Este año celebramos el Día Internacional de las Mujeres Rurales condicionado por las circunstancias y las consecuencias que esta maldita pandemia nos ha impuesto. Y precisamente por eso, desde el Gobierno de Castilla-La Mancha alzamos la voz con más fuerza que nunca para rendir un merecido homenaje a todas y cada una de las mujeres que viven en nuestros pueblos, a esas mujeres que son la raíz de nuestra tierra.
También ellas decidieron actuar en los momentos más difíciles: repartiendo medicinas y alimentos con sus coches; cosiendo batas y mascarillas, ¿habrá quedado algún pueblo en el que las mujeres no echasen mano de sus máquinas para que no faltasen?, estoy convencida de que no; preparando comida a las personas más ancianas de la calle o tirándoles la basura para evitar que se expusiesen a la enfermedad; fumigando calles y edificios; sacando una sonrisa a niñas y niños en cada cumpleaños felicitado desde los coches de Protección Civil o Policía Local; atendiendo desde los consultorios locales; despejando dudas desde oficinas municipales, despachos o centros de la mujer; abriendo tiendas; trabajando en el campo; y, por supuesto, estando al pie del cañón, como siempre, en el trabajo de los cuidados del hogar que con la pandemia han ido en aumento y que siguen sin estar ni remunerados ni reconocidos.
Actuaron y lo siguen haciendo desde la solidaridad y el altruismo, desde el amor por sus pueblos y por su gente, y desde una generosidad infinita que en realidad no nos sorprende pero que, insisto, muy pocas veces es valorada. Por todo eso, hoy lo primero que queremos hacer desde este Gobierno es darles las ¡GRACIAS!
En segundo lugar, queremos reivindicar ante el conjunto de la sociedad una evidencia y es que, si el medio rural es la clave para salir de la pandemia, las mujeres son la clave del medio rural. Si las mujeres no tienen futuro en los pueblos, son los pueblos los que se quedan sin futuro.
En realidad, todo empieza y acaba en ellas porque como dice el lema que hemos escogido para celebrar este 15 de octubre, son la raíz de nuestra tierra, una región eminentemente rural en la que la inmensa mayoría de los municipios tienen menos de 5.000 habitantes y en los que viven un tercio de las mujeres castellano-manchegas.
Si todas afrontamos situaciones de desigualdad, éstas se ven agravadas en el ámbito rural por múltiples razones: mayores tasas de desempleo, poca representatividad en cargos de responsabilidad, invisibilidad del trabajo, mayor brecha salarial y digital, menor acceso a infraestructuras y servicios, dificultades para conciliar, mayor presencia de roles de género, valores y actitudes sexistas, trabajos por los que nunca han cotizado ¡ni cobrado!, etc.
Un panorama que conduce a que las jóvenes busquen más oportunidades fuera del medio rural. Sin embargo, esto es algo que no nos podemos permitir porque sin ellas solo quedarán pueblos envejecidos, masculinizados, vacíos y sin futuro.
Este Gobierno hace tiempo que empezó a trabajar para cambiar esta realidad porque creemos que la igualdad real y efectiva no será completa si no tiene un componente de ruralidad. Por eso, estamos tomando medidas para respaldar el liderazgo, el empoderamiento y la participación de las mujeres rurales, que deben ser agentes activas a la hora de diseñar políticas, estrategias, leyes y planes que afectan a sus vidas y a las de las mujeres del futuro.
Entre otras, aprobamos el año pasado el Estatuto de las Mujeres Rurales y un Plan de Empleo por la Igualdad; tenemos en marcha el II Plan Estratégico de Oportunidades entre Mujeres y Hombres y una tupida red de Centros de la Mujer, de los que no menos del 85% atienden a las mujeres que habitan el medio rural; y casi 7 de cada 10 euros de los que invierte el Instituto de la Mujer en materia de asociacionismo femenino se dirigen al medio rural. Además, trabajamos para fomentar el liderazgo femenino en el sector agroalimentario; por esa razón, en el último quinquenio casi 900 mujeres se han beneficiado de las ayudas al relevo generacional en el campo, pero no solo aquí, sino en cualquier iniciativa profesional o empresarial que una mujer decida emprender tiene el apoyo del Gobierno de Castilla-La Mancha.
Un conjunto de medidas para situar a las mujeres rurales en el lugar que se merecen y, sobre todo, en el que ellas decidan estar.
Las mujeres rurales han demostrado, una vez más, estar a la altura en uno de los momentos más críticos que hemos vivido en este último siglo. Ahora, tenemos la obligación de pisar el acelerador para que tengan las mismas oportunidades, porque ellas no son solo parte de la solución, son la solución para la transformación hacia ese mundo más sostenible y más justo que la sociedad está demandando.
Artículo de opinión de Blanca Fernandez, portavoz del Gobierno regional y consejera de Igualdad