La Audiencia Provincial de Toledo tiene previsto juzgar el próximo miércoles, 18 de abril, a los acusados L.H.G. y E.M.M.B., para los que el Ministerio Público pide cuatro años y seis meses de cárcel por estafar a una anciana --tía abuela de la primera de los procesados-- un total de 51.380 euros.
Según el escrito de acusación de la Fiscalía, los procesados --que son esposos--, siendo conocedores de la enfermedad mental que padecía P.J.P., se aprovecharon de la confianza que tenía depositada en ellos en base a la relación familiar que le unía.
Eran los acusados, según el fiscal, los familiares más cercanos que la anciana tenía en Toledo y, por tanto, los que mejor podían ocuparse de ella y los únicos de los que recibía visitas periódicas en la residencia en la que se hallaba ingresada.
El Ministerio Público acusa a los acusados de guiarse por el ánimo de obtener un ilícito enriquecimiento para integrar en su patrimonio parte de una importante cantidad de dinero de P.J.P., para lo que la convencieron de realizar determinadas operaciones bancarias, "que la misma realizaba en agradecimiento a sus supuestos cuidados y atención".
Así, en 2008 los acusados convencieron a la víctima de que les ordenase una transferencia a su favor de 1.522 euros. Mientras que en enero, junio y noviembre de 2009; en febrero de 2010 y en de mayo de 2010, las trasferencias fueron de 500 560, 560, 1.000 y 580 euros.
En marzo de 2010 P.J.P., acompañada del acusado E.M.H.B., se personó en una sucursal bancaria de Pantoja a fin de efectuar una transferencia a favor del hijo menor de los acusados por importe de 8.000 euros y en mayo de 2010, este mismo acusado suscribió con la víctima un contrato para una tarjeta de débito domiciliada en la cuenta particular de ésta.
Una tarjeta que los procesados estuvieron usando hasta julio de 2011 y con la que llegaron a consumir 38.658 euros, llegando así a apoderarse en total de 51.380 euros de la anciana que no han devuelto y dejándola carente de todos sus ahorros acumulados por medio de los cuales garantizaba una adecuada vida y el periódico abono de la residencia en la que estaba ingresada.