Javier Mateo - Portavoz de Ganemos Toledo
Desde Ganemos Toledo creemos que este 6 de diciembre hay poco que celebrar con motivo del día de la Constitución. No queremos vernos arrastrados por una serie de celebraciones cargadas de hipocresía de la mano de aquellos que recortan los derechos que en ella se consagran. Muchos de los que participarán en los actos conmemoratorios, lejos de velar por su cumplimiento y garantizar su efectividad, se empeñan en restringir, recortar y erosionar los derechos ciudadanos que la Constitución Española nos reconoce por esta razón no queremos aparecer siendo participes de una farsa con aquellos que sus actos están en contradicción con esta celebración.
Como en la que no son efectivos derechos tan importantes como el derecho al trabajo consagrado en su artículo 35, con tasas de paro cercanas al 20% y con una protección al desempleo cada vez más insuficiente a pesar de ser un derecho recogido en el artículo 41.
Nuestra sociedad es cada vez más incapaz de garantizar una remuneración suficiente para satisfacer las necesidades de las personas trabajadoras y sus familias como establece el artículo 35, gracias a unas reformas laborales lesivas que han despojado de derechos a buena parte de la población, generando una nueva clase, la de los trabajadores pobres.
Nos resulta difícil compartir esta celebración con aquellos que promueven y aplican leyes represivas como la “Ley mordaza”, que restringe nada menos que siete derechos fundamentales consagrados en la Constitución, castigando severamente con multas o prisión a las personas que ejercitan sus derechos de reunión y manifestación.
Creemos que hay poco que celebrar cuando nuestra sociedad no es capaz de garantizar el cumplimiento de los principios que rigen la política social y económica que el capítulo tercero de nuestra “carta magna” reconoce; vemos todos los días cómo aumenta la desigualdad social generando mayores tasas de pobreza en nuestro país, el riesgo de pobreza alcanza ya al 28% de la población, con situaciones de exclusión social más propias de países en vías de desarrollo.
No encontramos razones suficientes para la celebración cuando observamos cómo las medidas económicas y de gestión de la Seguridad Social están haciendo peligrar el derecho a unas pensiones adecuadas como debería garantizarse por el artículo 50.
No podemos compartir una celebración con aquellos que permiten los desahucios (casi 65.000 en los últimos doce meses), con aquellos que forman parte de un gobierno que se niega a establecer normas para garantizar una vivienda digna y adecuada como se recoge en el artículo 47.
Nos hemos manifestado en reiteradas ocasiones frente a aquellos que deterioran la sanidad pública protegida en el artículo 43 o la educación pública, derecho fundamental reconocido en el artículo 27. Algunos de los promotores de esos recortes y mermas de derechos en materia educativa o sanitaria estarán presentes en los actos celebrando no sabemos muy bien qué.
Es difícil participar de esta celebración cuando la igualdad por razón de sexo y la no discriminación que el artículo 14 plantea se queda solo en un precepto formal manteniéndose múltiples formas de discriminación como en el caso de las mujeres en diversos ámbitos de la vida, o cuando observamos cómo se margina a la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural a pesar de lo establecido en el artículo 48.
La sociedad evoluciona y la Constitución data de 1978. Hoy existe una sociedad nueva en la que más del 60% de la población no pudo participar en aquel proceso constituyente, es legítimo y saludable aspirar a una revisión constitucional.
Es necesario avanzar en derechos y garantizar su cumplimiento, no queremos revisiones realizadas sin consenso como cuando se nos impuso la regla de déficit en las administraciones publicas acarreando duros recortes para la ciudadanía. Queremos construir nuevos consensos que reflejen la realidad de las demandas de nuestra sociedad y que de verdad garanticen que la Constitución ampara a las personas.
En definitiva, por coherencia no participaremos en actos institucionales marcados por la hipocresía y las contradicciones.
Nosotros sí creemos en una Constitución que otorgue derechos para unas condiciones de vida digna, que esté al servicio de la mejora y la transformación de la sociedad para que sea más igualitaria y con mayores cotas de justicia social.