Durante la pandemia se ha hablado más que nunca de la brecha digital, es decir, de las dificultades que atraviesan las personas que no pueden tener acceso a las nuevas tecnologías o que simplemente no saben cómo usarlas, con su consecuente desigualdad. En un momento en el que las conexiones online y el teletrabajo han llegado para quedarse, no todo el mundo sabe que su derecho a esa información y a ese manejo es un derecho humano, fundamental para su calidad de vida y en algunos casos para su subsistencia. A esta idea se aferró hace ya 20 años la Fundación Cibervoluntarios, una ONG española de ámbito internacional que ahora se ha convertido en garante del acceso, del conocimiento y de la “puerta hacia una vida mejor”.
Con el fin de promover el uso y conocimiento de la tecnología como un medio para paliar brechas sociales, generar innovación social y empoderamiento en la ciudadanía, esta organización dedica su día a día a favorecer los derechos de la ciudadanía y potenciar sus oportunidades.
Se trata de una red abierta de colaboración que actualmente suma a más de 1.800 cibervoluntarios y cibervoluntarias y a más de un millar de organizaciones. Con sus actividades cotidianas, su formación, sus talleres, encuentros y eventos ha conseguido llegar a un total de 63.300 personas formadas. En Castilla La Mancha, una de las regiones donde más se lucha por reducir este tipo de desigualdad debido a su dispersión geográfica, se ha formado en el último año a más de 1.000 personas, gracias a una red regional que cuenta con unas 100 personas. Una auténtica “transformación digital”.
“Nuestro objetivo es conseguir que todas las personas tengan, por igual, la oportunidad de acceder, conocer y utilizar las tecnologías como medio para mejorar cualquier aspecto de su vida y/o la de su entorno y por eso hemos acuñado el concepto de la vulnerabilidad digital, que va más allá de la brecha digital, porque surge cuando detectas que hay algún momento en tu vida en que no estás usando los mecanismos para algo necesario como comunicarte con tus seres queridos o mantener abierto tu negocio, tu forma de subsistir”, explica Yolanda Rueda, presidenta de Cibervoluntarios.
Con la vista puesta en garantizar los derechos humanos relacionados con el uso y conocimiento de la tecnología, subraya que la situación de emergencia socio-sanitaria ha puesto de relieve la importancia de la adquisición de competencias digitales. “Ha quedado claro que puedes tener un móvil de última generación pero que, si después no sabes teletrabajar y no puedes comunicarte adecuadamente con tus seres queridos, no sirve para lo importante. Eso sin contar con las personas mayores, que muchos no disponen de esos dispositivos y donde la vulnerabilidad ya es muy grande”.
Porque no se trata solo de disponer de las herramientas tecnológicas necesarias sino del conocimiento y del aprendizaje. Desde el nacimiento de la ONG hace dos décadas siempre se ha apostado por la formación online, ahora incrementada, y las consecuencias de los sucesivos confinamientos han visibilizado la importancia de fomentar esas prácticas, que en el caso de esta organización además se realiza a través del voluntariado. Llevar a cabo un seguimiento de las personas formadas para detectar nuevas dificultades y necesidades es también otra “acción necesaria” que, según apunta Rueda, es fundamental una vez rota la brecha digital.
Un dato importante es que esa vulnerabilidad no responde a un colectivo o a una zona geográfica concreta. “A raíz de la pandemia, sí que es verdad que las personas mayores o las zonas rurales han estado muy afectadas en este sentido, pero también hay mucha gente joven que por diferentes circunstancias no está capacitada para mantener sus negocios abiertos. Hay todo un campo por hacer en ese sentido. Tienen las herramientas a mano pero no saben usarlas en su favor. Eso en un país donde hay tal cantidad de pymes y autónomos refleja que hay mucho trabajo por hacer”.
La prueba es que la Fundación organiza una media de 80 actividades semanales, mayoritariamente en España aunque también trabaja con proyectos europeos, “lo que nos permite estar a la última en nuevas tecnologías”. Por ejemplo, forma parte de la Plataforma Empodera, avalada por Naciones Unidas, donde involucran a la ciudadanía en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Y actualmente desarrollo proyectos relacionados con la migración y herramientas de verificación para combatir la proliferación de ‘fake news’.
La Fundación Cibervoluntarios es finalista de los Premios Internet 2021 con su programa Iniciatic, que ayuda a la adquisición de competencias digitales a pymes y autónomos, para “ayudar ahora, más que nunca, a que muchos negocios continúen abiertos”. También ha sido seleccionada como una de los Champions en los WSIS Prizes 2021.
“Todos tenemos mucho que aportar y no conseguiremos acabar con esa vulnerabilidad sin las herramientas y sin el conocimiento. La tecnología es la llave de una puerta que no sabemos hasta dónde puede llegar. En ese sentido es impresionante y no debemos ni quedarnos atrás ni dejar a nadie atrás. Con muy poco puedes hacer que mucha gente aprenda mucho”, concluye la presidenta de la ONG.