1. Comenzaré recordando algo obvio: tendríamos que ser conscientes de que los cambios en la manera de comunicarnos con los demás están cambiando la política. Por el lado malo, el vínculo social se vuelve más frágil. Del lado bueno, el compromiso se construye en torno a lo que elegimos libremente, no a imposiciones desde arriba. Si no nos gusta la TVE de Rajoy cambiamos a La Sexta. Las redes clientelares siguen teniendo un peso inmenso, pero los que aspiramos a levantar otro mundo tenemos que ser capaces de sumar por otras vías: las de la emoción, la ética, la vida, el ejemplo, el buen rollo.
2. Es verdad que vivimos en una sociedad conflictiva y desigual ante la que tenemos que plantarnos y protestar. Pero esto es solo una parte de la tarea. La otra es dejar claro con hechos que nosotros gobernamos, que aspiramos a tener poder para que la vida de la gente mejore, que no damos un paso atrás cuando la oportunidad se presenta. Y digo esto, porque yo que soy circunstancialmente concejal de Juventud y Cooperación, cuando en una de las asambleas de Ganemos Toledo reflexionábamos en torno a nuestra llegada al gobierno de la ciudad o nuestro paso a la oposición, pensaba para mí que no imaginaba a alguien del PP ante un dilema parecido. No veía a Rajoy diciendo "mira tengo opción de gobernar, de gestionar millones de euros de presupuesto, de solucionar problemas, de transformar la sociedad... Pero voy a dejar al mando a estos de Unidos Podemos y yo me voy a la oposición".
3. Nuestro adversario político no es el Psoe. Un partido al que no hace falta hacer oposición porque está empecinado en hacérsela a sí mismo. Nuestro enemigo a batir es el PP, y más que el PP, el modelo económico, social y cultural que representa. Por eso propongo que nos olvidemos del Psoe, y nos dediquemos a llegar a la gente a la que hasta ahora no hemos llegado, que hagamos red, que sigamos trabajando en una alternativa creíble con alegría. Que pensemos en qué le gustaría a nuestro enemigo que hiciéramos, para hacer lo contrario.
4. Los que me conocen saben que canto flamenco. Lo comento porque de cantaores como Manuel Gerena yo aprendí que se se podía estar en las instituciones y en la calle, en el gobierno y en la oposición a los de arriba, con la cultura y la clase trabajadora contra los caciques. Con la emoción de las tripas y la solvencia técnica del que trabaja cada día mirando a los ojos de la gente normal. Cada uno tiene sus referentes ;-). Para eso estamos en política, para no conformarnos con esta democracia y poner en marcha unas políticas sociales, culturales o ambientales de ruptura con lo viejo. Políticas que como no las impulsemos directamente nosotros y nosotras nadie las va a hacer. Sobre todo aquellos, que estando en el gobierno de Toledo, han desarrollado unas políticas que casualmente han coincidido con los intereses de la mafia local, que es como ahora llamamos a los caciques que hacían la vida imposible a Gerena por defender la justicia y la dignidad.