Pasear hacia la Catedral de Toledo atravesando la calle Arco de Palacio es uno de los habituales trayectos que miles de toledanos y turistas realizan diariamente por las estrechas callejas del Casco Histórico. Es habitual que al pasar frente al Palacio Arzobispal el recorrido esté amenizado por el característico sonido del santur, un instrumento milenario de origen persa con el que el músico italiano Renzo Ruggiero llena de magia y embellece aún más este entorno histórico de la ciudad.
Afincado desde hace ocho años en la capital castellanomanchega, Ruggiero, que se siente "toledano de verdad" y que afirma haber sido "bien recibido" en la ciudad, brinda cultura y armonía en este marco que ya es difícil identificar sin su presencia. La acústica que se genera en este espacio favorece el sonido del santur, apunta a este medio el músico, que aunque ha probado a tocar en otros sitios como la Puerta Llana de la Catedral, no le funciona como lo hace en Arco de Palacio.
"No sé si es mi energía o soy yo. He tocado en otros lugares muy buenos pero no funciona igual. La gente me identifica con este sitio", cuenta entre una pausa de su espectáculo callejero Ruggiero, un músico profesional que se gana la vida tocando en conciertos y con las ventas que hace de su disco -Alma (2017)-. "Es un escaparate en el que todo el mundo me ve y me conoce", explica sobre los recitales que hace en Arco de Palacio, donde es más conocido que en plataformas digitales como Spotify, en la que también se puede escuchar su música.
En este sentido, el italiano afirma sentirse de "la vieja generación" y aunque reconoce que el 'compact disc (cd)' es "un soporte obsoleto", a él le gusta "ojear el librito de los CDs, ver quién toca o conocer la parte gráfica y la fotografía" de los trabajos musicales. "Renzo Ruggiero está en Spotify pero, ¿quién lo conoce? Estar aquí es una forma de que se te vea y puedan comprar tu disco. Además es un tipo de música no comercial. Yo intento quedarme y estar siempre en este sitio porque veo que corresponde un poco más a lo que hago", subraya el músico, que lleva tocando en este enclave toledano desde hace un lustro.
"El arte de la calle es un arte espontáneo"
Ruggiero recuerda que el escenario en el que interpreta composiciones de música antigua, sefardí, árabe, algunos temas del siglo XII u otros más balcánicos, es uno de los que está incluido en la ordenanza municipal que regula el arte en la calle, aprobada el pasado año y sobre la que afirma ser contrario: "No estoy de acuerdo, pienso que el arte en la calle es un arte espontaneo".
Tan espontaneo como las emociones que despierta en muchas de las personas que pasan por esta calle a la que precisamente da nombre el arco que conecta la Catedral toledana y el Palacio Arzobispal. "El otro día vino un chico iraní que vive en Estados Unidos y se conmovió hasta llorar escuchando la música. Yo con eso ya estoy pagado", subraya satisfecho Ruggiero, que cuestionado por el tiempo que le dedican los transeúntes que pasan por esta ubicación apunta que sí que "hay algunos que se detienen" a escucharle.
"Muchas veces pasa y esto se agradece mucho, que haya gente que tenga su tiempo y pueda no correr. Casi todo el mundo pasa deprisa y corriendo. Hay quien, para satisfacer su curiosidad, te pregunta el nombre del instrumento aunque casi ni se detenga y otros se hacen una foto abrazados a mí. ¿Qué pinto yo ahí en el salón de tu casa en una fotografía?", relata también con cierta guasa el músico, que suele tocar "unos cinco o seis temas" que va repitiendo con el santur, instrumento "antecesor del piano" que se basa en una disposición de cuerdas percutidas por martillos.
"Los niños son sinceros, si no les gusta se van pero otros se quedan ahí con la boca abierta"
Ruggeiro señala que hay quienes escuchan "todo el concierto y están muy agradecidos, te compran el disco, te echan una moneda o simplemente te dan las gracias. Hay gente que logra estar ahí y dedicarte cinco o diez minutos". "Uno de los mejores públicos son los niños. Ellos sí que se paran", cuenta el músico, que incide en que ellos son "muy curiosos" y se acercan también a conocer un instrumento que en otros países como Irán, India o China se reconocen como aquí la guitarra.
"También les cuentas la historia del santur y se hace también cultura, no solo música, los profesores también te lo agradecen. Los niños son sinceros, si no les gusta se van pero otros se quedan ahí con la boca abierta", añade el músico, que enumera los diversos nombres con los que es conocido el santur en otras partes del mundo y que a Europa llegó "conocido como salterio en época medieval".
Así, "a pesar de su antigüedad", remarca que el santur es "un instrumento muy utilizado en Irán", tanto en la música clásica como la más moderna. "Allí sí que se estudia en conservatorios. De hecho yo me fui a dar una 'masterclass'. Lo encontramos en todas las culturas, con tamaños, cuerdas, martillos o nombres diferentes. Cuando pasa un grupo de persas o gente que vive allí lo reconocen. No hace falta ser músico. Como un niño reconoce aquí una guitarra, allí es un instrumento muy presente", destaca Ruggiero.
El músico precisa también que el santur es un instrumento diatónico, "con lo cual no tiene todas las escalas", por lo que puede trabajar con él "en el centro tonal de misma escala". "En la calle puedo hacer unos determinados temas ya que no puedo estar afinando aquí sus 72 cuerdas, pero en el disco lo acompaño con otros instrumentos de distintos invitados en el que se muestran varias tonalidades", dice también sobre este exótico instrumento que refuerza con su música la belleza de la Catedral de Toledo y su entorno.