Con 52 años le dijeron que "era mayor para ser electricista", el oficio al que Fernando de Paz se había dedicado toda su vida. La crisis económica le obligó, como a tantos otros, a buscar una alternativa laboral. No se resignó y hace siete años decidió montar su propio negocio en el barrio de Santa Bárbara: 'Reparación de calzado La Teja'.
Fernando, natural de Toledo y afincado en este barrio desde hace más de 30 años, realizó un curso en Madrid con un zapatero artesano para conocer los entresijos de este antiquísimo oficio y poner en marcha este negocio al que no le ha sido complicado adaptarse pues, confirma, siempre ha sido "un manitas".
Aunque no fabrica zapatos, arregla todo tipo de calzado, así como también bolsos o mochilas, aunque en 'Reparación de calzado La Teja' también se hacen copias de llaves, se afilan cuchillos y tijeras o se pueden adquirir cinturones y plantillas para calzado de todo tipo.
El toledano considera que buena parte de los zapatos que se fabrican actualmente son "de bastante peor calidad" que antaño. Aún así, encuentra también demanda entre quienes arreglan calzado que puede costar "seis o siete euros", aunque también le llegan joyas antiquísimas como los botines que reparó hace pocos días que incluso tenían "moho" y que ha dejado de nuevo listos para su uso.
A este local, que tiene en propiedad y en el que antes estaba instalada una mercería, llega también calzado prácticamente nuevo, de mujer y de hombre, "con tapas malas" que Fernando limpia minuciosamente y arregla poniendo nuevas tapas de una marca italiana -Libra- que, según le enseñó el zapatero artesano y ha comprobado con el paso de los años, es "la mejor del mercado".
"Son más duras y aguantan mucho más. Si no pones buena calidad no hacemos nada", destaca el toledano, que cuenta en su local con una maquina para cepillar las impurezas, quitar las viejas tapas y lijar los zapatos, así como con otra con la que pega a presión las nuevas tapas que coloca en los mismos o una máquina de coser con 64 años de antigüedad que todavía funciona a pleno rendimiento.
Fernando también elabora a mano carteras o cinturones con piel de ternera que consigue en Mora o Plasencia. "Es algo que lleva muchísimo trabajo. Estás cinco o seis horas con una billetera que vendes por 20 euros y luego no se valora", lamenta también en este sentido el propietario de este establecimiento de barrio al que también acuden toledanos y toledanas de otras partes de la ciudad.