Juan José García Cruz, secretario general del Colegio de Médicos de Toledo
Año tras año, independientemente del signo político de la administración en el Gobierno y en cualquier comunidad autónoma, y esto es así, asistimos al mismo espectáculo de "colapso hospitalario" como consecuencia del brote estacional de gripe. Y, año tras año, las soluciones de urgencia llegan mal y tarde y casi siempre de la mano del incremento precipitado en el número de camas y con la contratación de algo más de personal sanitario.
Es verdad que estas medidas alivian algo pero no son la solución a un problema ya de por si crónico pues la realidad nos dice que los servicios de urgencias, al menos el del Hospital Virgen de la Salud de Toledo, están crónicamente masificados y colapsados con bastante asiduidad. Hablo de colapso hospitalario y no de colapso de las urgencias hospitalarias pues cuando se colapsa un servicio de urgencias en un centro hospitalario se resiente no solo la asistencia en la urgencia sino toda la cadena asistencial hospitalaria y se produce un empeoramiento de la mayoría de los indicadores de calidad.
Al final, el colapso genera más colapso y se entra en una espiral de caos muy difícil de gestionar. Y esa es la palabra clave, gestionar, para intentar poner soluciones a un problema crónico y repetitivo como es el colapso estacional de las urgencias hospitalarias. No existe ninguna varita mágica que solucione el problema pero no es posible ningún tipo de solución si no se arbitran medidas proactivas basadas en un conocimiento exhaustivo del problema. Mientras la administración sanitaria no aborde soluciones estructurales a este problema, dotadas del presupuesto económico correspondiente, asistiremos año tras año al mismo espectáculo mediático político y al final, como siempre, serán nuestros pacientes los principales damnificados en términos de dignidad y de la propia salud.
Lo más curioso del tema es que sobre todo esto se han escrito verdaderos tratados de cómo aportar soluciones al colapso de las urgencias hospitalarias por reputados especialistas en medicina de urgencias y por excelentes economistas de la salud. Entonces, ¿qué está pasando y cuál es la solución?. Bajo mi modesta opinión, se hace del todo necesario crear un grupo de trabajo para realizar un estudio que analice todos los factores implicados, tanto hospitalarios como extrahospitalarios, dotar de mejores recursos asistenciales a la atención primaria y elaborar planes específicos de actuación frente a las patologías más prevalentes de sufrir reagudizaciones y frente a los grupos de riesgo más vulnerables frente a infecciones y otro tipo de patologías que descompensan a los pacientes.
Y todo esto pasa porque los gestores sanitarios se pongan a ello y coordinen un grupo de trabajo entre atención hospitalaria y primaria y así poder coordinar, de una vez por todas, a ambos ámbitos de atención sanitaria que son los profesionales de ambos ámbitos los que nos pueden dar las soluciones. En este sentido, se hace urgente abordar la realización de un protocolo de actuación frente a las enfermedades crónicas que contemple, entre otras, el autocuidado de los pacientes, la utilización de las nuevas tecnologías para control y seguimiento, la figura del gestor sanitario de procesos crónicos e incluir alternativas a la hospitalización convencional como consultas de alta resolución, hospitales de día y hospitalización domiciliaria.
Por otra parte, no hay que olvidar que en última instancia el problema del colapso en la urgencia hospitalaria, incluso haciendo las cosas muy bien en el ámbito extrahospitalario, es la dificultad de disponibilidad real para asignar una cama a un paciente que la necesita. En este sentido, en las urgencias hospitalarias son necesarios unos mínimos recursos estructurales y de personal y la creación de áreas de observación y unidades de corta estancia.
Después de casi 35 años de ejercicio profesional como médico soy consciente de que no hay una varita mágica que de soluciones a nada y menos a los temas de salud pero si algo he aprendido a lo largo de estos años es a querer a mis pacientes, a tratarlos como si fuesen familia propia y a que con trabajo y esfuerzo se pueden llegar a encontrar soluciones que palien los problemas por muy graves que estos sean.