Cientos de pequeños cerdos de yeso, numerados hasta el 666, han estado alojados desde la madrugada de este lunes en diversos puntos del Casco Histórico de Toledo. De distintos colores, estos pequeños puercos han generado todo tipo de opiniones en las redes sociales y en los vecinos de la capital regional.
Una reivindicación artística, contra las macrogranjas que están proliferando en la provincia o incluso un ritual satánico son algunos de los jocosos comentarios que han surgido tras la aparición de estos cerdos, de los que ya es difícil encontrar su rastro en el Casco.
En este sentido, el Ayuntamiento de Toledo, que desconoce quién ha podido colocarlos, afirmaba que la noche del mismo lunes ya no quedaba ninguna escultura visible y hasta este mismo martes por la tarde, la Policía Local "no ha localizado ningún cerdito", según ha señalado la concejala de Festejos, Maite Puig.
La muestra ha recordado a la intervención artística que la artista francesa Intra Larue hizo en Toledo el verano de 2016, cuando expuso sus esculturas de senos de colores en distintas partes de la ciudad. Asimismo, ha recordado Puig, en 2015 tres jóvenes toledanos pintaron de colores tapas de alcantarilla bajo la firma 'Ojos Voladores'.
Los cerdos han sido colocados en ventanas, portales, parques infantiles, en paredes monumentales como la del Monasterio San Juan de los Reyes, en la Puerta del Sol, en los alrededores de la Puerta del Cambrón o la ermita del Cristo de la Luz, entre otros espacios.
Según ha apuntado el profesor de la Escuela de Arte de Toledo Alfredo Copeiro en declaraciones a toledodiario.es, la muestra de cerditos que se ha podido ver en Toledo no es, en su opinión, una intervención artística. "No veo una reivindicación conceptual, o no me lo parece", ha señalado el artista, al tiempo que ha destacado "el currazo" que han tenido que realizar para fabricar estos cerditos.
"No parece haber una intención ética"
Copeiro recalca que, a su parecer, "no parece haber una intención ética" en la colocación de marranos de yeso. Así, apuntaba que, en el caso de que estos cerditos se hubieran fabricado con barro, habría supuesto muchas horas de trabajo y de cocción en los hornos habilitados para elaborar esculturas.
Como ejemplo, señala que un horno estándar podrían caber unos 10 cerditos, que podrían necesitar más de dos o tres horas de cocción para adquirir una forma y textura adecuada, añadiendo a esto el coste de la luz y de los materiales que supone la elaboración de tantos cerdos. Aunque ha aludido a distintos movimientos socioculturales de Toledo que podrían estar involucrados en una acción de este tipo, Copeiro se muestra igual de sorprendido por la aparición de estas esculturas de yeso.
Asimismo, el profesor de la Escuela de Artes ha resaltado "el pintado rápido y muy parecido" que hay entre los cerdos, una acción que sí señala que se ha llevado a cabo a mano con pintura acrílica. También reniega de que se haya utilizado un molde para elaborar los mismos ya que, por ejemplo, "el morro no es igual en todos". "Es una locura", ha agregado Copeiro sobre estos cerdos colocados en el Casco de Toledo que, al menos, han hecho que el calor de estos días en la capital regional haya sido un poco más ameno al pasear por sus callejas y encontrarse con estos certidos.