Desde septiembre del 2019, como ya es sabido, nos ha descolocado la vida un fondo buitre, Global Pantelaria, gestionado por Haya. Su primera intención fue desalojar todas las viviendas y dejarnos en la calle y aun a día de hoy estamos en “negociación” con ellos, negociación por decirlo de alguna manera porque solo son imposiciones y presiones constantes. Irregularidades, abusos... no os estoy hablando de algo que no se sepa.
Son viviendas de VPO, en las que residimos diferentes familias de todo tipo, monoparentales, pensionistas, jóvenes intentando labrar un futuro, personas con discapacidad, familias con bajos ingresos económicos o gente enferma. No lo digo para dar pena ni mucho menos ni para engrosar el problema pero es que, para mí, no es una noticia que me cuentan por ahí, para mí tienen nombres y caras: Pepi, Juan, Patri, Carmen, Esther, David, Ceci, Almudena, Fernando, Rodrigo, Jose Antonio, Virginia, Natalia, Manuel, Sandra, Germán, Hilda, Julio … y un montón de nombres más. Vecinos de esta localidad, sus vecinos, que llevan en muchos casos viviendo aquí durante años y han cuidado el barrio como lo que es, su casa, siendo cívicos y buenos vecinos.
Detrás de cada uno de nosotros hay una historia, todos cargamos una mochila. Pudimos acceder a estas viviendas y estamos viviendo aquí, y con derecho. Derecho a una vivienda digna además reconocido en el artículo 47 de la Constitución Española, que todos conocen. Artículo en el que se dice que a quien corresponda, tendrá que mediar para evitar especulación al respecto. Pues ahora no se está aplicando este articulo y parece que ni lo principal se va a cumplir, el derecho a una vivienda digna.
Está siendo muy duro conciliar todo esto con el resto de cosas cotidianas, siempre tienes esta nube negra encima. Vas a trabajar, pones tu mejor cara, pero la preocupación va por dentro, les sonríes a tus niños y les miras sin saber dónde vas a estar mañana, te ves con una edad donde la pensión da para lo que da, y creías que ibas a tener una tercera etapa tranquila y disfrutando, que además es lo que le toca a nuestros mayores.
Alguien peleando con una enfermedad y que tenga que preocuparse sobre si va a tener techo o no. Soledad de muchos donde las horas se hacen interminables dándole a la cabeza, miedos, incertidumbre, desolación, desamparo... pero aun así nos levantamos todos los días para intentar hacer de nuestras vidas un día mejor. Pero, repito, aparece la nube negra en forma de burofax, e-mail de presión, omisión de respuestas a preguntas formuladas, llamadas continuas. ¿Creen que es fácil llevar así un día a día? No lo es. Os aseguro que no lo es, y mientras escribo esto se me empañan los ojos, porque estamos agotados, que no hundidos, porque precisamente la vida nos ha hecho fuertes y perseverantes, pero por desgracia todo no está en nuestras manos ni la vida a veces es como a uno le gustaría.
Tengo unos vecinos que son unos luchadores, y me permito decir que yo también. Muchos se han quedado en el camino porque no han aguantado las presiones, y deseamos que se encuentren bien y vivan felices. Otros han tenido opciones para cambiar de vida, qué bien por ellos, porque esto es un lastre muy duro de digerir. Los que estamos no tenemos a día de hoy opciones, y estamos aguantando todo esto, recibiendo cada negativa a pecho descubierto, porque nosotros no tenemos ni trampas ni trucos, somos vecinos normales, que simplemente quieren seguir permaneciendo en sus casas sin precios abusivos.
Les aseguro que nos encantaría tener una casita con jardín y olvidarnos de si el mes que viene tendremos o no casa. Pero tenemos esta, sin lujos, con muchas carencias. Sin embargo, asumimos calidad-precio (hasta ahora) porque sabemos dónde estamos. Pero esto no es cuestión de clases, es cuestión de calidad y calidez humana y viéndonos en esta situación, esta está brillando por su ausencia.
Viene una pandemia, que está siendo muy dura, y a muchos de nosotros nos ha golpeado también de una manera o de otra. Yo personalmente, en mi trabajo, veo muchas caras, y la gente está angustiada (no es para menos) en esta situación, dura para el país y para el mundo. Mundo que ha parecido pararse para poder acabar con esta pandemia, pues se han parado todos menos nuestro fondo buitre, que incluso en confinamiento ha tenido la indecencia de seguir presionado. Suma y sigue, que teníamos poco encima, pues un poquito más.
Hablan de la empatía. Tenedla por un rato. Pónganse en nuestro lugar, cómo gestionarían todo esto, cómo se sentirían, si lo ven justo y si les gustaría que alguien les echara una mano para salir adelante. Ojo, no estamos pidiendo algo imposible, estamos pidiendo seguir en nuestras viviendas de VPO a precios dignos, no abusivos y que no nos ninguneen como lo están haciendo. No lo permitan, la vida da muchas vueltas, para unos más que para otros, pero nunca se sabe.
¿Consideran que estamos en una situación a la que habría que darle una vuelta al tema y buscar soluciones, o le tengo que contar a mis vecinos que estamos más solos que nunca?
Un saludo, cuídense.
Sheila Martín, inquilina de una de las viviendas de las calles Francia y Portugal de El Señorío de Illescas, en nombre también de los vecinos que siguen sufriendo esta situación
*Este escrito se remitió con anterioridad a su publicación al alcalde de Illescas, al teniente alcalde, a la oficina de Atención al Ciudadano de Illescas, a la secretaria general de la Consejería de Fomento, a la Dirección General de Vivienda de la Junta, a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en Toledo o a la Oficina de Intermediación Hipotecaria de la Junta.