Ismael Diadié Haidara es la memoria de una familia que ha conseguido aglutinar a lo largo de más de cinco siglos y medio el mayor fondo histórico-documental andalusí: el Fondo Kati. Original de Tombuctú (Malí), sede de la biblioteca de estos archivos, Diadié es director y custodio de los manuscritos, también escondidos en otras partes de la geografía africana. Estos documentos tienen sus orígenes en Toledo. A mediados del siglo XV huyó de esta ciudad, debido a los llamados “Fuegos de la Magdalena” el juez musulmán Ali ben Ziruab, llevando consigo un tesoro de legados que después aumentó en sus viajes por África hasta su llegada a Tombuctú, donde se instaló. Diadié es el último descendiente de este magistrado musulmán y actualmente el guardián de la memoria de su familia.
Su vida tampoco ha estado regida por la paz. A la inversa que su antepasado, el poeta, historiador y ensayista se exilió a España en 2012 debido a los ataques yihadistas en Tombuctú. Siempre ha trabajado por la conservación, difusión y conocimiento de su biblioteca, compuesta por más de 12.700 documentos.
Actualmente, la Biblioteca de Castilla-La Mancha, con sede en el Alcázar de Toledo, acoge ahora una pequeña parte de ese fondo, donde puede visitarse hasta el 26 de octubre. Diadié tiene además desde 2014 la Medalla de Oro de la Ciudad de Toledo. Para esta ciudad reserva todos sus sueños. Charlamos con él sobre el camino hacia ese objetivo y sobre las relaciones entre Europa y África. Al final de la entrevista, también recita varios de sus poemas:
¿Qué supone para ti siempre que vuelves a esta ciudad, en el viaje inverso que hizo tu antepasado?
Alegría y dolor. La alegría de volver a encontrarme con mis propias raíces, lo que es un acto de memoria y de reconciliación conmigo mismo, pero también dolor por abandonar el lugar donde nací, por la misma locura humana que condujo a mi antepasado en 1467 a salir de Toledo. Después de cinco siglos, se repite la misma intolerancia.
¿Esta ciudad supone hoy en día algún tipo de consuelo, de cura, por lo que habéis sufrido tú y tu familia, o eso ya no es posible?
A nivel individual el dolor es una necesidad para crecer, para aprender de la vida, del mundo, pero al mismo tiempo es una dificultad constante. El dolor conduce a descubrirme y conocerme a mí mismo, pero al mismo tiempo es un sufrimiento que me acompaña siempre.
Has venido al Festival Voix Vives como poeta. ¿Qué parte de tu vida, de tu experiencia, de tus pasiones, has querido reservar para la poesía?
El poeta no elige. La creación no te permite decir esto lo puedo decir y esto no. Es lo que te va saliendo. No es lo que has elegido sino lo que llevas dentro. Un poeta no puede escribir solamente a nivel estético, sino que debe hacerlo también a nivel ético, con sinceridad consigo mismo y con la obligación de responder a sus circunstancias. Es una buena manera de decir que en mi poesía están yo y mis circunstancias, como decía Ortega y Gasset.
Comentabas recientemente, con motivo de la presentación en Toledo de ‘Diario de un bibliotecario en Tombuctú’ que soñabas con un edificio para la biblioteca del Fondo Kati, con digitalizarla, publicar todos los libros, exponerlos y poder unificar a la familia para retomar esa larga andadura durante más de 550 años. ¿Es algo que sigues viendo posible?
Por eso soñamos. La desgracia de un hombre que no sueña es ser como una piedra. Somos personas y nuestro camino destino se construye con nuestros sueños. Ay del hombre que pierde todos sus sueños y pobre es el hombre que llega a realizar todos sus sueños porque no le queda nada que vivir. Esa es la contradicción de mi lucha. Tener un sitio en Toledo para la biblioteca es realizar el sueño de una familia de 552 años, un sueño colectivo de personas que llevan siglos soñando con volver a Toledo. Ese sueño lo he podido realizar. He podido llegar a Toledo. Tengo la exposición de manuscritos, pero creo que ese sueño debe ser compartido, debe ser de Toledo, de Castilla, de Europa y del mundo. Porque el Fondo Kati es la memoria de parte de los toledanos, de los españoles y de los africanos. Los manuscritos tienen miles de textos escritos por esta familia exiliada.
Mucha gente aquí no sabe que existe ese fondo histórico, pero se sabe en París, en Nueva York y en Chicago. Tenemos que trabajar juntos para hacer de este sueño una posibilidad: tener un edificio en Toledo para albergarlo, tener una copia digitalizada en su totalidad, manuscritos que van y vuelven, personas que van y vuelven entre Toledo y Tombuctú. Entonces sí que podremos hablar de reconciliación con nuestra propia historia.
