El Arzobispado de Toledo ha defendido la titularidad eclesiástica de la antigua sinagoga de Santa María la Blanca de la capital castellano-manchega frente a la solicitud de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE) de una "devolución simbólica" de la misma. "La titularidad eclesiástica queda perfectamente demostrada con la aportación documental que custodia el Arzobispado de Toledo y no ofrece ningún tipo de dudas", ha subrayado la autoridad católica.
La Iglesia Católica ha hecho pública esta negativa después de que la comunidad judía le solicitara su reconocimiento como sinagoga y la devuelva al patrimonio del Estado para que esté abierta a todo el mundo. "Hablamos de una devolución simbólica en el sentido de que esa sinagoga debe ser reconocida como tal, devuelta al patrimonio del Estado; no hemos planteado culto alguno, nada que se le parezca, todo se puede hablar pero no lo hemos planteado así, nunca lo hemos reivindicado, ni exigido", ha explicado en declaraciones a Europa Press el presidente de la FCJE, Isaac Querub.
Querub enmarcaría este "gesto" en el diálogo judeocristiano en España y, en concreto, en los más de 50 años que se cumplen de la firma en Roma de la declaración Nostra Aetate, con la que comenzó una nueva etapa de diálogo oficial por parte de la Iglesia Católica con las religiones no cristianas.
"Nosotros apreciaríamos mucho una declaración y un gesto de la Iglesia católica siguiendo la tendencia del Vaticano, y el ejemplo de otros países de Europa", ha subrayado. En concreto, ha recordado el reciente caso de Palermo, donde el arzobispado ha cedido a la comunidad judía local el oratorio de una iglesia ubicada en la zona del antiguo barrio judío. En el caso de Toledo, Querub precisa que la sinagoga fue "arrebatada a la comunidad judía antes de la expulsión" y es "un símbolo para los judíos del mundo entero" pues "no está en cualquier ciudad sino en Toledo" que tuvo "una presencia judía importantísima".
Petición de reunión al arzobispo
Para abordar este tema, Querub asegura haber pedido por carta una reunión al arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez y no haber recibido respuesta. Sin embargo, el Arzobispado ha informado de que, tras dos encuentros entre el arzobispo y Querub, en los que se hizo referencia a este asunto, convinieron en mantener una reunión después de Navidad pero aseguran no haber recibido petición oficial por escrito.
En su comunicado oficial, el arzobispado precisa que el edificio fue construido como sinagoga a mediados del siglo XII y en 1411 se transformó en iglesia “bajo la advocación de Santa María la Blanca”, tras las matanzas de judíos en el reino de Castilla del año 1391. Por eso afirma que no fue san Vicente Ferrer quien desposeyó a los judíos de Toledo de la sinagoga.
El edificio pasó de albergar un beaterio a funcionar como una ermita; en 1791, como cuartel y más tarde como almacén de la Real Hacienda, hasta que en el siglo XIX la Comisión Provincial de Monumentos lo utilizó como depósito y procedió a su restauración en 1851. Finalmente, en 1929, el rey Alfonso XIII restituyó la propiedad al Arzobispado de Toledo, según informa.
La primera inscripción en el registro de la propiedad tuvo lugar en 1930 por lo que el Arzobispado defiende que la Iglesia de Toledo "goza de todos los derechos legítimos que le concede la legislación española". Además, añade que la posesión y el uso del edificio ha sido "pacífica y ampliamente aceptada" sin haber sido acusado el titular de "abandono, restricción de la visita o disfrute cultural".
Sobre la posible "cesión" a la comunidad judía, el Arzobispado recuerda dos acontecimientos: el primero en 1992, cuando la Santa Sede solicitó que se pusiese a su disposición el edificio para iniciar conversaciones con el Estado de Israel, "que no llegaron a dar fruto"; y el segundo en el año 2000, cuando el Papa Juan Pablo II pidió que se pusiese de nuevo el edificio a disposición de la Santa Sede para entablar un nuevo diálogo, con el objeto de que se devolviese a la Iglesia Católica el Cenáculo de Jerusalén. Según indica el Arzobispado de Toledo, este asunto quedó así cerrado en el ámbito diocesano, por lo que considera que no tiene más que decir.