El 8 de marzo de 2018 marcó un antes y un después en la historia del feminismo y eso no fue por casualidad. Existen una serie de variables repetidas durante siglos en torno al rol de la mujer con respecto al hombre que han hecho que el movimiento feminista diga "hasta aquí hemos llegado". Es una de las reflexiones que Ana de Miguel, filósofofa, profesora y una de las referentes del feminismo español, ha compartido con el público durante su participación en las actividades de la Escuela Toledana de Igualdad del Ayuntamiento de Toledo.
De Miguel, también directora del curso “Historia de las Teorías Feministas” de la Universidad Complutense de Madrid y autora del libro “Neoliberalismo sexual. El mito de la libre elección”, ha impartido en la sede de la Biblioteca de Castilla-La Mancha la conferencia “La perspectiva feminista: un mundo con rumbo”. En la misma se ha referido a la importancia de aplicar la perspectiva feminista en el análisis de la situación actual, sobre todo en el caso de desgranar “hacia dónde nos dirigimos”.
Al hilo de ello, ha argumentado que todos los libros que han intentando explicar el momento actual de la humanidad y de la sociedad se refieren a un mundo “desbocado” o “sin rumbo” o de una “sociedad líquida”, cuando el movimiento feminista ha demostrado “valores muy sólidos” sobre cómo quieren cambiar la vida de la gente, con “un rumbo muy claro”. “Lo otro lo han escrito personas que no han prestado atención al feminismo. Nosotras sí hemos sabido decir qué queremos y qué no queremos”.
"Las mujeres sabemos qué tipo de sociedad queremos"
“Las mujeres tenemos la capacidad, no ya de hacerlos visibles -que es importante y que ya lo estamos consiguiendo-, sino de preguntarnos qué es lo más importante en la vida para nosotras, qué tipo de sociedad queremos. Para ello tenemos que decirles a los hombres que si ellos tienen una idea distinta del mundo para generaciones futuras, tenemos que debatirla, y a lo mejor todos juntos evitamos esta tomadura de pelo inmensa en la que literalmente están desplumando a los jóvenes de toda posibilidad de tener una vida segura en lo económico y lo material”, ha resaltado.
Esta reflexión le ha servido para arremeter contra una sociedad construida “con unos valores para los que no nos han pedido opinión”. Las mujeres, ha señalado, hemos vivido en sociedades patriarcales en las que los hombres se “autoadjudicaron la identificación con el ser humano” y señalaron a las mujeres “como hembras de la especie, como simples esposas de los seres humanos”. De hecho, ha recordado los debates que ha habido durante siglos sobre las capacidades físicas e intelectuales del género femenino, promulgando teorías como que “solo estamos sujetas a las emociones” y que por ello “no podíamos tener derecho al voto ni a la participación política”.
“Este discurso, que parecía superado, ahora regresa. Se nos niega la evidencia y parece que podemos retroceder, y por eso hemos vuelto a salir a las calles a decir ‘Ni un paso atrás’”. ¿Cómo es posible? Se ha preguntado Ana de Miguel, esgrimiendo que esa es la prueba del “arraigo de esa histórica sociedad patriarcal, donde se considera que un hombre vale más que una mujer en todo” y donde ese pensamiento se ha ido interiorizando en las diferentes generaciones.
Pero al margen de ello, una de sus argumentaciones más irónicas la ha hecho con respecto a la filosofía, por ser “la disciplina que nos ayuda a pensar qué mundo queremos construir”. Ha criticado así que en las pruebas de acceso a la Universidad se pregunte a los y las jóvenes sobre hombres filósofos y “sus angustias humanas”. “Si muchos hombres filósofos se hubieran dedicado a cuidar a sus padres o madres, a sus hijos o a sus amigos enfermos, no hubieran sentido tanta angustia vital. Cada vez que leo a Kierkegaard o a Unamuno sobre si yo soy o dejo de ser, me dan ganas de decirles que cojan la plancha, que esa angustia no la sentimos las mujeres porque no tenemos tiempo”. “Sal de ti mismo, deja a tu miserable ‘yo’ descansar un poco de sus angustias y ponte en el lugar de los demás”, les diría.
En particular, ha arremetido contra Rousseau por ser conocido como el “gran igualitarista” cuando promulgaba que la función de las mujeres era "hacer la vida de los hombres más fácil y agradable”. Para De Miguel, es una prueba de que el sexo masculino "se ha apoyado en nosotras y se ha subido en nuestros hombros para ver más lejos, para investigar, para pintar, para hacer ingeniería, para ganar Premios Nobel, para realizarse; y lo lo han hecho a costa de sentir la enorme seguridad de que en casa tiene unos hijos maravillosamente cuidados y una esposa esperando y perdonando eso que han llamado sus debilidades masculinas”.
Por todo ello, la filósofa y profesora ha remarcado que no es que las mujeres hayamos estado oprimidas sino que “hemos sido socializadas durante toda la historia para darles esa fuerza a los hombres”. Y ese es el motivo por el que han estallado las grandes manifestaciones feministas, porque hemos dicho “hasta aquí hemos llegado” y “ya no queremos ser las únicas cuidadoras de la humanidad”. “Hay que admitir que todos somos seres vulnerables. Hombres y mujeres tenemos que ver cómo repartir estos cuidados entre todos”.
"Es una tomadura de pelo que nos digan que nos limitemos a tener hijos"
Finalmente, ha criticado el que muchos traten de “normalizar la prostitución” disfrazándola de “falsa libertad” cuando en realidad significa tratar “el cuerpo femenino como mercancía”. Y considera aún más necesario el feminismo con declaraciones como las de el líder del PP, Pablo Casado, o el de Vox, Santiago Abascal, en referencia al aborto. “Es una tomadura de pelo que nos digan que nos limitemos a tener hijos. Por eso ahora estamos diciendo que queremos otro tipo de vida que la que nos han adjudicado. Hay incluso una especie de huelga de natalidad y eso es por algo. Es porque muchas mujeres no están convencidas de que merezca la pena traer hijos al mundo”. Aquí ha puesto como ejemplo el permiso de paternidad del líder de Podemos, Pablo Iglesias, con “la que está cayendo en el país”. “Si lo hicieran todos los hombres estaríamos asistiendo a un cambio importante en la sociedad”.
Ana de Miguel ha estado acompañada por la directora de la Biblioteca regional, Carmen Morales, y la concejala de Igualdad de Toledo, Inés Sandoval, dentro de las actividades impulsadas por la Escuela Toledana de Igualdad del Ayuntamiento. La edil ha destacado que la filósofa concibe el feminismo como “medio de transformación social para avanzar hacia una sociedad igualitaria y defiende un feminismo sin ambigüedades y abolicionista”. Al mismo tiempo, ha dicho, es “crítica y contundente con la banalización y normalización de la prostitución” o con el sistema patriarcal abogando hacia una sociedad en la que la condición humana sea universal.