Se llama Eva García Marqués y durante los meses de verano estará cada miércoles en la biblioteca regional con su ‘Bebeteca’, un proyecto que comenzó hace 7 años y que es mucho más que una mera actividad veraniega para los más pequeños.
Se define como una niña que ha aprendido a ser adulta y se siente afortunada de trabajar con la infancia porque “para ellos todo es coherente en un mundo incoherente”. A través de ‘La Payasa Tomasa’ y sus otros personajes habla su mismo idioma y esto le asegura el éxito en todo lo que organiza. La actividad ‘Conoce tu biblioteca’ dentro del programa ‘Toledo Educa’ del Ayuntamiento toledano ha triplicado la participación en tan solo cuatro años.
Consciente de que el mundo necesita con urgencia un cambio social que pasa por recuperar la conciencia humana, esta toledana está en continua creación y trabajando desde hace tiempo en un gran proyecto dedicado a la infancia, que verá la luz muy pronto y que, como buena artista, no me adelanta para que no se “chafe”.
¿Qué es la Bebeteca?
Es una iniciación a la lectura, para niños y niñas de entre 0 y 3 años, donde participan también los padres. Es una actividad participativa porque a través de la atención de los padres tengo también la atención de los hijos.
Me gusta mucho trabajar con familias y a estas edades los padres y madres tienen que ser partícipes de la actividad en todos y cada uno de los pasos; de esa manera, y por imitación, los niños también participan. En el caso de los ‘bebés de pecho’ es muy bueno que estén con otros niños, se estimulen con la música y trabajen la psicomotricidad.
¿Hay libros en la Bebeteca?
Por supuesto. Con ilustraciones, colores y formas. Yo hago mi propia selección. Para mí es muy importante y cuido mucho sobre lo que quiero enseñar. Me importa bastante el tema de los valores porque es algo que se está perdiendo. Creo que el mundo se está volviendo loco y está perdiendo todos los valores; nos estamos deshumanizando. Al trabajar con una edad tan temprana, también en los colegios, intento que siempre estén presentes los valores, aunque sea de forma subliminal. Los llevo a la bebeteca, a una fiesta infantil, a un taller histórico; en resumen, en cada trabajo que hago con ellos.
¿Qué se necesita para trabajar con niños?
Principalmente mucho amor dentro de uno mismo, mucha paciencia para comprender la situación que tienen a esas edades y valorarlos. Recordar como eras tú de pequeña para comprenderlos en la edad que tienen.
Le doy mucho valor a los sentimientos, más que a las cosas materiales y no me hace falta aplicarlo porque lo llevo dentro de mí. Eso lo hace muy efectivo a la hora de trabajar. Los niños son puro sentimiento, son naturales, no hay dobles intenciones. Al trabajar con esos valores ellos lo entienden a la primera. Es como hablar su mismo idioma. Yo soy coach aunque no tenga el título (risas…)
¿Cómo explicarías tu trabajo?
Hago cualquier cosa que necesites para llevársela a los niños, desde un taller histórico hasta un cuentacuentos en formato teatro. Hace poco me llamaron del hospital para hacer talleres para niños con pieles atópicas.
Son ellos los que me ponen el listón a la hora de desarrollar mi trabajo. Tengo muy en cuenta las cosas que digo, cómo las digo, cómo se lo voy a contar y las edades. Antes de contar un cuento y abrir el libro, hay semanas de preparación. Soy una contadora de cuentos pero muy exigente y seria. Soy una creativa.
También trabajo con adolescentes y hago fiestas para adultos e infantiles, lo que necesites. Es una manera de hacer muchas cosas diferentes y para mi creatividad es importantísimo. En mi cabeza hay mucho y todas las actividades me permiten plasmarlo. Ideas, pensamientos, valores en los que yo creo y por los que lucho.
¿Cuándo nace el personaje ‘La Payasa Tomasa’?
