La Audiencia Provincial de Barcelona condenó, el jueves 31 de octubre, con penas de 10 a 12 años el ataque sexual en grupo a una adolescente de 14 años en Manresa como un acto de "abuso sexual" y no de agresión porque los autores no emplearon "ningún tipo de violencia o intimidación", ya que el estado de embriaguez de la víctima la llevó a "perder totalmente la conciencia de lo que sucedía y de lo que hacía".
La sentencia reconoce que la menor (porque no olvidemos que es menor) pierde la conciencia y queda a merced de lo que quieran hacer los que se la llevaron, pero el tribunal no encuentra violencia en este acto. Pero si observa peligro de sufrir violencia para el joven que se masturba observando la escena e incluso le absuelve ya que no actuó por miedo a la respuesta agresiva de los violadores.
Una vez más, la justicia nos ha fallado, ha vuelto a ponerse del lado de los violadores, de los agresores y no, como debería siempre ser, de parte de la víctima, que no sólo ha sufrido los malos tratos y la denigración de una violación en grupo, sino que además, ha sufrido las vejaciones y el maltrato de la institución, de la sociedad y de las leyes.
En lo que va de 2019 se han registrado 55 agresiones sexuales múltiples, aunque no se descarta conocer más y sabemos que muchas serán las mujeres que no van a denunciar.
En España según cifras oficiales un 6% de las mujeres ha sufrido violencia sexual, pero apenas un 15% de los casos se comunican a la policía. Ya es hora de pararnos a pensar que vivimos en una sociedad que te grita que denuncies y cuando lo haces, te deja completamente desprotegida o incluso trata de culparte de lo que te ha pasado.
Llevamos desde 2014 con el Convenio de Estambul incorporado a nuestro ordenamiento jurídico. Y ese Convenio dice que cuando un acto sexual se ejecuta sin consentimiento libre, se está cometiendo violencia. Para el Código Penal, NO.
Hay que cambiar el Código Penal, pero, sobre todo, hay que cambiar la mentalidad y las referencias de una cultura machista que interpreta la realidad de manera coherente con lo que hace que sea de ese modo, para luego acto seguido negarla.
Dejar en abuso una violación por turnos cuando debería tratarse de 5 violaciones manda un mensaje social muy claro a las mujeres: estáis desprotegidas sois vosotras las que tenéis que cuidaros ni la justicia ni la sociedad os van a amparar porque violar a una mujer ebria, inconsciente o drogada, no es violación y no haremos nada para cambiarlo o pararlo.
Estamos en una sociedad patriarcal que no educa en afectos y en sexualidad. Donde el porno es la escuela de las relaciones entre hombres y mujeres para muchos y muchas, asumiendo relaciones de dominación donde las mujeres siempre va a decir que no aunque quiera decir sí.
Así seguimos viviendo una y otra vez las consecuencias que normalizan y convierte la violencia sexual y machista en la peor lacra de nuestra sociedad.
Exigimos que se cambie el Código Penal, para que no quede a la libre interpretación de los jueces si una relación sin consentimiento es o no violación. Para recordar y dejar claro que lo que sucedió en Pamplona, en otros lugares, y ahora en Manresa, no fue un abuso sino una violación.
No permaneceremos en silencio por eso ayer, hoy, mañana y siempre, saldremos a las calles, las veces que hagan falta, para gritar que no es abuso, que es violación.