Era la primera vez que la Escuela de Hostelería de Toledo acogía un taller así y el resultado ha sido un éxito. Al menos esta es la valoración del profesor chef José Luis Pérez Braojos sobre la formación impartida en materia de aprovechamiento alimentario a personas usuarias de Cruz Roja Toledo.
Durante dos jornadas, él y su compañero Ángel Nodal, ofrecieron recetas y trucos a los más de 30 beneficiarios que se sumaron al taller, impartido durante dos días y de manera demostrativa. “A nosotros nos hubiera gustado hacer el taller más participativo y que todos se pusieran a cocinar, pero no pudimos debido a las medidas por el coronavirus. A pesar de ello, la respuesta de la gente ha sido fantástica, ha salido muy agradecida”, cuenta Pérez.
Los fogones de la Escuela de Hostelería recibían la atenta mirada de los participantes quienes no se perdieron detalle de las muchas formas que hay de preparar un plato de pasta o una ensalada. “Consistía en prestar un poco más de cuidado a la elaboración y a las texturas, controlar los puntos de las cosas y sacarle más partido a la comida”.
Y es que esta formación organizada por la ONG Cruz Roja perseguía reducir el desperdicio alimentario a la vez que se mejoran los hábitos. “Nos dijeron qué productos reciben los beneficiarios de Cruz Roja de los Bancos de Alimentos, y con ellos elaboramos recetas nuevas para cambiar y no hacer siempre lo mismo, salir de los típicos macarrones con tomate”, añade el chef quien se centró en recetas distintas pero además con las que “pudieran hacer una dieta más elaborada, equilibrada y, al fin y al cabo, comer mejor con lo mismo”.
Según una de las participantes, Angy Baez Castañeda, el taller fue “fabuloso, se aprendió muchísimo y además fue bonito y divertido”. Tal y como nos cuenta Baez, “el profesor tenía empatía con todos nosotros y nos enseñó a preparar comida y postres con productos a nuestro alcance, sin complicarnos tanto, y nos dio a conocer alimentos más económicos y los usos que se les puede dar”.
“Por ejemplo, hicimos un plato de pasta pero en lugar de hacerlo con tomate, que siempre es lo básico, hicimos un buen pesto”, añade el chef.
Baez destaca que ya aplica lo aprendido durante la formación en su propia cocina. “A veces se queda en la nevera una sobra de algo y no sabes qué hacer con ella, pues nos dieron tácticas para darle usos”.
Además, en el caso de esta participante, las recetas de batidos que les enseñaron fueron muy útiles “ya que tengo un niño pequeño y le encantan”. “Normalmente también les dan batidos, pues hicimos unos helados con los batidos y con la leche una crema pastelera y les enseñamos a hacer hojaldre de crema”, explica el chef de la Escuela.
“Son recetas sanas, sencillas y rápidas pero muy útiles en mi caso, muchas nuevas porque soy de Perú y nunca las había probado. Por ejemplo, el arroz hindú que nos enseñaron. que está listo en 10 minutos y es muy sencillo y rico en verduras”, añade la participante y beneficiaria de Cruz Roja.
“Hay gente a la que hay que echar una mano”
Según explican desde la ONG, este tipo de talleres son clave “en la prevención de los riesgos sanitarios” y para “paliar las dificultades sociales derivadas de la crisis que está teniendo un impacto de mayor calado en los colectivos en riesgo de pobreza y exclusión”.
Independientemente de la pandemia, las acciones sociales ya eran propias de la Escuela de Hostelería de Toledo. Desde su apertura, hace ya 21 años, el personal del centro ha colaborado “intensamente con el Ministerio del Interior, con instituciones penitenciarias, haciendo programas formativos para presos, y ahora tenemos un curso con los beneficiarios de Down Toledo que están haciendo prácticas de sala”, comenta el cocinero.
“Aquí hablamos de integración, una palabra que todo el mundo maneja pero no todo el mundo practica. Y no es difícil, pero hay que poner voluntad y es maravilloso”, asegura Pérez. “Hay gente a la que hay que echar una mano y colaborar con ellos. No somos una escuela elitista, de hecho más de la mitad de nuestros programas no tienen nada que ver con el tema económico”.
Ante actitudes como esta, la participante en la formación no duda en destacar su importancia. “Hay una frase que siempre digo: nunca es demasiado el agradecimiento a quien no te abandonó en tus peores momentos”.