Desde los comienzos. Empecé trabajando en formato de pequeño teatro y fiestas privadas e inmediatamente me di cuenta de que tenía que buscar un nombre para que la gente identificara mi trabajo. Siempre me han pasado muchas cosas en mi vida, así que tenía que encontrar algo que rimara con la frase “…que todo le pasa” y Tomasa rimaba muy bien. Además la figura del payaso es muy universal y reconocible y la infancia siempre lo identifica con pasárselo bien. Así nació ‘La payasa Tomasa que todo le pasa’
Pero tengo otros personajes: ‘Maruja, la bruja piruja’, ‘Pepita Limón que vale un montón, se sube a un cohete y llega a Plutón’ y mi personaje literario que no tiene nombre pero sí está muy identificado a través de un disfraz para que los más pequeños me identifiquen y se acerquen a mí.
La defensa a ultranza de la infancia y la ‘Teoría de las generaciones’
¿Crees que se valora lo suficiente a la infancia?
Las actividades de los niños siempre son las últimas en los presupuestos y las programaciones. Al final cogemos las bolas y los castillos que es lo más barato y se las llevamos a un programa de actividades. No se tiene en cuenta qué tipo de trabajo vamos a llevar a los niños y niñas, cómo queremos que se diviertan, qué calidad queremos en los espacios lúdicos. Eso no se ve. Son los últimos siempre y como no tienen ni voz ni voto, pues esto no cambia. Voy a montar un partido político para ser la presidenta del PI, Partido de la Infancia (risas…)
¿Los niños saben jugar?
Si, lo que pasa es que nos les dejamos. “Niño, no te manches”; “niña, eso no”; “niños, lo habéis roto”. Claro que saben jugar pero no les dejamos. Los niños necesitan jugar; es casi tan importante como comer. Cuando comienzan la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) hay un cambio brutal. En los institutos no se juega; puede haber actividades culturales pero el juego no se trabaja.
¿Cuál es tu receta para cambiar el sistema?
Creo que la única manera de cambiar el sistema es empezar por la infancia y darle continuidad porque es en los institutos donde empieza el cambio y es donde lo necesitan. Hay que llevarles, guiarles, acompañarles. Los chavales están sufriendo cambios muy importantes y nadie les habla de esto, nadie les escucha; solo se les castiga. Eso es un error. Ellos están sobreviviendo, metiendo la cabeza en un sistema que empieza a darles tortas por todos lados y no son apoyados por nadie.
El problema es que llegan a ciertas edades y la coherencia empieza a taparse con otras muchas cosas que el sistema empieza a inculcarles como el miedo y disciplinas que no tienen pies ni cabeza. Cuando doy talleres a adolescentes de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) les recomiendo que escriban todas las ideas, inventos y sentimientos que tienen cuando todavía son limpios para que en un futuro vuelvan a leerlos. Yo solo estoy una hora con ellos pero si vale para que en un futuro vuelvan a esa base de valores que tienen en la infancia, me doy por satisfecha.
¿A qué estarías dispuesta en tu lucha a favor de la infancia?
A cualquier cosa. Si hay que dar una charla sobre los niños y su educación a los adultos, a profesores, al mismo Papa, al Rey, a quien sea…yo me preparo una charla y se lo cuento. Es muy importante cambiar las cosas. No nos lo estamos tomando en serio. La gente es totalmente infeliz, está sufriendo mucho y los niños no merecen eso y van de cabeza; es lo que llamo ‘La teoría de las generaciones’. Tenemos que parar y analizar si lo que hemos aprendido y nos han enseñado está bien o mal y si le sirve a las siguientes generaciones. No solo heredamos las casas, también las formas y maneras de vivir en este sistema y cómo solucionar problemas y gestionar emociones. Si nuestros padres gestionan de una manera que no les funciona, nosotros aprenderemos de la misma manera y no va a haber nadie que nos enseñe de otra, a no ser que esta sea la generación que se dé cuenta, pare y lo cambie para que las siguientes aprendan de otra manera, nuevos valores. Es importantísimo. Se nos va la humanidad. Hay cosas muy atroces ya por todo el mundo.