Hay muchas razones por las que se puede caer en trastornos como la depresión o la ansiedad y en el peor de los casos, en el suicidio. Sin embargo, la profundización de la precariedad laboral y no saber si mañana mantendremos o no nuestros puestos de trabajo, sumado a otros factores, traza un horizonte propicio para que nuestra salud mental se agrave.
Cuando te encuentras en esta situación, te percibes como si estuvieras viviendo en el día de la marmota porque todos los días son prácticamente iguales: no sabes si sonará el teléfono y podrás trabajar esa semana. Vives en un bucle, en el que la ansiedad y la frustración aumentan diariamente sin solución a largo plazo. Tarde o temprano aparece en tu cabeza la idea de que eres un inútil, que no te esfuerzas lo suficiente en encontrar un empleo para poder crear tu propio proyecto de vida.
El estrés se acentúa, tienes dificultad para dormir, los dolores de cabeza y la ansiedad continúan y las tareas más sencillas se hacen cuesta arriba. Intentas descansar para coger fuerza, pero no funciona por mucho que lo intentes, te das cuenta que es día diez y no sabes cómo vas a llegar a final de mes, algo que crea un efecto psicológico que te aplasta y puedes acabar llegando a un abismo del que es difícil salir. Un precipicio que, en el peor de los casos, puede llevarte a formar parte de esas diez personas que se suicidan de forma diaria en nuestro país, la principal causa de muerte no natural entre las y los jóvenes.
Cuando decides pedir ayuda, te encuentras ante otra realidad, la atención en salud mental está desbordada desde hace años. Pides cita para el psicólogo y con mucha suerte tardan un par de meses en recibir la atención y después, con mucha suerte, el psicólogo vuelve a darte una cita un par de meses después. Se encuentran sobrepasados y con unos recursos materiales insuficientes. Por ejemplo, en Castilla-La Mancha, pese a que ha aumentado un 18% el gasto en sanidad con la pandemia en los Presupuestos regionales, para 2021 la partida destinada para Salud Mental no aumentó ni un solo euro.
¿Cómo podemos hacer frente a estos problemas? Por una parte, garantizando un plan integral de salud mental con los recursos suficientes que posibilite que podemos acudir al psicólogo de forma inmediata y no se convierta en un privilegio que solo puedan permitirse unos pocos para curarnos y a la vez garantizar el acceso a empleos estables con salarios dignos, derechos laborales, vivienda, etc
En definitiva, garantizando que podemos acceder a unos recursos materiales básicos que nos permitan construir nuestros propios proyectos de vida.