Oxfam Intermón ha analizado los principales indicadores de empleo en las distintas comunidades autónomas de España para dimensionar la precariedad laboral femenina en los diversos territorios. Según establece, las mujeres son aún castigadas por normas sociales que suponen una sobrecarga de responsabilidades en el cuidado. Los datos aportados confirman una realidad: en todas las autonomías están peor que los hombres. Desde que se inició la recuperación económica y se volvió a crear empleo, y aunque la tasa de paro ha descendido para ambos sexos, la brecha entre el porcentaje de hombres desempleados y el de mujeres no ha parado de aumentar. Los nuevos trabajos remunerados creados han ido a parar en mayor medida a manos masculinas.
Los datos desvelan que las mujeres están sobrerrepresentadas en los salarios bajos y que la segregación sectorial y ocupacional está detrás de esta realidad: son minoría en los puestos de responsabilidad y están desproporcionadamente presentes en sectores “feminizados, infravalorados y peor pagados” que otros en los que hay mayor proporción o equilibrio entre hombres y mujeres. En España se observa que mientras las mujeres son el 73,9% del nivel salarial más bajo, tan sólo representan el 34,5% del nivel superior (EPA-2016).
Oxfam recuerda que una vez que las mujeres entran en el mercado laboral, les cuesta más encontrar un trabajo, realidad que se ha acentuado desde que se inició la recuperación porque los nuevos empleos han ido a parar en mayor medida a hombres. Mientras que en 2012 el paro masculino y el femenino eran prácticamente iguales, hoy el femenino supera al masculino en más de 4 puntos a nivel estatal.
La situación en Castilla-La Mancha no es muy favorable en este análisis. A nivel autonómico, sólo en el País Vasco el desempleo masculino supera al femenino, aunque en poco más de un punto porcentual y de manera coyuntural. En el otro extremo, en Castilla-La Mancha, la tasa de paro femenina es 11 puntos superior a la masculina. En Andalucía la diferencia es de 6,5 puntos, en Valencia 3,5 puntos, en Madrid 1,5 y en Cataluña 1,1.
Menos brecha salarial no siempre significa más equidad
En el informe también se deja claro que incluso cuando la brecha salarial es menor, eso no significa que las mujeres estén en mejor posición o en una posición más equitativa en el mercado laboral. Es más, “puede que sea todo lo contrario” y se deba a una menor participación de la mujer en el mercado laboral, y en particular de las que tienen menor formación o cualificación, comparada con la participación masculina.
Otra variable interesante por comunidades autónomas también se observa en cuanto a los puestos de “directores y gerentes”, que siguen ocupados mayoritariamente por hombres: 70,3% frente al 29,7% en Cataluña; 68,8% frente al 31,2% en el País Vasco; 68,5% frente al 31,5% en la Comunidad Valenciana; 67,6% frente al 32,4% en Andalucía; 61,6% frente 38,4% en la Comunidad de Madrid; y 62,7% frente a 36,3% en Castilla-La Mancha. Sin embargo, son las mujeres las que son mayoría en las “ocupaciones elementales”, destacando los datos del País Vasco (73,8%) y la Comunidad de Madrid (68,9%).
Por otra parte, la temporalidad, la parcialidad no deseada, el trabajo autónomo o el empleo por horas son cada vez más comunes en el contexto de cambio actual. La situación de vulnerabilidad de la mujer aumenta, ya que se concentra en algunos de los sectores más sensibles a estas formas atípicas de empleo. En España, el riesgo de pobreza laboral para las personas trabajadoras a jornada parcial es más del doble que para quienes trabajan a jornada completa (riesgo de pobreza laboral del 24,3% frente al 10,7%, respectivamente, en 2016).
Oxfam determina que en este aspecto son otra vez las mujeres las que tienen mayor presencia en este tipo de contratos: 1 de cada 4 mujeres trabaja a tiempo parcial (24,5%), frente a menos de 1 de cada 10 hombres (7%). La parcialidad femenina triplica al menos a la masculina, dándose territorios como Extremadura o Castilla-La Mancha donde se superan los cinco contratos parciales de mujeres por cada contrato de este tipo que tiene un hombre.
Igualmente, ser mujer en situación de precariedad y pobreza laboral hoy, implica serlo también en el futuro. En España, la brecha de género en las pensiones de jubilación se sitúa hoy en el 37,04%, es decir, las mujeres jubiladas cobran más de un tercio menos que los hombres porque arrastran la inestabilidad y la precariedad que vivieron en sus trayectorias laborales. Por comunidades autónomas, las diferencias son muy amplias y van desde las brechas más bajas de Extremadura, Canarias y Castilla-La Mancha (22,53%, 24,97% y 25,5% respectivamente), a las más altas de Cataluña, País Vasco o Asturias (41,36%, 43,42% y 49,69%).
Debido a la constatación de estos datos, la ONG pide a las instituciones europeas, así como al Gobierno y Parlamento español, que impulsen medidas contundentes que acaben con la discriminación de la mujer en el mercado laboral y que aseguren que la brecha de género es historia. Considera imprescindible legislar para promover la corresponsabilidad en el trabajo de cuidados y aprobar una Ley de permisos paternales y maternales iguales, obligatorios e intransferibles así como universalizar la educación de 0 a 3 años y mejorar el Sistema de Atención a la Dependencia.