¿Cuál sería el paso, sino definitivo al menos sí decisivo, que deberíamos dar desde Toledo medios de comunicación, ciudadanía e instituciones para ayudarte en este objetivo?
La mejor manera de hacer las cosas es informar, es con la verdad en la mano. Hablamos mucho del Fondo Kati pero mucha gente no lo conoce. Debemos transmitir el contenido de esta biblioteca, que los toledanos descubran todo lo que hay en esta biblioteca sobre Toledo, y las relaciones entre España y África. Hay ciudades dispuestas a recibir estos manuscritos, con una sede definitiva en Europa. Pero yo creo que la sede del Fondo Kati debe estar en Toledo, porque aquí empezó esa historia. Aquí se debe cerrar el círculo para seguir andando todos juntos. ¿Cómo hacerlo? En breve se presentará la Asociación de Amigos del Fondo Kati y también hay que tener un marco jurídico que permita a las instituciones relacionarse y llevar a cabo proyecto concretos. Solo así podemos tener una sede, un centro de estudios en torno a la historia.
¿Cuál el siguiente paso en torno a este objetivo?
El siguiente paso es firmar convenios, como los que tenemos con el Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía, que han permitido realizar acciones en África como construir el edificio de Tombuctú donde se custodian los documentos. Ahora debemos hacerlo con Castilla-La Mancha y Toledo. Solo un convenio marco administrativo nos dará la base jurídica para tener el edificio y poder realizar actividades y publicaciones.
¿Cuál es la situación actual en Tombuctú, sede de la biblioteca?
Hace una semana hubo inundaciones en la ciudad. Alrededor del edificio del Fondo Kati han caído muchas casas. Muchas personas están viviendo en escuelas porque han perdido todo. La situación del edificio es que es prácticamente una isla y está en peligro. Además, también afectados muchos pueblos donde hemos escondido manuscritos. Como siempre en esta época, vivimos con el corazón en la mano.
¿Por qué crees que en España y en todo occidente hay un desconocimiento tan secular y tan inalterable de los problemas de África?
África, en la literatura occidental, se refleja como una tierra lejana y exótica y así aparece en el imaginario colectivo porque así se refleja en textos de grandes viajeros. La describen como si estuvieran hablando de la luna. Han ido, han vuelto, y sus descripciones son poco realistas. Hoy en día sigue esta realidad. Europa sigue viviendo de espaldas a África, pero sin embargo explota la economía africana. Si se hace un mapa geológico de Europa, ¿cuántas minas de diamantes o de oro, cuántos pozos de petróleo hay en este continente? Muy pocas. Europa es un continente limitado en recursos, necesita los de fuera, pero no ha desarrollado una política adecuada a nivel económico. Ha realizado un saqueo económico del continente africano.
También ignora su cultura por falta de información, no de interés. No se puede entender el arte europeo, por ejemplo, sin el arte africano, desde Picasso a Miquel Barceló o Gaudí, que han bebido de África, o Gaudí. Es decir, las relaciones culturales existen pero las económicas son perversas y las políticas son de cálculo inmediato, de tal modo que la gran mayoría de los europeos y africanos viven de espaldas por políticas no muy inteligentes.
Y el efecto directo ya lo estamos viendo en el Mediterráneo…
Así es, sus consecuencias ya se están viendo: el Mediterráneo se está transformando en un cementerio. La realidad son tierras movedizas y peligrosas. Cuando se habla del Open Arms y de otros barcos que Italia no quiere recibir o que España quiere echar sobre el resto de Europa, lo que sale en los telediarios es un juego de efectos de cosas que no vemos cuando se tocan las causas. ¿Por qué hemos llegado en tan poco tiempo a 900 muertos en el Mediterráneo y sin embargo solamente sabemos algo de ellos cuando los coge un barco o cuando los cadáveres llegan a la orilla? Eso son efectos, efectos perversos de una política más perversa.
La causa no es solo Europa, la causa es también África, son los políticos africanos, que desarrollan las políticas que llevan al continente a esa desolación y que llevan a tantas personas a abandonar su tierra para buscar vida fuera. Y cuando llegan a la frontera se encuentran con el desierto, el mar y la muerte. Mientras, Europa ha puesto el humanismo, la democracia y la igualdad como bandera, cuando tiene un problema de coherencia consigo mismo.
Porque Europa también apoya a dictadores que a su vez explotan a la población...
Claro, al final se mantiene el desarrollo aquí pero manteniendo el subdesarrollo fuera de las fronteras y eso a la larga va a ir contra el desarrollo de Europa, porque Europa está en competencia con Estados Unidos, con China, con India. El continente que dentro de 25 o 30 años demográficamente va a seguir creciendo y va a empezar a controlar sus recursos, es África. Rusia, China o India están haciendo que este continente tenga medios para su propio desarrollo porque es la única manera de parar la hemorragia. Permitir a África crecer va a mermar la economía de muchos países europeos.