Que “las enfermeras son la columna vertebral sobre la que se sustenta el sistema sanitario”. Es una frase que llevo demasiado tiempo escuchando a los políticos de distintas administraciones públicas y de distintas sensibilidades políticas, y que he comentado en alguna tribuna anterior.
Un sistema sanitario, cuya sostenibilidad y supervivencia está en peligro. Si ejerces presiones potentes y continuas a la columna vertebral y no la proteges o refuerzas, existen muchas posibilidades que se quiebre como un junco. Así nos sentimos las enfermeras y enfermeros desde hace mucho tiempo, más aún si cabe desde la pandemia, casi rotas/os.
Desde el inicio de la primera ola, en marzo de 2020, las enfermeras y enfermeros hemos estado en primerísima línea en la lucha contra la COVID-19. Hemos realizado el diagnóstico con las pruebas PCR, test de antígenos, de anticuerpos y pruebas serológicas, hemos administrado el cuidado directo a los pacientes contagiados, hemos realizado la vigilancia epidemiológica rastreando contactos y hemos sido determinantes en la implementación de la estrategia de vacunación con unos resultados que ponen a Castilla-La Mancha y España como ejemplo a seguir. Hemos visto cómo se contagiaban e incluso morían compañeros. Hemos sudado y llorado bajo los EPIS. Siempre hemos dado y seguimos dando todo lo que tenemos y un poquito más.
La enfermera de hoy en día no tiene nada que ver con la imagen que aparecía en las salas de espera del antiguo INSALUD, con cofia y mandando guardar silencio. Hoy la enfermera es una profesional sanitaria facultativa, con una formación universitaria de grado, que puede ser especialista tras una formación como residente, puede ser doctora y catedrática de universidad y en lo que a alta gestión se refiere, puede ser gerenta, directora general e incluso consejera de sanidad como en Baleares.
Eso sí, lo más importante es que las enfermeras y enfermeros tenemos unos valores y principios por los que ponemos nuestra integridad física y psíquica al servicio de la ciudadanía como hemos mostrado y demostrado continuamente. Somos un ejemplo de coraje, profesionalidad, abnegación, compromiso y vocación de servicio a los ciudadanos.
Aplausos en pandemia, ninguneo de la administración
Los aplausos en la primera ola fueron momentos emocionantes que recordamos con nostalgia y que elevó nuestro ánimo muy decaído por la batalla contra el virus. Esos aplausos no han sido entendidos por la administración. A día de hoy, año y medio tras el inicio de la pandemia, las enfermeras y enfermeros nos sentimos ninguneadas y apartadas por las administraciones. Y para muestra de esta aseveración, un par de botones.
Como respuesta al ingente esfuerzo realizado por las enfermeras, hace unas semanas nos sorprendimos con la noticia de que el Ministerio de Sanidad dejaba fuera del comité que evaluará la gestión del COVID a las enfermeras, es decir que los profesionales que hemos estado desde el inicio hasta este momento en la vanguardia de esta lucha desigual, no tenemos nada que aportar. Inconcebible. O puede ser que lo vayamos a contar en esa comisión no les vaya a gustar, porque hubo cosas que se hicieron bien, pero otras, no tanto.
Otro botón de muestra, el sindicato de enfermería hace casi un año y a través de una iniciativa legislativa popular que tuvo un apoyo de casi 700.000 firmas, propuso la Ley de seguridad del paciente que “únicamente” pretende asignar un número máximo de pacientes por cada enfermera en los centros sanitarios y sociosanitarios para garantizar y blindar una atención más segura y de mayor calidad a los ciudadanos de nuestro país, aumentando el número de enfermeras/habitante hasta equipararlo a la media europea, muy lejana a día de hoy en la mayoría de las comunidades autónomas, incluida la nuestra. Numerosos estudios científicos demuestran que un exceso de pacientes asignados a una enfermera aumenta las complicaciones y la mortalidad de esos pacientes. Es una cuestión de perogrullo y no es asunto baladí. Bien, pues esa iniciativa popular lleva 11 meses de espera y 27 prórrogas, ni más ni menos. No parece que haya interés alguno en el Congreso de los Diputados por sacarla adelante.
Claramente no existe voluntad política alguna de “darle juego” a las enfermeras y podríamos reseñar muchos más ejemplos que nos impide crecer como profesión y ofrecer a los ciudadanos las potencialidades que nuestra capacidad y competencia nos permite. Parece que las administraciones públicas nos imponen un techo de cristal que no podemos sobrepasar sin la dotación de herramientas simbólicas y legales adecuadas.
En Castilla-La Mancha, no mucho mejor
En nuestra región, las cosas no andan mucho mejor. Varios aspectos que desde nuestro Colegio llevamos tiempo reclamando:
- Prescripción enfermera: A pesar de haber sido aprobada la acreditación, aún no se ha implementado la herramienta que nos permita prescribir medicamentos y productos sanitarios no sujetos a prescripción médica mientras esperamos sentados los protocolos y guías de práctica clínica para prescribir medicamentos sujetos a prescripción médica. Es un mero trámite burocrático que está tardando demasiado.
- Especialidades enfermeras: Formar enfermeros residentes genera un gasto en recursos cuyo beneficio en cualificación y calidad consiguen otras comunidades a las que acuden los nuevos especialistas porque en CLM no existen plazas específicas de la inmensa mayoría de las especialidades enfermeras. Creemos que, cuanto menos, es una gestión ineficiente que es aprovechada fuera de nuestra región.
- Alta gestión enfermera: Sigue siendo un sinsentido que las decisiones de la alta gestión sobre enfermeras (grupo profesional mayoritario en el SESCAM) no sean tomadas por enfermeras. Se imaginan qué pasaría si yo tomara decisiones sobre el ámbito jurídico del SESCAM. Posiblemente me equivocaría..., pues eso. En nuestra región, únicamente una enfermera forma parte del organigrama del SESCAM como Directora General de Cuidados y Calidad y nos consta que está haciendo un magnífico trabajo.
Podríamos seguir con más hechos objetivos, pero este artículo tiene limitación de palabras.
Trabajando para la ciudadanía. Nueva Campaña enfermera, “Tu enfermera te cuida: sigue sus consejos”
A pesar de todo ello, nuestro colectivo profesional tiene una amplia vocación de servicio a la ciudadanía como agentes de salud que somos y por ese camino transitamos. Nuestro Colegio ha iniciado otra campaña enfermera en medios de comunicación denominada “Tu enfermera te cuida: sigue sus consejos”. Esta campaña es similar a la que desarrollamos el pasado mayo coincidiendo con el Día de la Enfermera, en la que instamos a que, a pesar de los buenos datos de la incidencia acumulada de contagios, se deben vacunar los no vacunados aún, mantener las medidas de distancia social, lavado de manos y uso de mascarillas en lugares cerrados, porque el virus aún está entre nosotros.
Para finalizar, a veces creo que se nos considera algún tipo de amenaza al “status quo” imperante en el escenario sanitario, porque si es así, deben saber que las enfermeras no nos vamos a parar y seguiremos luchando para intentar solucionar las necesidades de la ciudadanía mejorando la calidad asistencial y seguridad al usuario, siempre con un objetivo claro, poner en el centro del nuevo sistema sanitario, no al político de turno, ni a uno u otro profesional, sino al usuario sano y enfermo, que es el agente más importante del contexto sanitario y para ello utilizaremos todas los medios y herramientas que tenemos a nuestro alcance, políticos, administrativos, jurídicos y por supuesto los medios de comunicación.
Roberto Martín Ramírez. Presidente del Colegio de Enfermería de Toledo