Castilla-La Mancha, con 221 explotaciones, es la segunda comunidad autónoma, por detrás de Castilla y León, con más titularidad compartidas. Por provincias, hay 12 en Guadalajara, 35 en Albacete, 51 en Toledo, 57 en Cuenca y 66 en Ciudad Real.
La figura de la titularidad compartida, que tiene entre sus objetivos paliar la situación de desigualdad e invisibilización del trabajo de las agricultoras en el sector agrario y las consecuencias negativas que de ella se derivan, fue una de las protagonistas en la celebración del Día Internacional de las Mujeres Rurales de FADEMUR (Federación de Asociaciones de Mujeres rurales) en Toledo, que ha tenido lugar este jueves.
Bárbara Herráiz Blais de Abia de la Obispalía, un pueblo con menos de 70 habitantes en la provincia de Cuenca, fue una de las ponentes que, junto a otras emprendedoras de toda España, compartía su experiencia sobre la titularidad compartida. "Que la gente no se confunda con que cualquiera puede hacerlo así, de la nada, pues hay que cumplir unos requisitos y, por ejemplo, dependiendo del tipo de explotación, no se puede empezar desde cero así como así, diciendo me compro unas hectáreas y un tractor y ya”.
FADEMUR lleva años apostando por la titularidad compartida como una manera de transformar en ley lo que sucede en las explotaciones agrícolas y ganaderas desde hace años. Así, la Federación pone de manifiesto que “es sencillo decir que, a igual trabajo, iguales condiciones, algo que de manera tradicional no ha sucedido”.
Ejemplo como el de Bárbara está ayudando a emprendedoras de otras regiones pero las cifras reflejan que queda mucho por hacer: "Hay muchas personas que sí serían buenas candidatas a acogerse a esta figura; como quienes ya están trabajando en el campo, pero sin que se les reconozca. O, como en mi caso”, explica recordando que, durante su ponencia, mujeres de otras comunidades le pidieron consejo sobre cómo acogerse a la titularidad compartida.
Bárbara llegó al sector debido a su relación con Salva, su pareja, procedente de otros sectores profesionales. Entre otras cuestiones, optaron por compartir la titularidad para profesionalizar su actividad en la explotación.
Políticas como esta visibilizan el trabajo de las mujeres como ella y suponen un impulso de la igualdad en el medio rural. “Es algo que nosotros tenemos claro, por eso hemos dado este paso; sabemos que si más personas lo hicieran mejorarían otras cuestiones como el número personas en el medio rural, los colegios, los servicios, entre otras”, afirma Bárbara desde su explotación de cereales.
La figura de la titularidad compartida tiene entre sus objetivos paliar la situación de desigualdad e invisibilización del trabajo de las agricultoras y ganaderas desde su entrada en vigor el 5 de enero de 2012.