“Ni la igualdad ni la cohesión territorial pueden dejarse al libre albedrío”. Lo ha dicho en Toledo el director del Plan Estratégico frente al Reto Demográfico, Ignacio Molina, que ha participado en la Jornada ’40 años de políticas culturales locales: Cultura local, democracia, desarrollo’ que se ha celebrado en Toledo.
“Los territorios tienen derechos y las personas que viven en él tienen que vivir en condiciones de igualdad. Eso hay que garantizarlo” porque “si no, entraremos en el peligroso discurso en el que la eficiencia va a antes de los derechos de las personas, vivan donde vivan” y en este sentido sostiene que “nuestro país vale mucho más cuando es capaz de promocionar su cultura".
La jornada, organizada por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y el Ministerio de Cultura con la colaboración del Ayuntamiento de Toledo, la Diputación y la FEMP de Castilla-La Mancha, ha querido servir para plantear los nuevos retos culturales en el ámbito local en torno a tres ámbitos: igualdad, sostenibilidad y conectividad.
“El reto demográfico no lo podemos entender si no es en relación con la cultura”, decía Ignacio Molina, cuyo departamento es el encargado de elaborar la Estrategia Nacional que aborde “la despoblación, el envejecimiento y los efectos de la población flotante”.
Ya a finales de marzo de 2019 se aprobaron las directrices generales de dicha estrategia. Ahora, Molina aboga por “repensar el país”, un reto en el que la cultura es “fundamental”. Entre otras cosas, decía, “eso implica conectividad. Necesitamos terminar de garantizarla porque es un derecho que aparece en la agenda digital europea, 30 megas por segundo en todo el territorio” y deberían estar implantados en todo el territorio en 2020.
“No se trata de construir una Arcadia feliz, un mundo rural que no existe”
El director del Plan Estratégico frente al Reto Demográfico cree necesario “construir un nuevo relato cultural del territorio especialmente de las áreas rurales porque durante 40 años el que han vivido era evidente que se exaltaba la vida urbana frente a la rural” pero, advertía, “no se trata de construir una Arcadia feliz, un mundo rural que no existe, sino de dar visibilidad a todos los los valores culturales, a la calidad de vida, a todas las posibilidades para el desarrollo de proyectos personales, profesionales, familiares en el territorio, sobre todo en el espacio rural”.
También apuesta por la cultura como “revitalización socioeconómica, sobre todo en áreas rurales” y recordaba el valor “crucial” de las infraestructuras y equipamientos construidos en el ámbito local o comarcal en los últimos 40 años “que tenemos que acabar de dinamizar”, así como apoyar a pequeños agentes culturales en el ámbito local o provincial.
“La cultura no es cara, lo caro es no tenerla” y eso, decía, implica “coordinación entre todas las administraciones. “Hemos estado repartiendo competencias y es hora de ejercerlas, no hay que guardarlas en el cajón” y apostaba por la utilidad de la colaboración público-privada.
En su opinión, “luchar contra la despoblación no es una cifra, de cuántos se quedan o no en el pueblo porque los pueblos no tienen futuro si no tienen cultura o valores culturales compartidos”.
Por eso, cree que “la tarea del reto demográfico es incorporar a nuestro territorio todo un conjunto de valores culturales, dar impulso a la innovación y apostar por la sostenibilidad humana y planetaria”.
Apostar por una arquitectura residencial de calidad como patrimonio de futuro
Ignacio Molina cree que “no nos sirve lo que hemos hecho hasta ahora porque España avanza en envejecimiento”. Y daba cifras: hay más de 15.000 centenarios y para 2068 se espera llegar a los 240.000. “Una de cada tres personas y casi todas mujeres”, detallaba.
“Tenemos que empezar a incorporar el impacto demográfico en todo lo que hacemos”, decía Molina de la Torre y en este punto coincidía con la arquitecta y urbanista Inés Sánchez de Madariaga, miembro del Consejo Asesor de la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS) y directora de la Cátedra UNESCO de Género de la Universidad Politécnica de Madrid.
Sánchez de Madariaga dejaba reflexiones destinadas a los municipios, pero también para las comunidades autónomas, en torno a “la nueva agenda urbana y cómo aterrizarla en ciudades y municipios la Agenda 2030”
“El territorio y la arquitectura son patrimonio y cultura”, afirmaba y daba algunas claves sobre lo que pueden hacer los ayuntamientos para mejorar la vida de las personas a través de la arquitectura. En su opinión, “hay que mirar hacia la arquitectura residencial” que sea, además, “funcional” y “de calidad” porque eso permitirá que permanezca como patrimonio de futuro.
