La asociación 'Amigos de los Patios de Toledo', que este año se ha vuelto a encargar de la apertura de estos espacios con motivo del Corpus Christi, se mira en los de Córdoba a la espera de que sean las instituciones, y en concreto el Ayuntamiento de la ciudad, quien organice el certamen y vele por su continuidad.
Así lo ha confirmado el presidente de la asociación, Andrés León, que, en conversación con Europa Press, ha alertado de que la escasez de ayudas de las administraciones, la pandemia y la elevada media de edad de los propietarios hacen que cada vez sean menos los que quieran abrir sus puertas con motivo de la fiesta mayor de Toledo.
Este certamen, que desde hace 23 años organiza esta asociación, va a pasar este año su prueba de fuego, pues tan solo se van a mostrar 29 patios frente a los 42 que lo hicieron en ejercicios anteriores. De ellos, más de una decena pertenecen a organismos oficiales u órdenes religiosas.
Como ha relatado León, cada vez son menos los propietarios dispuestos a hacer el esfuerzo de adecentar y recibir a las cientos de personas que durante varios días visitan los patios, a cambio de una exigua ayuda económica que, básicamente, "tan solo da para cubrir los gastos en plantas y pintura".
"Este año hemos recibido ayuda económica del Ayuntamiento y del Consorcio. Este dinero se divide en partes proporcionales entre los propietarios que han decidido abrir sus patios para sufragar gastos", ha explicado el presidente de la asociación, que ha reclamado mayor atención por parte de las administraciones para impulsar estos históricos espacios, declarados Bienes de Interés Patrimonial.
El referente para los 'Amigos de los Patios de Toledo', y el modelo a seguir, es el de Córdoba. En esta ciudad, que ha sabido consolidar su concurso como reclamo turístico, es el Ayuntamiento, de la mano de cuatro asociaciones, el que se encarga de organizar el concurso, con ayudas que sí motivan a los propietarios a concurrir.
Quizá por la petición que desde hace años esta asociación viene haciendo, la Concejalía de Cultura y Patrimonio Histórico se ha comprometido a llevar a cabo el próximo año un plan de impulso, con el que sumar participantes e, incluso, abrir los patios en otras épocas del año.
"El concejal reconoce que tiene que implicarse más. Tenemos la esperanza de que este primer paso se vaya incrementando, pero para llegar a que sea el ayuntamiento el que organice estas actividades", ha insistido Andrés León, que condiciona la posibilidad de abrir más veces al año los patios, como propone Cultura, a los medios que puedan aportar las instituciones implicadas.
De igual modo, ha incidido en la necesidad de contar con apoyo externo para favorecer el relevo. "Llegará un momento en el que la generación que ahora abrimos las puertas no podamos hacerlo. Tendrá que haber otra que lo haga y que tenga ayuda", ha reiterado León, que clama por mantener esta tradición.
Historia de la arquitectura
Y es que el presidente de la asociación 'Amigos de los Patios de Toledo' ha destacado el rico valor patrimonial de estas estancias que, de origen romano y enriquecidos y transformados por los árabes, han sobrevivido a cambios sociales y arquitectónicos.
Además de estructurar la distribución de las viviendas, el patio recogía el agua de lluvia que iba a los aljibes y refrescaba la casa, siendo el mejor refugio para combatir el calor toledano. En el caso de ser compartido, favorecía las relaciones sociales de la vecindad.
Con plantas sin flor, debido a la umbría que les caracteriza, con fuentes o estanques y precedidos en su mayoría por un zaguán, herencia musulmana que preserva la intimidad, los patios toledanos no son de una época concreta. "Cada una ha dejado su impronta, se han ido transformando, como la vida. Los patios son historia de la arquitectura española por los diversos elementos que aglutinan", ha resaltado.
Patios que rezuman historia
Durante generaciones, los moradores del Casco Histórico, además de los inmuebles, han heredado el amor por sus patios. Así lo atestigua José Lancha, propietario de una vivienda en la calle Aljibillos 2, a la que no le falta aljibe --de época romana o visigoda--, muros islámicos del siglo XI y una cueva del XII, vestigios que ha conservado con esfuerzo económico y entrega a lo largo de su vida.
Relata que los patios de Toledo eran corralas que centralizaban la vida de los vecinos. "En los pueblos se sacaba la silla a la calle, pero en las casas con patio los vecinos, al caer la tarde, salían a hablar y a cotillear", recuerda con humor.
Pese a las dificultades y las limitaciones que implica vivir en el Casco de Toledo, este septuagenario confiesa que no sabría vivir en otro sitio. "No me he hecho nunca la cuenta de cómo habría sido mi vida en otro barrio. He nacido aquí y si Dios quiere moriré aquí".
El barrio antiguo cautivó a Luis García, propietario de un inmueble situado por encima de la milenaria Mezquita del Cristo de la Luz. Tras dejar su Sartajada natal, pueblo toledano que hoy no llega ni al centenar de habitantes, compró un casa en estado de ruina que, de forma autodidacta, fue rehabilitando.
"Lo que se me ponga por delante lo hago, y si sale mal rectifico", ha explicado García, que habla con orgullo de los elementos históricos que atesora su vivienda, que data de 1.585 y perteneció a un judío converso. "En las zapatas de madera hay esculpidas una cruz, llaves y un león y eso significa que el propietario se había convertido al catolicismo".
El certamen de patios, en peligro
Tanto José como Luis participan en el certamen de patios que organiza la asociación 'Amigos de los Patios de Toledo'. Con el deseo de compartir con vecinos y foráneos los tesoros que han sabido custodiar, han sido muchos los años que han abierto las puertas de sus casas con motivo del Corpus.
"Se ha convertido en una tradición como en Córdoba. Allí el reclamo son las flores, aquí el patrimonio", ha aseverado José que, en sintonía con Luis y con el presidente de la asociación, reclama una mayor implicación del Consistorio, que compense tanto los gastos como el esfuerzo de recibir durante muchas horas a cientos de visitantes.
"Nosotros somos mayores y, sin ayuda, esto en unos cuantos años desaparece. Solo se mostrarán los patios institucionales", han alertado.
Renata Takkenger, guardiana de los patios de Toledo
Una de las grandes conocedoras de los patios toledanos es la fotógrafa alemana, Renata Takkenberg. Se instaló en la ciudad a finales de los 80, procedente de Madrid, "una ciudad grande que no permite conectar con la gente". De la mano de artistas como Pablo Sanguino, decidió echar raíces en el barrio histórico, donde sigue viviendo, convirtiéndose en una gran conocedora de su patrimonio, que ha perpetuado en un archivo que contiene más de 200.000 instantáneas.
"Donde están tus amigos, es tu casa", sigue predicando la célebre fotógrafa, que con el objetivo de su cámara y a través de más de 350 fotos, ha documentado e inmortalizado en tres libros la esencia de los patios toledanos, que ahora recuerda con nostalgia.
"Cuando yo llegué a Toledo, todas las puertas estaban abiertas y la gente se reunía en los patios. Las mujeres bordando, los hombres jugando a las cartas. Pero años después se cerraron todos", ha lamentado Takkenberg, guardiana del devenir de aquel estilo de vida que, con el paso del tiempo, casi ha desaparecido.
No obstante, y pese a que aquellas generaciones de vecinos que mantenían vivos los patios ya no estén, sigue muy agradecida por el cariño que durante más de 30 años le han brindado. "Todo el mundo me ha ayudado, la gente de Toledo es lo mejor que he conocido en mi vida, y tengo más de 80 años. ¡Viva Toledo!", ha concluido emocionada.