La Consejería de Educación, Cultura y Deportes, ha elaborado una exposición virtual para difundir el nombre de cinco mujeres que rompieron el techo de cristal en Castilla-La Mancha. Se trata de la guadalajareña Mencía de Mendoza y Figueroa, la conquense Isabel Torres Salas, la ciudadrealeña Antonia Roldán Fernández, la albaceteña Carmina Useros Cortés y la toledana María Carrillo Moreno.
"A lo largo de la historia un grupo amplio de mujeres han roto los moldes que las encorsetaban dentro de una sociedad de hombres y para hombres", explican desde la muestra que ha elegido a estas figuras como ejemplo de "su talento, valentía, transgresión a las normas establecidas y trabajo, no siempre bien reconocido, cuando no silenciado, ha servido como paso previo de desbroce y ejemplo para que otras mujeres siguieran su camino en la lucha para alcanzar la plena igualdad efectiva de derechos y oportunidades entre hombre y mujeres".
"Ocupan un lugar destacado en la Historia, con mayúsculas, de las mujeres que han derribado barreras como defensoras de un cambio de actitudes, comportamientos, formas de vida y estructuras que han impedido e impiden ese reconocimiento", detallan.
Nos centraremos en recuperar, de la selección realizada por la Consejería, la historia de María Carrillo Moreno, quien nació en Toledo en 1919 y es considerada una de las grandes actrices del siglo XX en España.
Sin formación previa, sus primeros papeles los desarrolló en 1936 en la compañía de teatro de la actriz cubano-española Hortensia Gelabert, debutó con el sainete “El juramento de la primorosa” de Pilar Millán, para pasar después a la compañía de la actriz argentina Pepita Díaz y Manuel Collado con la que al iniciarse la Guerra Civil pasa a Iberoamérica, donde hacen una gira que empieza en México y recorre numerosos países.
En 1938, con 17 años, se casa con Diego Hurtado, actor, director, adaptador y empresario teatral con el que conviviría 75 años.
En 1940 vuelve a España y combina el cine con el teatro, protagoniza en 1940 Marianela, dirigida por Benito Perojo, galardonada en la Bienal de Cine de Venecia y funda su propia compañía estrenando “Nieve en Mayo” del Premio Nobel de Literatura Jacinto Benavente, de quien fue muy amiga y a quien tuvo en su casa de Galapagar hasta que murió en 1954.
Tras pasar por las compañías de María Bassó y Nicolás Navarro, a mitad de los 50 se incorpora a la Compañía Lope de Vega, dirigida por José Tamayo, donde interpreta los títulos más transcendentales del teatro español del Siglo de Oro y del teatro universal. Con “La vida es sueño” participa en 1954 en París en el I Festival del Teatro de las Naciones, donde obtiene el galardón a la Mejor Interpretación.
Carrillo trabajó en proyectos como "La enemiga”, “Marianela”, "El pisito", "Nueve cartas a Berta", “El crimen de Cuenca”, “La Colmena”, “Los santos inocentes”, “Entre tinieblas”, “Más allá del jardín” o “Fortunata y Jacinta”, entre otros.
El director del Museo Nacional del Teatro de Almagro, Andrés Peláez, que la conocía personalmente, la define como una mujer hecha a sí misma, intuitiva, fuerte, libre, luchadora, con un poder y dominio sobre el escenario descomunal.
En su libro de memorias “Sobre la vida y el escenario”, Mary Carrillo asegura: "No he sido nunca una actriz preferida o señalada por ninguna clase social. Nunca fui extremadamente elegante ni estuve al día en una forma de vivir, ni siquiera en ademanes. En mi vida artística ni subí al pináculo ni bajé a la sima...Estoy contenta de mí misma y creo que he cumplido, como decía el latino".
Su labor ha sido reconocida con numerosas distinciones. Entre ellas, ganó dos veces el Premio Nacional de Teatro y además la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes, también en dos ocasiones, la Medalla de Oro de Valladolid, el Premio Carabelle de París, el Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos, el Premio de Teatro Miguel Mihura, el Premio de la Crítica de Barcelona o el Premio Ondas.
Su última representación la hizo en 1995 con la obra “Hora de visita” de José Luis Alonso de Santos. Desde su jubilación se dedicó a la pintura y a la escritura. Carillo falleció en 2009 a los 90 años.