Verán, a nadie le gusta estar equivocado aunque todavía le gusta menos tenerlo que reconocer. Durante años como estudioso de la gramática sostuve que Castilla significaba “Tierra de castillos”; ¿qué si no? parecería lógico y no obstante es sólo una opinión aceptada. Los términos están asociados pero no en el sentido que imaginamos y no fue hasta averiguar las declinaciones ibéricas heredadas por la lengua castellana que me di cuenta que por extraño parezca, el popular dicho de “Ancha es Castilla” no se trataba de una ingeniosa metáfora sino que es absolutamente literal.
Sí, decir “Castilla” es lo mismo que decir “Ancha”, son sinónimos. La una y la otra tienen igual significación. Para entenderlo debería introducirles en los aspectos técnicos de las declinaciones pero es complejo y no sería apropiado tratarlo ahora, es un concepto que no es fácil de comprender para los hispanohablantes, las suplimos a través de las preposiciones.
Entonces ¿cómo podría explicarlo de modo fácil y que pudiera entenderse? Pues, tal vez explicando la filosofía del lenguaje de nuestros carpetanos en el caso específico del castellano. Miren, ellos para expresar “aquí” decían /ca/ y para expresar “allá” decían /lla/. También establecían entre ambas locuciones un nexo con la arcaica letra jónica stigma. Así que obtenemos una sencilla oración: CA/STI/LLA que en su sentido literal significa “AQUÍ HASTA ALLÁ”. Para expresar exactamente lo mismo en la actualidad lo hacemos con un simple adjetivo: ANCHA.
Verán, a colación de esto, es importante que señale que los vocablos Castro y Castillo son distintos, y aunque bien es cierto que comparten la misma raíz no en cambio sus respectivos complementos y en ellos se encuentra la inesperada clave. Si reflexionamos por un instante ¿no podrían ser ambos considerados castillo? Bien, la respuesta es que no; si bien los dos podrían ser una fortificación en el caso de castro pudiera incluso ser una casa, un muro o una pared y eso en el norte de la península la arqueología lo ha acreditado sobradamente. Sin embargo, un castillo posee una cualidad concreta y que pudiera no ser baladí, se entiende como algo que ha de verse como una gran edificación, dicho en otras palabras ha de ser ANCHO y esa es la razón fundamental para considerarlo castillo.
Asombroso, pues en castellano los términos castillo y Castilla no derivarían uno del otro. Y es que castellano viene de casta por consiguiente “de tal casta a tal Castilla”. Añado que una declinación es la desviación de la palabra original que cambia para generar otra. A la lingüística se le pasó por alto que, siendo un nombre común castillo y un nombre propio Castilla también eran apelativos que poseían el atributo de amplitud, por lo tanto en nuestros diccionarios de la lengua española, en mi modesta opinión, deberían ser considerados ambos tanto sustantivos como adjetivos a la vez.
Descubrí atónito que las declinaciones ibéricas las emplea el castellano y se encuentran fosilizadas en la actual lengua española. ¿Cómo puedo estar tan seguro de ello? Miren, en concreto es nuestra peculiar letra “ll” la que nos indica la idea de anchura o amplitud. Lo hace desde un llano por ser ancho al igual que lo hace en olla por ser ancha o en caballo por su ancha cabeza o incluso en cabello por una ancha mata de pelo, etc. Esto es igual para las denominaciones de castillo y de Castilla, tal como expresa un dicho que a través de la tradición oral fue pasando de padres a hijos. Una sabiduría popular a la que tildamos como de jocosa broma cuando es una comparativa cierta: ANCHA ES CASTILLA.
Artículo de Enrique Cabrejas Iñesta, investigador de la Historia del Lenguaje