"Queremos empezar pidiendo paz, solidaridad y democracia. No a la guerra". Así comenzó la última gala de los premios Abogados de Atocha, que este año homenajearon al proyecto Open Arms. Antonio Arrogante, de la Fundación Instituto de Estudios Sociales de Castilla-La Mancha, recordó emocionado a Almudena Grandes, que recibió el premio también hace unos años, y a Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, superviviente de la matanza ocurrida hace ya 45 años en la calle Atocha. "La brutal masacre", recordó Arrogante, provocó un "dolor enorme" para las familias, la organización y también para todo el país. "Como siempre hacen estos actos de ultraderecha", señaló.
Arrogante también recordó al niño Aylan, el menor sirio que conmovió al mundo y que "provocó una respuesta igual que los abogados de Atocha. Respeto, cabreo y rabia", recordó. "Es necesario escuchar el relato de las personas que forman parte de este nuevo romancero. Porque son personas capaces de rescatar en una mono náutica a un niño y cuando vuelven ya no está el padre", afirmó, en relación a la labor de OpenArms.
Paloma López, secretaria general de CCOO Madrid, recordó que la matanza de los Abogados de Atocha fue un acto que quiso "asestar un golpe a nuestra incipiente democracia", y que tanto las Comisiones Obreras como el Partido Comunista dieron una "extraordinaria muestra de madurez". "El dolor y la rabia que sentimos no impidieron que cientos de miles de personas demostrásemos nuestro compromiso inquebrantable con la libertad y la democracia de este país", recalcó la sindicalista. López también recordó: "Somos los hombres y las mujeres de izquierdas las que hemos pagado con sangre los derechos humanos en este país".
"Inacción deliberada de la UE"
El proyecto de Open Arms se presentó mostrando los diversos programas que han realizado que ya no sólo son de rescate, sino que incluyen también programas como el proyecto de 'Educación para la Libertad' y terminaban señalando la "inacción deliberada de la Unión Europea", en temas de derechos humanos. Óscar Camps y Laura Lanuza recibieron el premio, y Camps señaló que se trata de uno de los reconocimientos "más emotivos" que el joven proyecto ha podido recibir en su trayectoria de menos de una década.
"Somos una organización que se dedica a proteger a los más vulnerables. Nacimos ante las constantes vulneraciones en el Mar Egeo, que no podíamos tolerar. Nos hemos ido consolidando poco a poco y hemos podido responder ante diversas situaciones de justicia social", recordó Camps. Y no sólo hace referencia a las personas migrantes que han querido llegar a Europa. No. Habló del "abandono" de personas mayores en residencias, donde intervinieron con test masivos de coronavirus. O estudios sobre la enfermedad que se realizaron en Badalona.
También apuntó a lo que han realizado en los "márgenes de la sociedad", como en las prisiones, centros de salud mental, o cribados masivos de PCR entre personas temporeras de Lérida y Aragón. Camps también recordó que Open Arms ha enviado toneladas de material médico a países como India en el "peor momento de la pandemia" y envíos de alimentos a Mozambique o Madagascar.
"Nos complace recordar a los abogados de Atocha, cuya vida fue borrada por la violencia de la extrema derecha", recordó Camps, quien señaló que su proyecto se mueve por la protección de la vida humana "sin distinción" y el "combate activo y frontal en defensa de nuestros derechos y libertades". "Estamos delante de la tercera guerra mundial y es una guerra contra los derechos humanos", recalcó, apuntando a los más de 70 conflictos bélicos activos que hay en todo el mundo.
"El fascismo y la guerra a los derechos humanos son una brújula internacional que parecía intocable tras los horrores de la segunda Guerra Mundial y ahora es un problema global. Tenemos un compromiso con el pasado, porque somos consecuencia de los que nos antecedieron. Tenemos una responsabilidad con el mundo que soñaron y con el que queremos dejar a nuestros hijos", concluyó.
La dictadura "murió en la calle"
Paco de la Rosa, secretario general de CCOO Castilla-La Mancha, recordó que la dictadura "murió en la calle" en España y tuvo emotivo recuerdo para Alejandro Ruiz-Huertas. "Que no esté aquí con nosotros me provoca un enorme dolor, es una figura viva de lo que significa CCOO en este país", recalcó. También abogó por no perder la memoria de las personas afectadas por la matanza: "olvidar aquel día es empezar a perder", señaló, porque "es posible cambiar el mundo". "Ya lo hicieron los abogados de Atocha", señaló.
Por otra parte lamentó que nadie del PP hubiese acudido al acto. "Me hubiera gustado que estuvieran para decirles que con Vox no se juega y no se debería gobernar. Vox no es un juego", recalcó.
Emiliano García-Page cerró el acto: “Cada persona que habéis rescatado es un servicio que nos hacéis a nosotros, a los que no estamos allí”, ha agradecido a Open Arms.