La estampa es muy común. Niños, niñas, personas mayores y no tan mayores, dando de comer a los patos en los parques, jardines y riberas de los ríos. Es cierto que estas aves no le hacen ningún asco a las migas de pan, frutos secos y chucherías que les damos, pero con ello no solo no les estamos haciendo ningún bien, porque esos alimentos les dañan y esta especie es capaz de buscar su propio alimento, sino que también estamos dañando su ecosistema y a otras especies.
En varios parques y ríos de pueblos, ciudades y también del medio natural, las autoridades en un caso y la ciudadanía por otro ya ha tomado medidas, mediante señales e indicaciones para que la gente no suministre a los patos alimentos que pueden dañarles.
La revista ‘National Geographic’ abrió el debate al respecto hace años, defendiendo que cuando lanzas un trozo de pan, es inevitable que todos los patos presentes se abalancen para tomar el pedazo más grande, pero sucede que “aunque les encante este alimento, la realidad es que no contiene los nutrientes que estas aves necesitan”.
De hecho, la Real Sociedad para la Protección de las Aves también ha alertado en varias ocasiones de que el plan blanco, por ejemplo, no tiene ningún valor nutricional. “Puede que las aves lo encuentren apetitoso, pero alimentarlos así hace que se satisfagan con esta 'comida chatarra' en lugar de ir en busca de otros alimentos que sí les beneficien”. Asimismo, según la Sociedad Albaceteña de Ornitología (SAO) el pan no tiene los nutrientes necesarios para mantener su estado de salud en condiciones óptimas y es importante dejar que ellos busquen la comida en su hábitat natural.
Hay que tener en cuenta que, sobre todo en primavera -cuando más disfrutamos de las zonas verdes-, las aves disponen de una amplia variedad de alimentos naturales como brotes, flores, larvas, gusanos y otros insectos. La asociación AnimaNaturalis argumenta por su lado que debido a ello no suele ser necesario el aporte adicional de alimento que podamos suministrar las personas, sobre en lugares cercanos a zonas verdes.
Aunque durante el temporal de nieve y frío ‘Filomena’, muchas personas contribuyeron a la alimentación de las aves urbanas mediante comederos en las ventanas, lo cierto es que, apunta este colectivo, especies como patos, palomas o gorriones se adaptan bien a las modificaciones del hábitat.
En el caso de los patos, puede no estar de más aportar algo extra a su alimentación como granos y semillas, o cualquier tipo de alpiste, pero desde luego no “gusanitos”, alimentos extrusionados que afectan a su aparato digestivo, que contaminan el agua cuando los arrojamos allí y que además provocan la muerte de los peces que también habitan allí. “Sobre todo, no hay que dar nunca migas de pan, ni secas ni remojadas, y nunca alimentos procesados ni cocidos”.