembras pueden copular las veces que quieren con machos, pero tienen que elegir con quién tener descendencia", resaltaron sobre este ave.
Esto conlleva un conflicto sexual que también tienen que resolver, por ejemplo, las libélulas, quienes "copulan constantemente". Las hembras de esta especie poseen dos espermatecas en las que depositan las bolsas con el esperma del macho. El interés de procreación del macho le hace que retire la bolsa con esperma que haya podido depositar otra libélula anterior antes de colocar la suya, pero las hembras deciden en cuál de las dos espermatecas que tienen -de las que utilizan una para su reproducción- ponen finalmente la bolsa de esperma con la que quieren fecundar.
"Esto denota un poco el conflicto sexual que las personas y las parejas podemos tener cada día". Con estas palabras concluyeron a una ponencia que levantó el ánimo de seguir conversando sobre este tema y descubriendo ciencia, a la carta, abriendo un turno de debate en el que surgieron más incógnitas sobre si los animales tienen sexo sin coitar o si existe el amor romántico entre ellos al igual que los humanos interpretamos las atracciones emotivo-sexuales.