La provincia de Toledo se enfrenta a una nueva Navidad inmersa en la sexta ola de la COVID-19, marcada por la aparición de la variante ómicron que está multiplicando los nuevos casos hasta el punto de que esta semana se ha superado el mayor número de contagios en una jornada desde que arrancó la pandemia en el país. Así se observa también en varios municipios de la provincia, que empezaba el mes de diciembre con una de las incidencias acumuladas de COVID más bajas del país pese a duplicarse en noviembre.
En concreto, según los últimos datos de contagios publicados por la Consejería de Sanidad, la ciudad de Toledo ha pasado de registrar 128 contagios en la semana del 6 al 12 de diciembre -semana epidemiológica 49- a los 412 de entre los días 13 y 19 del mismo mes -semana 50-. Más del triple de contagios que elevan la incidencia acumulada hasta los 629,28 casos por cada 100.000 habitantes.
Igual ocurre en Talavera de la Reina, que sumó 58 nuevos casos en la semana 49 que se incrementaron hasta los 183 en la semana posterior. En su caso, la incidencia acumulada se queda en 280,88 casos por cada 100.000 habitantes, muy cerca de entrar en riesgo alto de transmisión de contagios establecido en los 300 casos/100.000 habitantes según el último semáforo aprobado por el Ministerio de Sanidad para medir el riesgo por COVID-19.
Cama convencional y UCI
Sin embargo, según los datos oficiales de la Consejería de Sanidad sobre el seguimiento de la pandemia, el drástico repunte de casos no se traslada a los hospitales, ya que mientras el 23 de diciembre de 2020 permanecían en camas convencionales de hospitales de la provincia 165 pacientes, cifra que se reduce 12 meses después hasta los 41, una cuarta parte del total del año pasado.
No son tan positivas las cifras de hospitalización si nos fijamos en la ocupación que hay en las personas que se atienden en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). En 2020 se registraban en la provincia 21 pacientes en UCI, mientras que este año hay 13 pacientes infectados ingresados, más de la mitad.
Para analizar estos datos es necesario destacar los efectos de la vacuna del coronavirus, que se pueden ver de manera más clara en la evolución que ha habido del número de fallecimientos por esta enfermedad. En concreto, las muertes con coronavirus se han reducido en más de un 90% desde el otoño de 2020 en Castilla-La Mancha.
Pese al incremento de contagios, en Castilla-La Mancha se ha decidido no tomar más medidas adicionales en la lucha contra la COVID-19, aparte de la obligatoriedad de nuevo de usar la mascarilla en exteriores.