Reconoció que lo que hoy se construye en pueblos y ciudades “deja mucho que desear” y en eso, afirmaba, “hay muchos responsables: nosotros los propios docentes, las administraciones y en particular los ayuntamientos en cuanto a los planes de ordenación municipal”.
Reclama la implantación del concepto de calidad arquitectónica en los ayuntamientos. “Debemos aspirar a construir mejor arquitectura”, dijo, no sin reconocer que “eso no es algo de hoy para mañana, pero debemos empezar a pensar en ello” y apuntó que debe ser la Administración del Estado la que defina el camino hacia un patrimonio residencial de mejor calidad, “en particular para la vida de las mujeres y la atención a personas que no pueden valerse por sí mismas”.
“La cultura parece un ámbito intelectual de progreso, pero no ha cuajado la igualdad”
Otra de las participantes en las jornadas ha sido Pilar Barrero García, vocal del Observatorio de Igualdad de Género del Ministerio de Cultura y Deporte. Un órgano creado en febrero de 2019 “para impulsar presencia mujer en manifestaciones culturales, no como usuarias sino como sujetos activos y en puestos de responsabilidad”, explicaba.
Barrero abogaba por mejorar las cuotas de igualdad en el ámbito cultural porque, recordaba, aunque la formación de hombres y mujeres en los ámbitos artísticos “es muy pareja”, no lo es tanto su participación en la vida cultural del país: en los auditorios de las provincias españolas solo un 7% son mujeres directoras de orquesta. Esa cifra cae al 0% de autoras si se habla de la programación musical.
Y más cifras: solo el 25% de cargos en el cine son mujeres, apenas hay ocho sillones ‘femeninos’ en la RAE y en 2018 los conciertos con mayor aforo solo tuvieron como protagonistas a un 17% de mujeres solistas.
Ahora, el Observatorio de Igualdad de Género prepara un estudio del que partir para hacer propuestas que reviertan estas cifras porque, aunque “la cultura parece un ámbito intelectual de progreso y aunque hay una legislación adecuada, en ella no ha terminado de cuajar la igualdad”, lamentaba.
Margarita Borja Berenguer, vicepresidenta de la Asociación para la Igualdad de Género en la Cultura ‘Clásicas y Modernas’ que también participó en las jornadas abogó por desarrollar el concepto de la programación teatral en igualdad. Y es que, las conclusiones que arrojan distintos estudios realizados por esta asociación en el funcionamiento de varios teatros o festivales como el de Teatro Clásico de Almagro (Ciudad Real) es que esta cuestión todavía flojea
Reclama “programaciones en paridad para dar a las creadoras los mismos espacios y la misma categoría que a los creadores. Y ni hemos entrado todavía en el tema de las actrices”.
Castilla-La Mancha, colaboración entre Cultura y Desarrollo Sostenible
La viceconsejera de Cultura y Deporte de Castilla-La Mancha, Ana Muñoz, resaltaba que “debe ser desde lo local desde donde se impulse, con el apoyo del resto de administraciones, los cambios en el ámbito cultural”.
Recordaba que en esta región la nueva legislatura ha permitido poner en marcha una nueva Consejería de Desarrollo Sostenible, con una Dirección General de Agenda 2030 y Consumo que dirige Ramón Lara, también presente en estas jornadas. “Esa es la senda, Cultura y Agenda 2030 han de ir de la mano” y alude al Plan Estratégico de Cultura de la región aprobado en 2015. ”Entonces no teníamos muy claros los Objetivos de Desarrollo Sostenible y todo pasa por mirarlo con ese prisma. Empezaremos un trabajo para conciliarlos con nuestra estrategia de cultura. Las políticas deben ser transversales”.
Lo primero, apuntaba, en ese camino “es que la gente sepa qué es la Agenda 2030” porque “no se trata solo de las políticas que puedan generar las administraciones, no funcionará si el ciudadano no toma conciencia en su día a día, en cómo consume, cómo se relaciona, cómo valora la cultura de la que siempre se ha dicho que es fuente de conflicto pero también vía para resolverlos”.
Una de las alcaldesas invitadas a las jornadas fue Purificación García, que dirige el Ayuntamiento de Alovera, en Guadalajara que apuesta por “la democratización de la cultura” también en el ámbito municipal y que fomente “la inclusión”. Durante su participación en el evento quiso destacar que la cultura tiene también un aspecto “social” y por eso, explicaba “nos ayudamos de los planes regionales de empleo para que sean los propios vecinos los que organicen o impartan las actividades”.