Los Cerralbos, un pequeño pueblo de la provincia de Toledo, está siendo escenario desde hace unos meses de una iniciativa lúdica, social y con tintes artísticos en la que un grupo de mujeres está dando una segunda vida a miles de bolsas de plástico. Cada lunes, de 16.30 a 18.30 horas, una docena de cerralbeñas se disponen a cortar, hacer ovillos y tejer este material desechable que ahora cubre las calles en un jubiloso estallido de colores.
Además de preservar el medio ambiente reutilizando estas bolsas de plástico, esta actividad supone un rato de charla, de dispersión e incluso de terapia física para la movilidad de sus manos, "sobre todo para quienes padecen artritis", señala la promotora de esta iniciativa, Mari Paz Calvo, una artesana del municipio que, explica, tomó esta idea que ya desarrollaban en Valverde de la Vera (Cáceres) para llevarla también a cabo en la localidad toledana.
Después de ver un artículo sobre estos toldos de ganchillo, Mari Paz organizó un taller de reutilización de plástico en Los Cerralbos al que acudieron casi medio centenar de personas, muchas de ellas mayores de 60 años. Precisa que se trata de un municipio en el que, aunque el censo indica que superan por poco los 400 habitantes, solamente reside allí alrededor de una tercera parte de ellos.
De este taller, apunta Mari Paz, que también recicla tela vaquera, salió adelante el actual proyecto en el que están involucradas 12 mujeres -de entre 50 y 80 años- que, después del fin de semana, se sientan en corro en la calle frente a la Casa de Cultura para tejer durante un par de horas las bolsas de plástico con las que, por ahora, ya han dado sombra a una de las calles de Los Cerralbos.
La idea era cubrir la procesión que realizan en el Corpus Christi, aunque la artesana reconoce que no son suficientes para llevar a cabo esta tarea para la que no hay bolsas suficientes en el pueblo para sus ganchillos. Por ello, previamente se dedican a recopilar todas las que pueden e incluso a comprarlas en algunos comercios de Talavera u otras zonas, con la intención de no perder el toque colorido y vistoso que caracteriza a los toldos.
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"No eramos autosuficientes, por mucho plástico que queríamos reutilizar no teníamos bastante", dice Mari Paz al tiempo que destaca que tras haber publicado en su página de Facebook 'Mi sueño cumplido' algunas imágenes de la iniciativa que están llevando a cabo, contactaron con ella dos colegios de Madrid que estaban recogiendo plástico y que mostraron su interés por llevar a cabo esta misma actividad.
Asimismo, afirma que han recibido toldos que alguien de Madrid ha elaborado desinteresadamente para contribuir a su proyecto. Un proyecto por el que, dice Mari Paz, las mujeres del pueblo salen también a la calle y "no es solo el hombre" el que lo hace.
Durante el rato que se juntan en la vía pública, intercambian sus experiencias y mantienen tradiciones que se ven "en esas típicas fotos del corro de mujeres que se juntaban a coser a la hora de la siesta".
En su quehacer, las mujeres usan "la misma técnica que con hilo de algodón". Cortan los plásticos en tiras y comienzan a tejerlos, en distintas figuras y con variados diseños, formando unos toldos que los operarios del Ayutamiento cuelgan entre las calles y que esperan que proporcionen espacios de sombra desde últimos del mes de mayo hasta septiembre, cuando los recogerán y guardarán hasta la próxima temporada.
Esta decoración estaba sirviendo incluso para que "los novios se hagan fotos de su boda" en este escenario colorido que, ante los efectos que pueda tener el calor en estos toldos variopintos, seguirán reponiendo y arreglando los que puedan sufrir desperfectos para que el pueblo mantenga estos curiosos parasoles colgando de sus balcones.