Quedó una noche agradable, incluso apetecible para un darse un chapuzón en el Tajo, un río que estaría complacido entre tanta dedicatoria y en el que lamentablemente sus aguas, a pesar de la ilusión y la reivindicación de todos los asistentes al festival, no dan tregua a un baño.
Sí hubo un baño de proclamas, de buenas intenciones y lamentos. El Festival Tajo Rock (Remember), regresó anoche a la capital regional siete años después de su última edición. Volvió para quedarse, o así por lo menos lo esperan los que se han mojado en su organización.
El lugar, el parque de Safont, que aspira a ser parte de un futuro recinto ferial para Toledo, aguardaba una celebración que no defraudó. No se trataba solamente de un festival de música veraniego al uso sino de una conjunción de arengas a la sociedad y a las instituciones, con dosis de rock en distintas vertientes, en defensa al respeto animal, la naturaleza o el empoderamiento feminista, así como a la retirada del eterno amianto en el barrio del Polígono.
Calmar la sed se convirtió también en un acto de concienzación con el uso de vasos reutilizables, las alternativas culinarias ofrecían una tolerancia de gustos e incluso a través de una yincana se potenciaba la cultura toledana o el conocimiento del Tajo.
Entre el atractivo atardecer que regaló a Toledo el último viernes de junio y la resplandeciente luna llena que cerró el festival, los asistentes al Tajo Rock pudieron disfrutar de la frescura de Oplutón, de la desgarrada voz femenina de Unnamed, la reinvindicación feminista de Arthopoda, el apogeo de Veintiuno, el pop-rock de Inevitable, la poesía callejera de Poncho K a pecho descubierto o la pasión más fogosa de (punk-hard) rock de Titular Mads.
Entre todos ellos, que alzaron la voz sin censura por el abandono del río, las agresiones machistas o, también, para agradecer la valentía de la Concejalía de Juventud de implicarse en el retorno de este festival, se compartió micrófono con asociaciones como 'Me mojo por el Tajo', la Plataforma en Defensa del río Tajo, la Plataforma ‘Mi Barrio Sin Amianto’, Ecologistas en Acción, las cuatro protectoras de animales de Toledo o Colectivo Feminista Toledo Violeta, entre otras.
El Tajo Rock brindó este viernes al mayor patrimonio ambiental de Toledo dosis de música y convivencia en las que el hermanamiento con el río aliviaron, al menos metafóricamente, el lamentable estado de contaminación que padece. A la fatigada espera de que se pongan en marcha medidas que favorezcan la salud de sus aguas y la mejora de su biodiversidad, el ánimo de los defensores del río sigue alzando un grito común que pide auxilio para el Tajo.
Fotografías de Antonio Seguido